Las apariciones de El Escorial, de las denuncias a la transparencia

Madrid.-  Estafa, comportamientos sectarios y denuncias en los juzgados son parte del "vía crucis" con el que conviven, desde hace años, los seguidores de Luz Amparo Cuevas, la supuesta vidente que asegura que la Virgen se le ha aparecido en un prado de la localidad madrileña de El Escorial, situación a la que han decidido hacer frente rompiendo su silencio y abriendo las puertas de sus residencias.

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(EFE)

Imagen de un creyente de la la Virgen de los Dolores, recogiendo agua de la fuente existente en la finca Prado Nuevo (El Escorial), a pesar de la señalización puesta por la Comunidad de Madrid en la que advierte que no es potable y se encuentra contaminada.

Hasta ahora han tenido que contentarse con trabajar en silencio y "poner la otra mejilla" cumpliendo estrictas indicaciones del arzobispado. "No hemos podido hablar ni defendernos públicamente porque el arzobispado nos había pedido silencio", dice a Efe Pedro Basari, quien desde hace unas semanas ejerce de portavoz improvisado para atender a los medios de comunicación.

La cita es en Prado Nuevo, en El Escorial, justo al lado de la fuente desde la que Luz Amparo Cuevas, el 14 de junio de 1981, una mujer de origen humilde, casada y con siete hijos, que trabajaba en casas particulares como empleada doméstica, contempla una especie de nube de algodón que empieza a envolver un fresno situado enfrente y que se va convirtiendo en la imagen de la Virgen de los Dolores.

RELIGIOSIDAD POPULAR

Pedro Basari y uno de los capellanes que asiste espiritualmente a los seguidores de Amparo Cuevas, el padre Raúl, atienden al periodista y le explican que allí, en Prado Nuevo, los sábados -fundamentalmente los primeros de cada mes- no se habla de fenómenos sobrenaturales, y ni siquiera los sacerdotes bajan al prado cuando acuden los devotos.

"No hablamos de apariciones, porque la Iglesia todavía no se ha pronunciado oficialmente sobre ello. La gente -afirman- viene a rezar el rosario y a orar en este lugar que se ha convertido en centro de peregrinación internacional".

"Unos creen en las apariciones y otros simplemente vienen por devoción. Nosotros intentamos que no se desvirtúe el hecho religioso ni la piedad popular que mueve a la gente a este lugar, como ocurre en Fátima o en Lourdes", y como consecuencia de este fenómeno religioso la Iglesia intenta dar una configuración jurídica, "porque todo está en germen todavía".

En las sucesivas apariciones que fue teniendo Luz Amparo, la Virgen Dolorosa fue transmitiendo a través de ella una serie de mensajes, entre ellos esta petición: "que se construya en este lugar una capilla en honor a mi nombre; que se venga a meditar de cualquier parte del mundo la pasión de mi Hijo, que está muy olvidada".

Y le promete a la vidente: "si hacen lo que yo digo, el agua de esta fuente curará. Todo el que venga a rezar aquí diariamente el Santo Rosario será bendecido por mí. Muchos serán marcados con una cruz en la frente. Haced penitencia. Haced oración".

Este mensaje, explican los seguidores de Amparo Cuevas, fue más tarde completado en la aparición del 24 de junio de 1983, con estas palabras: "Fundad casas de amor y misericordia para los pobres. Hay muchos, muchos que necesitan que se les hable la Palabra de Dios."

LOS INICIOS

"Estamos cansados de tener que acudir ante los tribunales cada dos por tres, de ser acusados de sectarios y de ser señalados por la calle como los 'virginianos', de que los devotos que acuden a rezar el rosario al prado se vean coaccionados por sus detractores y por los medios de comunicación; pero, también, estamos decepcionados por el silencio del arzobispado de Madrid, que sigue sin pronunciarse oficialmente sobre los hechos que hemos vivido".

Quien así habla es Miguel Martínez Pascual, presidente de la Asociación Pública de Fieles Reparadores de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores, y en cuya casa, un piso destinado a segunda vivienda en una urbanización de El Escorial, hace más de 27 años Luz Amparo que trabajaba como empleada doméstica, comenzó a sufrir los fenómenos de estigmas similares a los de la Crucifixión, estigmas que en primer lugar fueron contemplados por una de las hijas del propietario.

