¿Está lista la izquierda para llegar al poder en El Salvador?

Llegar al poder en El Salvador nunca ha sido un asunto sencillo. Su historia reciente está salpicada de golpes de estado, sublevaciones, levantamientos campesinos y militares e incluso una cruenta guerra civil de doce años de duración. Cualquier cosa por ocupar el 'trono' de este país centroamericano que sufre de pobreza e inseguridad endémicas y que el próximo 15 de marzo se enfrenta a unas elecciones que podrían resultar decisivas para su historia.

Roberto Escobar (EFE)

El candidato del partido político Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Rodrigo Ávila.

La izquierda, representada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), antigua guerrilla comunista reconvertida en partido político, parte como favorita en las encuestas. Si Mauricio Funes, el candidato del Frente, ganara los comicios, sería la primera vez desde el final de la guerra civil que la izquierda llegaría al gobierno de este pequeño país cafetero. Frente a él, Funes tiene a la oficialista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que lleva desde 1989 al frente del Gobierno. Su candidato, Rodrigo Ávila, es el ex director de la Policía Nacional Civil. Cada candidato representa el espíritu de su formación y, con él, el de dos posiciones históricamente enfrentadas. Irreconciliables.

El fantasma del comunismo

De momento ya ha habido un pequeño 'ensayo general' de lo que está por venir. El pasado mes de enero el país ya acudió a las urnas para elegir a sus alcaldes y diputados. Las encuestas acertaron en el caballo ganador: el FMLN obtuvo 35 diputados (42 por ciento de los votos) frente a los 32 de Arena (38 por ciento). En juego estaba una pequeña joya que acabó cayendo en manos de ARENA: la emblemática alcadía de la capital, San Salvador, ocupada desde hacía doce años por la guerrillera Violenta Menjívar. En general, aunque la izquierda obtuvo un porcentaje mayor de votos, sólo obtuvo 75 alcaldías frente a las 120 de ARENA.

Los resultados restaron una buena dosis de euforia a los partidarios del Frente y confirmaron lo que muchos analistas piensan sobre estas elecciones: será un combate encarnizado entre dos facciones muy igualadas en el que todo puede pasar. El último movimiento que muestra lo ajustado de la pugna es el de dos partidos minoritarios (el Partido Demócrata Cristiano y el Partido de Conciliación Nacional) que se han unido a ARENA para formar una especie de coalición que impida al FMLN llegar a la presidencia. "La percepción que debe recibir el ciudadano, es que las fuerzas democráticas se han unido para evitar que los comunistas lleguen al poder, así de claro", ha dicho el actual presidente y antiguo reportero de televisión Elías Antonio 'Tony' Saca.

Y es que el fantasma del comunismo es uno de los mensajes que están protagonizando la campaña electoral, que se desenvuelve en un ambiente un tanto enrarecido. Empresarios, políticos e incluso pastores evangelistas recuerdan constantemente el peligro que podría suponer para el país que Funes se alzara como ganador. Los sectores más conservadores no se cansan de azuzar estas consignas y aseguran que la trayectoria comunista de los líderes del Frente conducirá de forma irremediable a El Salvador a alinearse con el eje La Habana-Nicaragua-Venezuela.

Funes: ¿un Lula o un Chávez?

Tanto Funes como sus compañeros de partido juran y perjuran que esto no sucederá: ni Chávez ni Lula son las referencias, se trata de crear un modelo propio. Y denuncian la "estrategia goebbeliana del miedo" orquestada por la derecha. Así al menos es como la denomina el diputado e histórico dirigente del partido Gerson Martínez. "Vamos a inaugurar una política abierta al mundo, desprejuiciada, liberada de telarañas ideológicas y que no pretenda alinearse con ningún eje", afirma desde Panamá. "Nosotros no pretendemos ningún tipo de alineación con ninguna fuerza internacional", insiste Roberto Lorenzana, también diputado y estratega electoral del FMLN.

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Mauricio Funes: ¿títere o sangre nueva?

