Bachelet y Fernández reafirman el interés de Chile y Argentina en caminar juntos

Monte Aymond (frontera argentino-chilena).-  Las presidentas de Chile, Michelle Bachelet, y de Argentina, Cristina Fernández, pusieron hoy la piedra basal del futuro Monumento a la Paz y la Integración, como símbolo del interés de ambos países en caminar juntos y de sus buenas relaciones desde hace 30 años.

Las mandatarias encabezaron hoy, en el paso fronterizo de Monte Aymond, que une la región chilena de Magallanes con la provincia argentina de Santa Cruz, la conmemoración del 30 aniversario de la mediación papal que en 1978 evitó que sus países fueran a la guerra por un conflicto de soberanía en el canal de Beagle.

Durante la ceremonia, a unos 2.400 kilómetros al sur de Santiago, Bachelet resaltó que la intervención del Vaticano dio paso "a una etapa histórica de cooperación e integración entre ambos países" que retoma los valores que guiaron a los libertadores de Chile y Argentina, que en 2010 celebrarán el bicentenario de su independencia.

Según Bachelet, esta "necesidad de caminar juntos" se orienta a alcanzar la igualdad y el desarrollo social de ambos pueblos.

Por su parte, la mandataria argentina recordó los momentos vividos en diciembre de 1978, cuando tuvo que abandonar la ciudad de Río Gallegos, situada a sólo 70 kilómetros de la aduana de Monte Aymond, donde habitaba entonces, ante los temores de una inminente guerra con Chile.

Con el acto de hoy, destacó Fernández, se logra "darle la vuelta a una página de la historia que no la escribieron los pueblos", sino los regímenes militares que gobernaban en los dos países en 1978.

Las presidentas intercambiaron los estandartes de las fuerzas de paz combinadas "Cruz del Sur", que se espera que desde el 2010 estén a disposición de Naciones Unidas para actuar en situaciones de crisis o emergencias, tarea que los Ejércitos de ambos países ya han realizado en conjunto en Haití y Chipre.

A la ceremonia también asistió el cardenal brasileño Idilio Pedro Scherer, enviado especial del Vaticano, quien bendijo la piedra conmemorativa y leyó un mensaje del papa Benedicto XVI en el que resalta la tarea mediadora que encabezó en 1978 su predecesor, Juan Pablo II.

Scherer, arzobispo de Sao Paulo, encabezó antes una misa en la catedral de Punta Arenas (Chile), a 190 kilómetros del paso fronterizo, a la que no asistieron las presidentas, que se desplazaron en helicóptero para visitar Río Gallegos.

Punta Arenas y Río Gallegos fueron escenario en diciembre de 1978 de los tensos momentos que se vivieron cuando ambos países estuvieron a punto de entrar en guerra por un conflicto sobre la soberanía de unas islas del canal de Beagle, al sur del Estrecho de Magallanes.

Un Tratado de Límites otorgó en 1881 a Chile la soberanía de las islas, pero desde principios del siglo XX Argentina pidió en reiteradas ocasiones la revisión de esas bases, hasta que en los años 70, cuando en ambos países regían dictaduras militares, la situación se volvió insostenible.

En diciembre de 1978, el desplazamiento de militares y el cierre de las fronteras ordenado por Argentina hacía prever una guerra inminente, pero un llamamiento del Papa detuvo el conflicto y logró, a través de la mediación del Vaticano, alcanzar un Tratado de Paz y Amistad en 1984.

Según anunció ayer Bachelet, los ministerios de Exteriores de Chile y Argentina trabajan ahora en la redacción de un tratado complementario a ese acuerdo, que sentó las bases para una relación basada en la paz y en el diálogo entre dos países que comparten más de 5.000 kilómetros de frontera.

Las presidentas participaron ayer en la entrega del Premio Binacional de las Artes y la Cultura, que el próximo año se concederá al ganador del concurso para realizar el monumento conmemorativo en Monte Aymond, que Bachelet espera poder inaugurar en 2009.

Además, se firmaron acuerdos de cooperación para crear una Comisión Binacional de Comercio, Inversiones y Relaciones Económicas, y para colaborar con vistas a crear en el futuro una agencia espacial regional.

Al acto de hoy, al que acudieron unos 300 ciudadanos argentinos y chilenos, asistieron jefes de las Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile y parlamentarios de todos los partidos, entre ellas la diputada Marcela Cubillos, hija de quien era en 1978 el canciller chileno, Hernán Cubillos.