Cuánto vale un himen

En el siglo XV la Celestina ya ganaba un dinerito extra recomponiendo el himen de las putas que tenía en su casa. Es cuestión de mercado, de oferta y demanda; si por las vírgenes se pagaba más, allí estaba ella para recomponer la membrana y sacarle los cuartos a los incautos. Como si los siglos no pasaran —aunque ahora se haga la subasta por Internet— una chica de nombre Natalie Dylan ha puesto su virginidad al servicio del mejor postor.

M. A. Martín

La campaña está bien orquestada; ha conseguido que se hable de ella y, según dice, ha recibido diferentes ofertas, entre ellas, revistas que quieren que aparezca desnuda; algunas productoras, seguramente de cine porno; y una para escribir un libro sobre la experiencia. Según dice, han participado en la subasta 10.000 hombres y esta misma semana ha elegido al ganador: un empresario australiano dispuesto a pagar 3,8 millones de dólares por estrenarla. Que quede claro que esto no se puede comprobar viendo esta página web, que por cierto es una página de prostitución claramente. El acto del desvirgamiento se llevaría a cabo en el Rancho de las Conejitas, en el estado de Nevada, donde la prostitución es legal. Natalie tendrá que compartir sus beneficios con el prostíbulo, como hacían las putas con la Celestina.

¿Qué tiene de malo aprovecharse del desmedido interés masculino por el himen para cobrarlo bien caro? La chica primero dijo que se trataba de un experimento sociológico, pero conforme avanza el tiempo, reconoce abiertamente que lo hace por dinero; y por lo visto le viene de familia: según se dice, su hermana mayor trabajó una temporadita en el Rancho de las Conejitas para pagarse sus estudios de postgrado.

Alguien puede pensar que cómo se puede ser tan zorra —eso sí, una zorra con visión comercial por lo que se ve—, que se trata de una prostituta y listo, que se ha vendido ahora y que se venderá cuando le convenga. ¿O es menos puta por cobrar más caro? Porque está claro que vende su cuerpo.

Por otro lado, otras personas que también reciben dinero gracias a su cuerpo, muchos modelos, actores y actrices, llegan a asegurar su cuerpo por millones de dólares, puesto que viven de él. Pero… no hay ayuntamiento carnal en la transacción, por lo menos explícitamente, que mucho se cuenta de esos ambientes. Sin duda, aquí la cuestión sexual marca la diferencia.

¿Y qué pasa si para esa chica la virginidad no tiene ningún significado, si consigue dinero para vivir cómodamente por dejar que un caprichoso la penetre la primera vez? ¿Cuántos minutos puede durar el acto? ¿A cuántos dólares le sale el minuto?

Y sobre el comprador, qué decir sobre él. ¿Es un prepotente inmaduro, adicto a lo exclusivo, que piensa 'este capricho me lo puedo pagar yo'? ¿Tiene fantasías de príncipe azul y sueña que va a dejar su huella en la virginal doncella? ¿Es un pseudorromántico que está dispuesto a pagar por una construcción mental, por un idea? La virginidad no es más que eso, tiene el sentido que se le da y vale lo que signifique para cada cual.

En absoluto pretendemos fomentar la prostitución con estas reflexiones; conocemos de sobra las miserias de la prostitución forzada, del tráfico y de la explotación de mujeres, pero nos parece interesante sacar esta cuestión a la palestra. Y hay otro tema. ¿Cómo estar seguros de que esta chica es realmente virgen y no esta dando gato por liebre, como hacía la Celestina? Seguiremos hablando del tema.

¿Qué opinas sobre este caso? ¿Quién te parece más peculiar, el que compra o el que vende? ¿Venderías tu virginidad? ¿Comprarías la virginidad de alguien?