We are standard y que empiece la fiesta

Quién iba a decir que cuando apareció en los 90 el Getxo Sound con todos esos grupos de niños de familia bien que ensayaban en los chalés de sus padres, iban a universidades privadas y jugaban a ser rockeros disfrazándose con vaqueros andrajosos y tenían la discografía de Sonic Youth como dogma de fe, que algún día se sacaría algo en limpio.

La sorpresa llegó en 2006 con '3.000V-4.000W', el primer disco de Standard donde estaba un viejo conocido de la escena getxotarra, Javier Letamendía. Sonidos bailables y ritmos para pistas de baile duras. La electrónica se juntaba con las guitarras y la discografía de los grupos de Seattle daba paso a los ritmos oscuros de los 80 de formaciones como Killing Joke, Bauhaus, DAF… Muchísimo más interesante que unas converse llenas de mierda, unos vaqueros con agujeros y una horrorosa camisa de cuadros.

Un primer single, 'On the floor' y un vídeo impactante por los recuerdos que traía a generaciones de bilbaínos. Los Standard tocando en el escenario del desaparecido Parque de Atracciones de Bilbao en un vídeo realizado por Inaz Fernnández. Solos, rodeados de la maleza que todos estos años de abandono ha invadido y deteriorado las instalaciones y ante cientos de gradas vacías. ¡Resulta que el Parque de Atracciones continuaba en pie y los Standard habían logrado lo que parecía imposible, acceder a él!

Tras este descubrimiento, perros, guardianes, muros de hormigón y ropa oscura con reminiscencias paramilitares recuperando otro de los must del afterpunk: la simbología militar dictatorial. Todo bajo la producción del grupo que sabía exactamente lo que quería y cómo plasmarlo en disco, con la ayuda de uno de los pesos pesados de la música bilbaína, el ex Mitos y ex Mocedades Carlos Zubiaga, actualmente en El Consorcio.

Con un ligero cambio de nombre, ahora son We Are Standard, a principio de las navidades llegaba a las tiendas su nuevo disco. 'The last time' como single de presentación avanza un paso en las influencias de baile de los Standard. Ahora son sonidos más ácidos y tóxicos, con Manchester como telón de fondo y regusto a las grabaciones de los Happy Mondays mientras, en el vídeo, unas chicas pelean, se meten mano y hacen poses de 'sadosoft' que recuerdan a las revistas cutres de porno germano de los 70.

Con este segundo disco, los Standard van a por todas. Remezcla de lujo de Arthur Baker para el primer single que ha servido también como banda sonora para la campaña de tv de una conocida cadena de tiendas de deporte, grabación en Londres y una lista de temas perfectos para ser siguientes singles y que el disco tenga una larga vida, como 'Don’t let the children play around'. Producido por Andy Gill de Gang Of Four, que anteriormente ha trabajado con Futureheads o The Knives y masterizado por el responsable de discos de Scissor Sisters o Amy Winehouse, han logrado una maravilla de disco que han tardado ocho meses en grabar y mezclar. Rayando la histeria en el perfeccionismo, algunas canciones han contado con casi 20 tomas de voz para elegir la perfecta.

Si las grabaciones de We Are Standard son de lo mejorcito que hay en el panorama nacional de música de baile hecha por humanos y con inteligencia y buen gusto, en directo son la bomba. Con un cantante que sale al escenario exultante de felicidad y encantado de haberse conocido y que si no se besa es porque no llega, las dos baterías del grupo enfrentadas y muchas, muchas ganas de pasárselo bien encima del escenario y que se lo pase mejor el público. Eso es un concierto de los Standard.

El sonido se endurece en directo y la amabilidad del Madchester Sound del vinilo pasa a la crudeza del afterpunk británico en el escenario. Hay veces que nos recuerdan a DAF, PIL, las guitarras hirientes de los Killing Joke o los ritmos mecánicos de la BEF o Pete Shelley. Todo muy 80, sí, pero excelente para mover los pies sin parar.

Uno de los primeros conciertos de la gira presentación del nuevo disco lo dieron el pasado diciembre en su ciudad. Rodeados de cámaras de la televisión vasca que retransmitía el concierto a través de internet, Standard jugó en casa ante un local abarrotado y lleno de familia, amigos, seguidores y chicas con aspecto de pasárselo mejor en la gira de 'Papito', pero que no paraban de agitar pancartas en primera fila y aprovechaban cualquier movimiento de las cámaras hacia el público para chupar plano.

Cañones que disparaban confeti, juegos de luces dignos de la mejor rave británica y muchas ganas de pasárselo bien. Vestidos por su patrocinador oficial, Ben Sherman, los Standard lucen guapos y lo saben, además de hacer música chula ahora pueden competir en cualquier portada de revista con los Ferdinand o cualquier otro grupo cool.

Si no los conoces aún ya estás tardando. Eso sí, cuidado, que cuando empieces a moverte ya no podrás parar.