El presidente de la Fundación nos recibe en La Magdalena, la primera residencia de ancianos que fundó la Asociación, y que hoy está destinada a casa de comunidad de algunos matrimonios que han optado por vivir y poner sus bienes en común, y a residencia de los seminaristas que han ido surgiendo como fruto de la devoción a la Virgen de los Dolores, que habitan una segunda vivienda en la misma parcela.

En presencia de seis seminaristas que viven en ella, de Pedro Besari y de los tres capellanes con los que cuenta actualmente la Asociación de Fieles, Miguel Martínez explica que el dinero para las casas de la comunidad y para las residencias de ancianos, así como para pagar la hipoteca de Prado Nuevo, que terminaron adquiriendo, ha salido de sus propios bienes y patrimonio que pusieron en común cuando decidieron vivir en comunidad como los primeros cristianos, así como de donaciones que han ido llegando posteriormente.

Miguel Martínez dice a Efe que entiende que haya gente que no crea en estos fenómenos: "a mí también me sorprendió mucho porque yo no era precisamente lo que se entiende por un buen cristiano y practicante". Sin embargo "lo que hemos visto, y que también lo ha presenciado más gente del pueblo, no podemos negarlo".

"Todas nuestras cuentas y propiedades están auditadas anualmente, bien por el Ministerio de Asuntos Sociales o bien por el Arzobispado. Nuestras residencias son inspeccionadas habitualmente para comprobar que cumplen con los requisitos que marca la ley para poder prestar un servicio asistencial a los ancianos, explica, "no ocultamos nada, y los bienes de las Asociaciones han ido surgiendo de la puesta en común de nuestro patrimonio y de los que luego se han ido incorporando a esta obra benéfica".

Dice también que los ancianos acogidos pagan la asistencia que reciben en función de sus posibilidades, "aquí todos aportamos lo que podemos", pero también tenemos residentes que no pueden pagar nada y reciben la misma atención".

Miguel Martínez no rehúye ninguna de las preguntas, narra con apasionamiento los hechos que vivió, y las persecuciones e incomprensiones que han venido padeciendo, a pesar de que ya el 14 de junio de 1994: el cardenal Suquía -que se entrevistó varias veces con la vidente y que incluso celebró una Eucaristía en Prado Nuevo- dio entidad jurídica a la Asociación Pública de Fieles Reparadores de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores" (comunidad familiar, comunidad vocacional y Seglares Reparadoras), y a la erección y aprobación de los estatutos de la Fundación Pía Autónoma "Virgen de los Dolores".

Y explica que aunque el cardenal Suquía, escribió el 12 de abril de 1985 -el único pronunciamiento oficial de la Iglesia sobre las apariciones- que "no consta el carácter sobrenatural de las supuestas apariciones y revelaciones", y pidió a Amparo Cuevas que no volviese a bajar al prado cuando acudía la gente a rezar el rosario, tampoco negó ese carácter sobrenatural

Las "reparadoras", muchas de ellas hijas de las familias que han decidido vivir en comunidad, son las encargadas de atender a los ancianos. Esa es su vocación y no cobran nada por ello. Visten hábito y han formulado los votos de castidad, pobreza y obediencia.

Tampoco tienen reparo en hablar con Efe y en explicar al periodista por qué se hicieron reparadoras. Algunas, como Inés, ni siquiera eran practicantes y tenían una prometedora carrera profesional, "pero una amiga me trajo un día al prado y cuando volví al cabo del tiempo otra vez, tuve claro que mi vida tenía que dedicarse a atender a las personas mayores".

"Estamos aquí porque lo hemos elegido voluntariamente, es nuestra vocación y somos felices, aunque el trabajo sea mucho y hayan momentos duros", explica mientras atiende a una de las ancianas, en la residencia Carlos III de El Escorial, a la que nos hemos trasladado desde la Magdalena.

Otras hermanas oran en la capilla del centro, y otras terminan de recoger el servicio de la cocina tras la comida de los residentes. Sin dejar su trabajo, explican sus vivencias a Efe. Alguna recalca que nunca pensaron vivir esta vida, ""pero la Virgen nos tocó y aquí estamos". Muchas han realizado estudios de enfermería para cuidar a los ancianos, de los que dos, superan los cien años de edad.