'Corpore sano' a la australiana

Mientras que en España los 'bodies' se empaquetan en gabanes y bufandas hasta la primavera que viene, en Australia ha llegado la hora de la verdad: el destape veraniego no perdona. Así es como algunos de los ciudadanos de Brisbane se preparan para afrontarlo.

Iñaki Goñi

El hijo de Arritxu participando en el triatlon de niños.

Opción A: Ir al parque

Entre que aquí amanece en verano para las cinco y lo de las persianas es todavía un negocio a explotar, hay que confesar que, cuando el sol estival le despierta a uno, es fácil animarse a dar un paseo matutino. Al salir, te encuentras con que no eres el único lleno de euforia atlética, sino que el resto de Brisbane también ha decidido hacer footing, hacer unos cuantos kilómetros en bici o pasear al perro. El Ayuntamiento organiza, además, actividades en los parques locales: están los típicos paseos en grupo y los organizados para los que salen con el cochecito del bebé o apuestas más exóticas como el Tai Chi, la danza del vientre o las pruebas de supervivencia en las que los participantes deben someterse a una serie de retos y juegos. No hay siquiera que preocuparse por 'la calor': en muchos centros comerciales existen zonas en las que se puede pasear, fuera del horario comercial, y aprovechar así el aire acondicionado. Incluso, si quieres utilizar un podómetro, lo puedes pedir prestado en las bibliotecas municipales.

Opción B: El club de triatlón

El triatlón es muy popular en Queensland, ya que abarca tres de sus pasiones en una sola dosis. Algunos triatletas están hechos unos jabatos; otros lo hacen para tener una razón por la que hacer ejercicio; y los hay de más de 60 años, que se conservan de maravilla gracias a este deporte. Se entrenan y, después de muchas sudadas, en noviembre, comienzan la temporada con el triatlón de Noosa —el mayor triatlón del hemisferio sur y el segundo del mundo, después del de Chicago— nadando 1,5 km. en el canal, 40 km. de circuito en bicicleta y 10 km. de carrera a pie. Algunos hacen la prueba completa individualmente; pero hay muchos grupos de amigos, sin embargo, que lo hacen en equipo, cada uno especializándose en una de las pruebas, y se lo toman, en general, con filosofía y buen humor.

Opción C: Enfilar hacia el agua

Los de Queensland nadan como peces. La lista australiana de nadadores olímpicos está repleta de nombres autóctonos: Grant Hackett, ganador de 7 medallas olímpicas, Susie O’Neill, la famosa ‘Madame Butterfly’, Kieren Perkins, uno de los mejores nadadores del mundo de larga distancia, Stephanie Rice, Brenton Rickard, Jessica Schipper…

Andrew Scott (Flickr)

En Brisbane no se desaprovecha una oportunidad para darse un chapuzón.

La mayoría de las escuelas públicas de este estado tienen piscina y durante seis meses del año las clases de educación física se llevan a cabo dentro del líquido elemento. No extraña, por tanto, que muchos brisbanitas se inscriban en clubs de natación o de socorrismo o tengan un kayak o una tabla de surf en el garaje. Ya sea en el río de la ciudad durante la semana o el fin de semana en una de las playas de la costa, los de Brisbane nunca desaprovechan una ocasión para darse un chapuzón.

Opción D: Volverse salvaje

El programa municipal denominado 'Get Wild' (Vuélvete Salvaje) te pone en contacto con la naturaleza próxima a la capital. Se puede tomar parte en paseos guiados por guardabosques, hacer piragüismo, aprender a identificar la flora y la fauna local o hacerse un experto en comida y medicina aborigen. En los parques nacionales de los alrededores hay multitud de paseos muy bien señalizados, para todos los niveles y gustos. Cascadas, selvas tropicales, lagos azules e islas paradisíacas están todos en un radio de cien kilómetros de Brisbane.

Opción E: Que te quiten lo ‘bailao’

En Australia, los salones parroquiales se pueden alquilar por un módico precio y en ellos se enseña todo tipo de bailes: de salón, bollywood, tecno, hip-hop, funk, rock-and-roll, salsa, tango… El baile no tiene edad y practicarlo no cuesta mucho. Por unos cinco euros, puedes pasar un par de horas poniéndote en forma y disfrutando de un ambiente alegre y relajado. ¡Hay quien incluso encuentra el amor de su vida! En las calurosas noches de verano, desde los enormes salones con suelos de madera encerada, ventanales abiertos y ventiladores de techo se escuchan melodías, risas y tacones. A ti, ¿qué te pide el cuerpo?