La rica tierra colombiana, el origen de la guerra y los masivos desplazamientos

Bogotá.-  La guerra de Colombia, que ha colocado al país en el segundo puesto mundial por número de desplazados, tiene su origen en la propiedad de una tierra rica en recursos naturales y que ha llevado a una contrarreforma agraria sin precedentes.

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Oro, petróleo, carbón y tierras fértiles hubieran convertido a Colombia en un paraíso si no fuera porque las pugnas de la primera mitad del siglo XX entre liberales y conservadores, a quienes luego se sumaron guerrillas, paramilitares y narcotraficantes, llevaron a un conflicto que hoy suma casi cuatro millones de desplazados, de los que el Gobierno reconoce 2,6 millones.

Las principales víctimas son los campesinos y los descendientes de los pueblos originarios y afro-colombianos, quienes desde su nacimiento se dedicaron a cultivar tierras de nadie, de las que han sido despojados progresivamente.

Ese proceso, que ha llevado a etapas de máxima violencia, como cuando en 1948 fue asesinado el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, se repite de forma sistemática y pervive en la actualidad.

"Se calcula en 6,8 millones de hectáreas la expropiación violenta de tierras", dijo a Efe Marco Romero, presidente de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), entidad que supervisa el fallo de la Corte Constitucional que en 2005 obligó al Estado a restituir sus derechos a las víctimas.

Hoy la tierra se la disputan los narcotraficantes, de la mano de paramilitares, para obtener hoja de coca, pero también las mafias económicas que buscan extensiones dirigidas al cultivo industrial, especialmente de palma africana para la fabricación de bio-combustibles.

"Se están desarrollando proyectos de inversión grandes en zonas que van a tener alto valor económico en el futuro, y están siendo controladas hoy", manifestó Romero, al alertar de que es "un fenómeno que se está empezando a descubrir".

Puso como ejemplo el caso del Chocó, en la costa del Pacífico, donde "funcionarios corruptos vendieron títulos de propiedad de unas 20.000 hectáreas (...), invadieron los territorios y hoy están sembrados de palma africana", agregó.

"Obviamente para poder garantizar estos cultivos apelan a financiar a grupos paramilitares", matizó Romero.

El director ejecutivo de la Federación Nacional de Vivienda Popular (FENAVIP), Germán Ávila, también asesor de la Comisión de Seguimiento del Constitucional, coincidió en que este proceso de expoliación ha desembocado en una cruel contrarreforma agraria.

"En Colombia lo que tenemos es una contrarreforma agraria, en una gran estrategia económica, retomar el control del territorio por parte de los sectores terratenientes y mafiosos en una escala de tal magnitud que hoy los niveles de concentración de tierras son superiores a hace 40 años", reveló.

Según el experto, tras la disolución de las temidas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en virtud a un acuerdo con el Gobierno en 2006, "los paramilitares, en el mejor de los casos, han entregado 30.000 hectáreas" de los casi siete millones expoliados.

Para Ávila, en este proceso, el Estado lo que ha hecho es comprar tierras a los paramilitares "para luego decir que se las ha entregado a los campesinos", .

Y dentro de las que ha entregado el Estado, unas 60.000 hectáreas, se ha encubierto otra realidad: "no había titularidad de las tierras en muchos casos" y por eso muchos desplazados nunca podrán regresar a sus lugares de origen.

"En los picos de desplazamiento se están tomando decisiones económicas de expoliación", aseveró el director de FENAVIP, para añadir que "el conflicto violento de Colombia tiene sus orígenes en el problema de la inequidad agrícola".

"El movimiento guerrillero surgió de allí (...), las guerrillas de los años sesenta fueron una reacción a esa toma de las tierras por las familias señoriales. Y hoy estamos viviendo exactamente lo mismo, el problema del territorio, el problema agrario", matizó.