Víctimas y mártires

Hace años, muchos, muchísimos años, algunos insurrectos cantaban por lo bajini una cancioncilla de melodía tosca y rima simplona: "En España hay tres cosas que me joden la paciencia. Son el Opus, la Falange y el cabrón de su Excelencia". De los tres elementos que destemplaban a ese grupo de melódicos asociales, sólo uno ha sobrevivido a la democracia: el Opus Dei. El Goya concedido a Fesser por 'Camino' ha servido, entre otras cosas, para recordarnos que las sectas todavía existen. Y que sus miembros, camuflados con mayor o menor habilidad, continúan maquinando desde las sombras.

Andrea Comas (REUTERS)

El director de 'Camino', Javier Fesser, con su Goya al mejor director.

Yolanda Benítez, la sustituta de María Teresa Campos al frente de 'La mirada crítica' (Telecinco), comenzó la entrevista a Javier Fesser, director de 'Camino', de una manera tan agresiva como poco afortunada: leyendo un resumen con las críticas más ásperas que ha recibido la película. Elegante pero firme, Fesser le recordó que había seleccionado sólo el 5% de las críticas. "El resto han sido muy positivas", sentenció.

"Pero usted en su película se mete con el Opus...", insistió Benítez. El director de cine cortó de cuajo tan patético análisis cinematográfico, y aseguró que el mundo del cine es demasiado rico y complejo como para decir "algo tan simplón como que nos 'metemos' con algo". La polémica estaba servida. Ninguno de los contertulios de 'La mirada crítica' había visto la película pero, una vez que se marchó Fesser, todos la comentaron con entusiasmo y solvencia. Lo que es el periodismo opinativo. Isabel San Sebastián, la mujer que desayuna vinagre, fue quien se atrevió a ir más lejos: "No hay derecho. La familia de la niña no está de acuerdo, y esto del cine es un negocio".

Ignora San Sebastián que el cine, la literatura o el periodismo no se hacen para que la gente esté de acuerdo. Ni para perder dinero. Spielberg rodó 'La lista de Schlinder' pese a no contar con la aprobación de los herederos de los asesinos nazis, y me temo que ganó dinero con la comercialización de la película. No por eso deja de ser una obra maestra.

Pero a quien realmente molesta el cine español es a Paolo Vasile, empresario televisivo sin pelos en la lengua y con los bolsillos vacíos. Que Telecinco haya ganado 319 millones de euros en 2007, y 228 millones en los primeros nueve meses de 2008, no le impide quejarse, en una interesante entrevista publicada por el diario El Mundo, de que "el sector de la TV no está en crisis, está en quiebra". Y tampoco renegar del 5% del beneficio bruto que las televisiones privadas se ven obligadas a invertir en el cine español.

Al consejero delegado de Telecinco le gustaría invertir ese 5% en asuntos más interesantes, y de carácter social, como pudiera ser contratar a Julián Muñoz. ¿Y para que, de paso, no pudiéramos ver películas como 'Camino'? No, no se confundan, Vasile no parece un opusino de esos que se ofenden a la primera de cambio. El Dios de Vasile no está en la vida ordenada y sacrificada, en la obediencia ciega, en la mortificación, en el proselitismo o en el trabajo bien hecho. El Dios de Vasile se encuentra en una cuenta de beneficios que, bendita y milagrosa sea, no deje de crecer jamás.

En cualquier caso me gustaría dedicar a Vasile, y al gordito de Intereconomía (por los buenos momentos de estos últimos días), una de las inolvidables máximas de José María Escrivá de Balaguer: "¡Es tan hermoso ser víctima!".

Un motivo para no ver la televisión.

España ombligo del mundo.
Autor: Rosa María Artal.
Editorial: Foca.

Asegura la autora de este libro, en uno de sus capítulos, que "uno de los peores defectos españoles es la falta de memoria social". Y tiene mucha, muchísima razón. Afortunadamente existen periodistas como ella, una de las reporteras históricas de TVE, para recordarnos cómo somos. Y recordárnoslo desde el periodismo, es decir, desde la información y los datos, huyendo de los tópicos, la manipulación o el integrismo.

Artal da un repaso a nuestra historia reciente, lo que la obliga a prestar especial atención a las abundantes miserias que padecemos o hemos padecido: el patriotismo de salón, el ladrillazo, la crisis de la derecha, el 11-M, la degradación de la sanidad... Temas de cada día analizados desde el rigor. Es decir, que cuando leemos que los problemas de la sanidad española no son profesionales, sino políticos, no lo dice la periodista, sino el Sindicato de Médicos (CEMS).

Los extranjeros que visiten España deberían recibir este libro al sellarles el pasaporte. Y los españoles, al renovarlo. Es un excelente atlas de este país a un ombligo pegado. Una guía imprescindible para navegar por un lugar repleto de contrastes e incongruencias.