Esclavitud en Brasil, la historia sin fin

Brasil aún tiene esclavos. Suena duro, pero es real: gente que trabaja en condiciones infrahumanas y no gana nada por eso, explotados, humillados y temerosos de sus 'amos'. Se calcula que entre 20.000 y 50.000 personas todavía son víctimas de esa lacra. Y eso pese a que, en 1995, el Gobierno reconoció la existencia de esclavos modernos en su economía y, a raíz de esto, fueron liberadas unas 30.000 personas en varios sectores del campo. Pero ésta es una historia que no se acaba.

Una vergüenza para el país

El Gobierno brasileño es consciente de la existencia de esclavos en el país. Estos suelen ser reclutados en la Amazonia, una zona de difícil control, y muchas veces trabajan 12 horas por día, a cambio de un plato de comida. En la última semana, el titular de la Secretaría Especial de Derechos Humanos del Gobierno brasileño, Paulo Vannuchi, afirmó que el trabajo esclavo aún "avergüenza" al país y admitió que entre 20.000 y 50.000 personas todavía son víctimas de esa "barbarie".

El Ministerio del Trabajo estima que, desde que Brasil reconoció la existencia de esclavos modernos en su economía en 1995, fueron libertados unos 30.000 en varios sectores del campo. "Los trabajadores son llevados a la región amazónica y son sometidos por empresarios que no los dejan escapar y les quitan hasta la libertad de ir y venir", declaró el funcionario, quien reconoció que "cabe al Estado acabar con esa vergüenza".

La ONU celebra el 2 de diciembre el Día Internacional de Abolición de la Esclavitud, pero hasta sus responsables reconocen que aún hay mucho que hacer. Según la Organización de las Naciones Unidas, hay todavía 27 millones de esclavos en el mundo.

El mapa de la esclavitud

Divulgación

Los esclavos modernos son torturados y violentados

La esclavitud en Brasil no es exclusiva de la producción de carbón en Maranhao, en el nordeste, donde tradicionalmente se ha asentado y cuya zona es considerada el mayor proveedor de mano de obra esclava del país, sino también una característica de las regiones más remotas desde hace siglos. Los esclavos negros fueron liberados oficialmente en 1888, pero aún siguen en trabajos forzados los negros, blancos y indios. Son gente humilde (principalmente hombres), sin estudios que acepta una plaza de trabajo sin pensar, porque necesita el dinero ofrecido para comer.

La producción de carbón para la siderurgia y la deforestación con fines agrícolas son las actividades que más han 'esclavizado' históricamente. Los sitios de trabajo en general están lejos de las ciudades, así las personas son llevadas en camiones y dejadas ahí para un verdadero test de supervivencia, sufriendo tortura, castigo físico y humillación. Hambrientos, de mirada baja, no tienen medios para huir.

La región norte de Brasil es la que más registra casos de esclavitud y el Estado de Pará mantiene el triste liderazgo de masacres brasileñas. Son áreas de difícil acceso, debido a la floresta amazónica, por eso muchas veces algunos trabajan mucho tiempo hasta que los victimarios sean encontrados. Los trabajadores también son atrapados por mecanismos más sutiles, como una deuda ilegal o amenazas psicológicas durante su cautiverio. Además, por cuenta de la mata salvaje, casi no es posible huir o buscar ayuda, porque tampoco hay nadie que les pueda ayudar.

Una española en pie de guerra

La misionera laica española Carmen Bascarán llegó a Brasil hace 12 años. Vio lo que ocurría y fundó el Centro de Defensa de la Vida y de los Derechos Humanos de Açailândia, a través de cuya labor se ha enfrentado a los poderosos dueños de haciendas y ha conquistado poco a poco la confianza de la población que no creía en cambios para sus vidas. "El primer año fue muy duro, porque no sabía bien cómo ayudarlos, pero luego vi que había otros brasileños con ganas de hacer algo y que tampoco sabían cómo", completa. Para los que han recibido su ayuda, el centro es un lugar que les ha dado fuerza para seguir libertando a los que aún sufren.

Hoy el grupo cuenta con 30 trabajadores y unos 60 voluntarios. Juntos, luchan contra el trabajo esclavo, denunciando abusos a las autoridades laborales, judiciales o policiales. Y han conseguido que miles de trabajadores fueran liberados de condiciones similares a la esclavitud. También han recibido amenazas, pero no reculan. "Su vida depende de la nuestra. La historia se construye con mucho dolor y creo que acabar con la esclavitud en Brasil es más fácil que derrotarla en el mundo", dice Bascarán.

Su trabajo y personajes como Antonio, que fue una de las víctimas de Maranhao, están registrados en el documental brasileño 'Correntes', que habla de los procesos de la esclavitud moderna en las regiones norte, noroeste, y centro-oeste de Brasil.

El Centro de Açailândia y las diversas ONG con sede en esas regiones son el principal aliado del Gobierno brasileño en la guerra contra la esclavitud. La función de ellas es denunciar, pero como están próximos a la población, también recogen datos estadísticos basados en su vivencia. La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) es una de ellas y calcula que 23.000 trabajadores rurales caen en las redes de esclavitud cada año.

Quilombagem, teatro, danza y capoeira contra la esclavitud

Para protestar y mostrar el arte de los esclavos modernos, el grupo Quilombagem está en España con una representación que une teatro, danza y capoeira.

Los cuarenta jóvenes vienen de la ciudad brasileña de Açailândia en Maranhao, conocida como zona de reclutamiento de trabajadores esclavos. Traen en su bagaje el espectáculo de la lucha por la libertad de sus antepasados y de muchos de ellos que huyeron de la condición de prisioneros. "Casi todos los días conocemos historias de dolor y esclavitud de amigos o familiares", explica Marcelo Grangeiro, el coreógrafo del grupo.

Formados en danza, teatro y capoeira por el Centro de Defensa de la vida y de los Derechos Humanos de Açailândia, los chavales llenan el escenario con su fuerza. Muchos aún siguen viviendo en condiciones muy precarias, pero ahora tienen libertad para buscar una condición mejor. Y ya lo consiguieron porque llegaron hasta aquí. "El centro forma ciudadanos y profesionales del arte. Tomamos como nuestro el sufrimiento de los ex esclavos, que conocemos para transmitir al público toda la vergüenza que es este crimen", explica Maria Zerlândia, de 19 años.

El nombre Quilombagem viene de quilombo, que era el lugar de refugio de los negros esclavos que conseguían escapar de sus victimarios. Esos sitios eran seguros para ellos y estaban lejos de los campos de trabajo forzado. Además, eran lugares de reunión para planear maneras de ayudar a otros que seguían encarcelados, y para perpetuar los hábitos culturales que habían dejado en su tierra natal.

Para saber más

• Información sobre la esclavitud en Brasil:
• Comisión Pastoral de la Tierra/Noticias
• Agencia de Noticias Reporter Brasil
• Programación de Quilombagem en España:
• Sevilla: Teatro Lope de Vega, 16 de diciembre. Entradas: generaltickets.com
• Barcelona: Centre Artesà Tradicionàrius (CAT), 19 de diciembre
• Madrid: Teatro Colegio Maristas de Chamberí, 21 de diciembre