Miles de lazos anudados al cuello para prevenir el catarro con San Blas

Ciudad Rodrigo (Salamanca).-  Miles de salmantinos portarán en sus cuellos durante las próximas semanas coloridos lazos de tela consagrados por la imagen de San Blas, denominados popularmente como 'gargantillas', para prevenir los males de garganta.

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(EFE)

Los vecinos de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo se agolpan hoy en la capilla del Monasterio de La Caridad para adquirir la tradicional Gargantilla de San Blas, que llevarán al cuello y quemarán el Miércoles de Ceniza para preservarse de las afecciones de garganta.

Esta arraigada tradición agita principalmente a los habitantes de la comarca de Ciudad Rodrigo, donde se celebra una jornada festiva y de campo en las inmediaciones del Monasterio de La Caridad, un lugar histórico porque en él se asentaron las tropas de Napoleón en la época de la Guerra de la Independencia.

Hasta este paraje se desplazan miles de devotos para pasar la gargantilla por la mano de San Blas y dejarlas así consagradas.

Desde hoy hasta el próximo 25 de febrero, Miércoles de Ceniza, los portadores de este 'antídoto' contra el catarro vestirán estos lazos al cuello hasta ser quemados tras las jornadas de carnaval, ampliamente celebradas en esta localidad que recibe decenas de miles de visitantes.

Las hay de muchos colores, aunque, "por lo general la gente las prefiere de color rojo, ya que es la gargantilla que suele llevar la imagen de San Blas", ha explicado hoy a Efe el cofrade de San Blas en Ciudad Rodrigo, Marcos Lobato.

En el Monasterio de La Caridad de Ciudad Rodrigo se celebra esta festividad religiosa desde 1493, año en que se fundó la actual cofradía, que cuenta con un millar de cofrades y que para esta edición ha preparado un total de 19.000 gargantillas, que "son, más o menos, unos 12 kilómetros de cinta".

Muchas de las gargantillas son enviadas a familiares que residen en otras ciudades, donde deberán explicar a los curiosos la razón por la que lucen este lazo.

"Las vendemos casi todas", ha asegurado Lobato, que es el encargado de repartir las gargantillas entre los devotos, que las compran por el precio módico de 35 céntimos de euros, después de que el obispo de Ciudad Rodrigo, Atilano Rodríguez, concluye la eucaristía.

Decenas de hombres y mujeres se agolpan en la capilla del Monasterio de La Caridad al concluir la misa, con la pretensión de adquirir cuanto antes la gargantilla.

En el caso de Ciudad Rodrigo, esta festividad se ha convertido en una romería, ya que el Monasterio de La Caridad está situado a las afueras del pueblo y, después de comer, miles de personas, sobre todo jóvenes, acuden hasta este lugar para merendar.

La cofradía mirobrigense se encarga, además, de organizar una hoguera la noche antes de la festividad de San Blas, a la que acuden numerosos vecinos de Ciudad Rodrigo, para degustar el embutido que han preparado los mayordomos.

Otra de las tradiciones que conservan en esta cofradía es que las mujeres se encargan la tarde antes de San Blas de trocear alrededor de 100 kilos de tocino, que se ofrecerán el día de San Blas, acompañados de vino.

Entre las localidades salmantinas que profesan también devoción a San Blas figuran Serradilla del Arroyo, Corporario de la Ribera, Mogarraz, Peralejos de Abajo, La Fregeneda y Villavieja de Yeltes.

El obispo de Ciudad Rodrigo, Atilano Rodríguez, ha recordado hoy en su homilía la historia de San Blas (Blas de Sebaste), que fue médico de la región turca de La Capadocia en el siglo IV, donde los cristianos practicaban su religión escondidos en cuevas volcánicas.

Aseguran los devotos que San Blas libró a un niño de ahogarse con una espina y, de ahí, el recuerdo de las gargantillas.