Las cumbres pusieron a prueba el liderazgo regional de Brasil

Costa do Sauípe (Brasil).-  El liderazgo regional de Brasil fue puesto a prueba en las cuatro cumbres celebradas ayer y hoy en el noreste del país, en las que se hicieron evidentes algunas de las diferencias que han aflorado recientemente con sus vecinos.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, logró reunir en el balneario de Costa do Sauípe a los 33 países de América Latina y el Caribe para discutir la integración regional y la crisis financiera, entre otros asuntos, pero en esa y otras reuniones fue evidente que la relación con el vecindario no es de las mejores.

Para nadie pasó desapercibido el retraso con el que el presidente venezolano, Hugo Chávez, llegó el lunes al lugar de la reunión, y que lo dejó por fuera de la Cumbre del Mercosur, pese a que su país está en proceso de incorporación plena al bloque.

El líder venezolano fue el último en presentarse en Costa de Sauípe, actitud que algunos diplomáticos interpretaron como un desaire a Lula, cuyo liderazgo regional y cercanía con el presidente cubano, Raúl Castro, también aliado de Chávez, parecen incomodarle.

"Sin duda Brasil ejerce un liderazgo importante. Pero no se trata de que haya un líder en la región. Se trata de un conjunto de liderazgos", aseguró Chávez hoy a periodistas.

Para el diplomático Marcos Azambuja, Brasil no está buscando el liderazgo que parece incomodar a Chávez y atribuye el malestar al carácter del mandatario venezolano.

"Chávez es un hombre difícil de interpretar. Es una persona que tiene un sentido teatral y siempre está buscando la audiencia, el público. No es un interlocutor, sino alguien que gesticula para la opinión publica internacional", dijo a Efe Azambuja, que fue secretario general de la cancillería brasileña y embajador en París y Buenos Aires.

El gobernante, que en las cumbres de estos dos días no estuvo tan cercano a Lula como en otras citas, se muestra más sintonizado con el ala más "rebelde" que ha surgido en la izquierda latinoamericana, representada por el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa, el nicaragüense Daniel Ortega y más recientemente por el paraguayo Fernando Lugo.

Morales, Correa y Lugo, aunque intentaron mostrarse afables con el anfitrión en las cumbres de Costa de Sauípe, han cuestionado algunos puntos de la relación económica con Brasil.

El presidente boliviano puso en jaque a la petrolera estatal brasileña Petrobras en mayo de 2006 con la nacionalización de los hidrocarburos, un conflicto que se arrastró por meses y que le ocasionó duras críticas a Lula por sectores de la prensa y la oposición que reclamaban mano dura con el vecino.

Correa, por su parte, compró la pelea con Brasil al expulsar a la constructora Odebrecht por supuestas fallas en la hidroeléctrica sobre el río San Francisco y, posteriormente, cuestionó ante un tribunal internacional una deuda de 286,8 millones de dólares con el principal banco de fomento del Gobierno brasileño, obligación relacionada con la misma obra.

A raíz de ello, Brasil llamó a consultas a su embajador en Quito, Antonino Marques Porto, y el caso fue tratado hoy en una reunión bilateral en Costa de Sauípe.

"Brasil se convirtió en los últimos años en exportador de capitales y empresas, lo que ha sido visto por algunos como una actitud imperialista que no existe. Brasil nunca ha sido imperialista", anotó Azambuja, vicepresidente del Centro Brasileño de Estudios Internacionales (Cebri).

Con Lugo, el conflicto está en la hidroeléctrica binacional de Itaipú, por la presión del gobernante paraguayo para que se reforme el Tratado de Itaipú y Brasil pague el 97% de la deuda de la central.