Fracasa la esperada reunión entre Álvaro Uribe y los indígenas colombianos

Bogotá.-  La reunión prevista entre el presidente colombiano, Álvaro Uribe, y unos 40.000 indígenas congregados en la ciudad de Cali resultó un fracaso, y además se vio empañada por la fuga del ex congresista Oscar Tulio Lizcano, cautivo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

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(EFE)

El presidente Álvaro Uribe (d), intenta hablar desde un puente peatonal hoy en la plazoleta de la alcaldía de la ciudad colombiana de Cali (Colombia), mientras miles de indígenas que esperaban reunirse con él, en horas de la mañana se retiran gritando consignas en su contra.

Uribe, que viajó a Cali, capital del departamento del Valle del Cauca (suroeste), en compañía de su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, para acudir a esa cita, finalmente dedicó la jornada a la inesperada fuga del ex rehén Lizcano, secuestrado por las FARC desde el 5 de agosto del 2000, a quien recibió junto al guerrillero conocido como alias "Isaza" que le ayudó a escapar.

Así, el mandatario se presentó con varias horas de retraso a las inmediaciones del Centro Administrativo Municipal de Cali, al que tomó la determinación de acudir pese a su negativa anterior alegando razones de seguridad.

Pero a su llegada, los nativos se negaron a hablar con él.

El inicio de la reunión estaba previsto este domingo hacia las 09.00 hora local (14.00 GMT), con el propósito de negociar una agenda de cinco puntos, entre ellos la situación de los derechos humanos y la crisis humanitaria que viven los pueblos nativos debido a los desplazamientos originados por el conflicto armado.

Pero Uribe llegó el lugar al caer la tarde, cuando los indígenas habían comenzado a marcharse y se habían desmontado las sillas y las mesas, por lo que desde un puente peatonal, con megáfono en mano, se dirigió a los congregados.

Sin embargo, los indígenas le lanzaron insultos como "paraco, paraco" (paramilitar).

"¿Es ese el diálogo que quieren? ¿A eso me invitan a dialogar mañana?", respondió Uribe, mientras permanecía desde su improvisada tarima.

Ante la tardanza de Uribe, los aborígenes sugirieron que la frustrada cita se podría realizar este lunes, en el estadio de fútbol "Pascual Guerrero".

Visiblemente molestos, también se quejaron porque no pudieron debatir con el presidente sus demandas, como el reclamo de tierras, pactos asumidos por el Gobierno y que no han sido cumplidos, así como el genocidio del que dicen son víctimas.

Durante el día, el "tira y afloja" de las partes se centró en que los nativos pedían que la reunión se cumpliera en un sitio a campo abierto para que todos los líderes pudieran expresar sus puntos de vista.

Sin embargo, Uribe había manifestado que les recibiría, pero en un sitio cerrado, que bien podrían ser en las instalaciones de un canal regional o en otro sitio cerrado.

La propuesta no caló entre los indígenas que se declararon a la espera de concretar la reunión, pero siempre en un sitio en donde puedan asistir todos.

Ante el desenlace de los acontecimientos, Daniel Piñacué, líder de la protesta indígena, dijo a la prensa que estaban evaluando el asunto, "porque era un esfuerzo muy grande" el que habían hecho.

Por eso dijo que si el presidente no se reúne con ellos este lunes, la gran marcha indígena que comenzó el pasado martes en el departamento del Cauca (suroeste) proseguirá hasta Bogotá.

Antes de que el presidente Uribe llegara al lugar, los nativos habían negado la palabra al ministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, al considerar que su único interlocutor es el presidente de la República.

La gran marcha indígena llegó a la ciudad de Cali el sábado, donde pernoctaron a la intemperie.