Un festival de jazz anima los rincones históricos de El Cairo

El Cairo.-  Una veintena de grupos de jazz árabes, europeos y de Cuba animan desde anoche y hasta el próximo día 14 con el mestizaje de sus ritmos varios de los rincones históricos de la capital egipcia.

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El jazz electrónico del Alemán Wolfgang Haffner, los ritmos afrolatinos del cubano Nardy Castellini o el trabajo conjunto del egipcio Fathi Salama y los noruegos Trygve Seim y Frode Haltli fueron los encargados de inaugurar este festival pionero, bautizado "The Jazz Factory".

El proyecto, una apuesta de la Unión Europea que nació en la sede diplomática española de El Cairo, pretende acercar a través del lenguaje universal de la música y la permeabilidad del jazz las dos orillas del Mediterráneo.

Como asegura Castellini, invitado por la legación española, esa mezcla es posible.

El trompetista, oriundo de Matanzas, es ya la tercera vez que visita Egipto, donde ha fusionado su música y la de su grupo con los ritmos tradicionales egipcios y nubios.

Los jardines del palacio decimonónico de Manial, erigido en el corazón de la isla cairota de Roda, fueron el lugar elegido para la inauguración de "The Jazz Factory", que reunió a la flor y nata de la diplomacia del viejo continente, y a numeroso público egipcio y extranjero que desbordó el aforo.

Los ritmos del jazz más puro y el más mestizo animaron este rincón palaciego, como se espera que lo hagan a lo largo de la semana otros grupos en el Palacio de Monasterly, también en la isla de Roda, o en el Palacio del Emir Taz, un remanso de paz y de lujo en las tortuosas y destartaladas calles del antiguo Cairo medieval.

"Por un lado, queremos que el público disfrute con la música y, por otro, que los egipcios se acerquen a sus ritmos mientras que los turistas extranjeros, atraídos por la música, conozcan nuevos rincones no tan conocidos de la ciudad histórica", dijo a Efe el director de la autoridad turística egipcia, Amr el Ezaby.

El Ezaby, así como varios patrocinadores, organizadores, personalidades y embajadores que participaron en la inauguración, destacaron durante las intervenciones que precedieron al concierto, que se prolongó hasta la madrugada, la flexible idiosincrasia del jazz como instrumento para romper barreras y unir músicas y culturas.

"El jazz es una música muy flexible que permite la adaptación de otras músicas", dijo a Efe el consejero cultural de la Embajada española, Ramón Blecua, uno de los impulsores del proyecto.

Según el funcionario español, la idea surgió hace casi un año después de que el quinteto compuesto por Nardy Castellini, Moisés Porro, Emilio Ricart, Néstor Gutiérrez y Francisco Javier Posé viajaran a El Cairo, donde mezclaron sus melodías afrolatinas con la música ritual del grupo egipcio Mazaher.

Una vez que la idea de hacer algo en común entre las dos orillas mediterráneas germinó, atrajo a varios socios europeos que decidieron crear esta fábrica en la que músicos de España, Cuba, Alemania, Noruega, Italia o la república Checa se unen cada noche a sus colegas de Egipto, Siria, Jordania, Marruecos o Palestina para producir lo que mejor saben hacer: jazz.

Jorge Fuentelsaz