La Policía foral advierte que "está lejos de poder celebrar nada"

Pamplona.-  La comisión de personal de la Policía Foral ha denunciado hoy, Día del cuerpo autonómico, que "ante el aluvión de discursos oficiales repletos de triunfalismo", realmente el suyo es un colectivo que "está muy lejos de poder celebrar nada".

Así lo señalan en una nota, en la que aluden al "agotamiento político y crisis direccional" de los responsables de la Policía foral, para lo que ponen como ejemplo el "affaire" de la dimisión presentada vía correo electrónico por el Jefe -Alfonso Fernández-, que "deja entrever un escaso interés en seguir al frente de nuestra institución" o sus opiniones reacias a que el cuerpo asuma en exclusiva las competencias de tráfico y seguridad vial.

"El rechazo frontal de toda la parte sindical al intento de poner en marcha el Consejo de la Policía Foral", o la "paradoja que supone que en 2007 no se hayan tramitado en la Dirección General de Interior cientos de denuncias incoadas por los compañeros de las unidades de seguridad ciudadana, cuando al mismo tiempo se pretende expedientar a otro agente por denunciar poco",

A ello suman otros ejemplos con "negativas repercusiones que tienen en la vida de nuestro colectivo, y cuya base no es otra que la nula capacidad de nuestras autoridades por responder a las propuestas sindicales", como el desarrollo de reglamentos básicos como Prevención de Riesgos Laborales, Segunda Actividad y Formación; o los problemas organizativos y de coordinación.

Por todo ello, revelan que la Comisión de Personal de Policía Foral ha rechazado la "paradójica" invitación cursada desde la Jefatura del Cuerpo para participar en los actos previstos del día del Patrón, "al entender que difícilmente podríamos conciliar nuestra imagen con la de quienes se empeña en obviar nuestras propuestas para abordar y solucionar los problemas existentes".

Por ello, solicitan al Jefe de la Policía Foral, al Director General de Interior y al Consejero de Presidencia, Justicia e Interior, "ideas nuevas y un talante renovado, de concertación y no de confrontación, que sea capaz al menos de escuchar y respetar a los representantes sindicales", y "ése sería el mejor regalo en nuestro Día" subrayan.