Coge el dinero, corre y tira el libro de estilo

El libro de estilo de El País ha sido un referente para los profesionales del mundo de la comunicación desde su aparición. Aquellos medios que carecían de su propio manual asumían como propio y resolvían sus dudas acudiendo al mencionado tratado. Sin embargo, la incapacidad del diario para adaptarse a retos derivados de las nuevas formas de comunicación, tanto en el formato papel como en el digital, ha hecho que en los últimos tiempos esa credibilidad empiece a debilitarse y que no sea El País el mejor espejo en el que mirarse.

La cosa viene de antiguo. Hace algún tiempo, el diario en papel decidió dar cabida en su sección de opinión a la participación de los lectores vía email de manera anónima o bajo pseudónimo, algo impensable en la sección de cartas al director en la que es necesario firmar las misivas e incluso adjuntar fotocopia del dni del interesado. Tras las quejas de algunos lectores, y a pesar de intentar salvar el desaguisado con un artículo del Defensor del Lector que afirmaba que no eran mensajes anónimos dado que se les podía seguir la pista a través de los correos electrónicos desde los que fueron enviados, finalmente la sección fue eliminada.

Lo sorprendente es que esta semana, el mismo diario ha vuelto a las andadas en su versión digital con una estrategia publicitaria que casi vulnera el artículo 1.39, apartado relativo al "Tratamiento de la publicidad" de su Libro de Estilo. Reza dicho artículo que "La publicidad siempre estará diferenciada tipográficamente de los textos elaborados en la redacción. Los tipos de letra reservados para las informaciones no se pueden utilizar en la publicidad. Los anuncios cuyo diseño se asemeje a las columnas de un periódico deberán incluir en la cabecera la palabra 'Publicidad'".

A la vista del banner en cuestión, es cierto que ambos requisitos se cumplen. La tipografía no es la misma, como demuestran las serifas (los palitos que coronan y delimitan los extremos) de las "d" y "l" minúsculas, por ejemplo, o las "panzas" de las "B" mayúsculas e incluso hay un diminuto titular que encabeza la sección y que señala que se trata de publicidad.

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Portada de elpais.com con el anuncio integrado a la derecha.

Sin embargo, junto a esas dos diferencias es posible encontrar muchas otras similitudes con la información al uso que pueden generar confusión en el lector como, por ejemplo, que el fondo del anuncio es blanco, igual que el resto de la página; que la tipografía y su color es muy semejante al del conjunto de elpaís.com; que la jerarquía de cuerpos casi idéntica a la del resto de las noticias y lo mismo sucede con la llamada a "saber más".

Es muy posible que, incluso ante estos argumentos, los responsables de elpais.com consideren que no han incurrido en ninguna falta y que, si el lector se equivoca, es problema suyo. La tipografía no es la misma, se advierte que es publicidad y un medio de comunicación no puede luchar contra las incapacidades de sus lectores, eso es inapelable, pero entonces ¿por qué se incluye dentro del anuncio una llamada a la sección de loterías de elpais.com con su mismo logotipo? ¿Ha sido una picardía del anunciante para hacer que el mensaje publicitario se asemeje aún más a un contenido informativo? ¿Es fruto de un acuerdo entre el medio de comunicación y el anunciante para obtener un beneficio mayor? ¿Ha incurrido elpais.com en una vulneración de su propio Libro de Estilo al aceptar esa llamada en el banner? ¿No se han percatado y les han metido un gol?