Las brasileñas Elaine Rocha y Daniela Domingos atajan, anotan y añoran el sol

Valladolid.-  Las brasileñas Elaine Rocha "Lala" y Daniela Domingos "Dani", portera y pivote, respectivamente, llegaron hace dos meses al Valladolid FSF para cumplir su "sueño" de jugar en Europa, a pesar de que añoran de su país, entre otras cosas, el buen tiempo y el bullicio de sus calles, más aún después de carnaval.

ampliar foto

Y es que, según subrayan a Efe, aparte de al diferente estilo de juego que se practica en España, ambas están adaptándose al frío de Valladolid (Castilla y León, España) algo que sobrellevan resguardándose en el calor de su hogar cuando la obligación de entrenarse no les hace abandonar el estado de "hibernación".

"No salimos apenas de casa y cuando lo hacemos es con mucha ropa. Yo ya tengo ganas de ponerme los pantalones cortos", espeta Dani, a quien el recuerdo de la "fiesta" de carnaval y las barbacoas en la playa con sus amigos de Sao Paulo le inflige la típica morriña.

En el poco tiempo que llevan en Valladolid, se han dado cuenta, de que el carácter castellano es "más serio", indica "Lala", quien no esconde que el idioma se le está atravesando más que a su compañera de aventura. No en vano, internet y la televisión dilapidan su ocio, "aunque sólo la ve no la escucha", bromea Dani.

Un "reality" de coreografías musicales no requiere mucho más. Incluso el salón del piso que comparten junto a otras dos jugadoras del equipo les sirve de improvisada pista de baile. Dani prefiere el Hip Hop y el Funky, mientras que a Lala le seduce más la música electrónica y la samba.

Gustos musicales diferentes como las posiciones que ocupan sobre el parqué. Así, resulta más fácil retarse en los entrenamientos, algo que vienen haciendo desde que ambas juegan en Sabesp, Palmeiras y ahora el Valladolid FSF. "Ya no apostamos nada porque ella luego no paga", comenta en tono jocoso Dani.

Y es que con el fútbol sala no se juega, dado que para ellas es algo más que una afición. Dani empezó a practicarlo desde bien pequeña, mientras que Lala fue más tardía. Comenzó a atajar balones con quince años, aunque antes practicó otros deportes como el balonmano.

Para ambas, el ritmo del fútbol sala español "es más fuerte" que el brasileño, cuyo estilo permite "más libertad". Sin embargo, las dos prefieren jugar como lo hacen en su país, pero no vacilan a la hora de reconocer que han "trabajado mucho" para experimentar el cambio de registro que supone cruzar el charco.

"Soy una pívot con olfato de gol y buena fuerza física. He trabajado mucho para mostrar mi fútbol y cada día estoy más contenta de estar aquí. Cuando marco un gol me siento realizada y la responsabilidad de tener que hacerlos me motiva más", apunta Dani al ser cuestionada por sus cualidades sobre la cancha.

Lala, por su parte, prefiere que sean otros los que enumeren sus virtudes debajo de los palos, aunque subraya que en el campo se siente "guerrera".

"Los nervios me traicionaron un poco en mi debut, pero las compañeras me están ayudando a coger más confianza", comenta la guardameta, a la que le encanta acometer su oficio dentro del terreno de juego, a pesar de que es consciente de lo "ingrata que es la portería".

"Si el equipo gana, bien, pero si pierde, muchas veces parece que la culpa es de la portera", añade Lala, la única de las dos que se ha enfundado la casaca de la selección brasileña. El "otro" sueño que ha cumplido como futbolista.

Ahora las dos tienen bastante tiempo libre y la mente puesta en el balón pequeño. No en vano, el aburrimiento cansa, por lo que contemplan estudiar castellano y retomar la carrera universitaria de Educación Física que iniciaron en Sao Paulo.

Por Antonio Aragón Blanco