Enrique Tatay niega una estafa en Pickman y dice que vendió por su prisión sorpresiva

Sevilla.-  El empresario valenciano Enrique Tatay ha negado hoy haber estafado al comprador de la empresa de cerámica Pickman La Cartuja en 1997 y ha asegurado que el negocio era "perfectamente viable" pero lo vendió debido a que ingresó en prisión "sorpresivamente" y no pudo seguir en él.

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(EFE)

El empresario valenciano Enrique Tatay ha negado hoy haber estafado al comprador de la empresa de cerámica Pickman La Cartuja en 1997 y ha asegurado que el negocio era "perfectamente viable" pero lo vendió debido a que ingresó en prisión "sorpresivamente" y no pudo seguir en él. EFE/Archivo

La Audiencia de Sevilla ha iniciado hoy el juicio contra Tatay, que en los años 90 fue presidente de la Asociación Valenciana de Jóvenes Empresarios y que ahora se enfrenta a una petición de 43 años de cárcel que pide para él el empresario I.J.C. por supuesta estafa, delito societario y apropiación indebida.

Tatay llegó a Sevilla procedente de la cárcel de Picasent, donde cumple varias condenas derivadas de su actividad empresarial, y ha declarado a los jueces que no engañó al comprador sobre la situación real de la empresa, ya que "el balance y la cuenta de resultados que se incorporaron a la escritura eran ciertos".

Tras la venta a I.J.C., este empresario presentó suspensión de pagos y posteriormente Pickman pasó al empresario asturiano Álvaro Ruiz de Alda y al sevillano Emilio Portes, su actual titular.

Tatay ha asegurado a los jueces que en 1994, cuando compró Pickman, la empresa venía del Grupo Rumasa y "estaba en situación real de quiebra", por lo que ha afirmado que contribuyó a sanearla y que incluso aportó dinero propio.

Ha asegurado que no ocultó ninguna auditoría de la Junta de Andalucía, que eran documentos públicos conocidos por todos, y que el comprador sabía perfectamente cual era la situación de la empresa, pues "estuvo en ella viéndola y consultando todos los documentos".

Según sus palabras, tuvo muchos candidatos para la compra pero finalmente se inclinó por vender a I.J.C. "porque era el único que hablaba de viabilidad, mientras que los demás solo querían la marca y dejar a la empresa tirada".

I.J.C. "vino, se llevó la empresa y encima se querelló contra mí", ha dicho Tatay en referencia a este empresario que, según sus palabras, "se aprovechó" de él porque "no podía defenderse" al haber ingresado "sorpresivamente" en prisión.

Aparte del supuesto engaño en la compraventa, Tatay ha negado otras operaciones anteriores que, según la acusación particular, descapitalizaron la empresa.

El empresario ha afirmado que las deudas pendientes "estaban ya negociadas", que una inyección de 135 millones de pesetas de Bancaja por venta de vajillas a través de dicha caja se destinó a pagar nóminas atrasadas y a comprar hornos y que la vajilla de 11.000 piezas regalada con motivo de la boda de la Infanta Elena era una "revalorización de la marca, al convertirse en proveedor de la Casa Real".

Otros dos contenedores enviados gratis a Estados Unidos fueron una buena operación destinada a abrir mercados a través de los canales de distribución de la empresa de cerámica Lladró, ha dicho.

La acusación particular que ejerce el comprador solicita para Tatay un total de 43 años de cárcel, pero la Fiscalía de Delitos Económicos, en un escrito al que ha tenido acceso Efe, pide la absolución porque no existió engaño y "el precio de la compraventa se fijó en base a documentación contable de los ejercicios económicos que requirió el comprador".

Las periciales judiciales -afirma el fiscal- acreditan "coincidencias básicas entre los documentos acreditativos de la situación económica de Pickman y las constancias registrales correspondientes".