Sin embargo, Funes, un periodista de prestigio conocido por buscarle las cosquillas a los gobiernos de ARENA, tiene algunos 'peros' como candidato. Se trata de un personaje popular, pero que no pertenece a la estructura del partido. ¿Ventaja o inconveniente? Mientras el Frente cierra filas en torno a su figura y destaca su "fuerte personalidad democrática" (Martínez) y "su alto nivel de credibilidad fundamentado precisamente en su amplitud de criterio y de miras" (Lorenzana), otros especialistas piensan que no es más que una marioneta. "Su gran problema es que está muy condicionado por el Frente, es como una mascota a la que han puesto de adorno", afirma Kirio Waldo Salgado, analista conservador y fundador del Partido Libertad y Democracia. "Cada vez que sale con alguna declaración moderada, la cúpula comunista lo contradice, porque sabe que es débil y no tiene arraigo ni bases propias", añade.

Salgado no es el único que piensa así. "No tengo augurios de éxito para él", dice Facundo Guardado, ex comandante del FMLN. Guardado, que fue coordinador general y ex candidato presidencial del partido, trató de buscar bajo su mandato una orientación socialdemócrata para el FMLN. "Una izquierda moderna que tuviera como modelo a Chile, Brasil o Uruguay", ilustra. Pero sus intentos fueron vanos: fue "expulsado" de la formación que parte con ventaja en los comicios. Ahora reconoce en Funes estos mismos esfuerzos reformistas que él protagonizó, pero no le pronostica un porvenir dorado mientras se mantenga atado al 'establishment' del Frente: "Sus ideas son distintas, pero no tiene posibilidades de ejercer su autoridad", asegura.

Polarización y clima político

Una tras otra, las declaraciones de los líderes políticos van esbozando un clima político marcado por una polarización exacerbada fruto en parte de las heridas abiertas por una guerra civil que dejó alrededor de 75.000 víctimas. Kirio Waldo Salgado opina que una victoria del FMLN sólo conseguiría aumentar esta brecha. "Adoptar Nicaragua o Venezuela como modelo aumentará esta confrontación ideológica histórica, porque los niveles de participación a la izquierda y a la derecha están muy igualados", asegura.

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Una papeleta para las elecciones.

Para Guardado, el problema va más allá: se trata de una cuestión de falta de cultura democrática: "Ninguno de los dos partidos que aspiran al poder tienen una voluntad real de búsqueda del entendimiento y de creación de consensos para sacar el país adelante", indica. Durante todos estos años, no han sido capaces de establecer una relación de competencia política "sana". Para este ex guerrillero, la concepción del liderazgo en el Frente es que, si se llega al Gobierno, hay que mantenerlo de por vida; la de ARENA, que el poder es un asunto de su exclusivo patrimonio.

Dos concepciones enfrentadas en todos los sentidos y, frente a ambos, cuatro millones de personas y un país sumido en la inseguridad y la desigualdad social. Para Gerson Martínez la polarización de la que tanto hablan los analistas se reduce a un binomio más sencillo y perceptible: extrema pobreza y extrema riqueza. Éste es uno de los retos a los que se enfrentará el ganador, un desafío al que ARENA no parece haber sabido dar respuesta con políticas públicas incluyentes.

Porque, como en todas partes, aquí la economía es lo que más preocupa. El paro, el alto costo de la vida en una economía dolarizado, el restablecimiento de la productividad agrícola, la redistribuición de la riqueza y del bienestar social y el "tsunami de inseguridad" serán los primeros cometidos que acometerá el FMLN en caso de llegar al poder, según Lorenzana. Todo en un país en el que casi el 20 por ciento del Producto Interior Bruto proviene de las remesas enviadas desde Estados Unidos y donde "no hay familia que no tenga a un miembro en América", según Guardado. Los salvadoreños miran con más atención lo que pasa en allí que en su propio territorio. A Estados Unidos ya ha llegado el horizonte de cambio que ahora podría abrirse en El Salvador. Pero con una diferencia: "Aquí no hay ningún Obama ni nada que se le parezca".

Para saber más:

• Bébete de un trago el cóctel 'Salvador': miedo, pobreza y violencia