La gente compra "la miel de Ayala" por si es el secreto de su longevidad

Madrid.-  Francisco Ayala siempre sonríe con malicia cuando se le pregunta cuál es el secreto de su longevidad y no quiere decir si, como sostienen las leyendas, es el whisky o la miel lo que le ayuda a vivir tantos años. Pero lo cierto es que la gente del barrio sólo compra "la miel de Ayala".

"Mi secreto está un poco en todas partes", afirma el escritor durante la entrevista que concede a Efe con motivo de los 103 años que cumple el próximo lunes, y en la que es su mujer, la hispanista estadounidense Carolyn Richmond, la que cuenta que Ayala ha consumido este año "dieciséis kilogramos de miel".

Cada vez que Ayala cumple años, se le llena la casa de botellas de whisky y de botes de miel. Las primeras las comparte con sus amigos y de los segundo se encarga él solo de dar buena cuenta.

Pero, "como toma miel tres veces al día", llegó un momento en que se les acabó y Carolyn Richmond de Ayala fue a comprarla a la tienda del barrio, donde venden varias clases del dulce producto.

Encantada con el asunto, la tendera le contó que los vecinos de la zona acuden a comprar miel y cuando les preguntan que cuál desean, dicen sin dudar: "la miel de Ayala", comenta Richmond, coordinadora de las Obras Completas del escritor, cuyo tercer tomo se publicará en breve.

Este narrador, ensayista, articulista y sociólogo no se arrepiente "de nada" de lo que ha escrito, porque todo lo hizo "de buena fe", aunque sabe que, dentro de su amplia obra, hay libros que resisten el paso del tiempo mejor que otros.

"Cuando uno ha vivido tanto tiempo, tiene que olvidarse de lo que hizo y dejarlo ahí como el equipaje que se olvida en una estación", señala Ayala, autor de títulos imprescindibles en la narrativa de la segunda mitad del siglo XX, entre ellos "El jardín de las delicias", "Muertes de perro", "Los usurpadores" o "La cabeza del cordero".

Ha pasado por guerras y exilios, y reconoce que, a lo largo del siglo XX, le ha tocado vivir "momentos muy difíciles", que ha procurado superar "no haciendo caso de las circunstancias".

Y pone el ejemplo de la Guerra Civil: "Yo nunca dudé de que la teníamos perdida desde el primer día. Sin embargo estuve haciendo todo lo posible dentro de esa causa, porque creía que era lo que había que hacer y que era lo justo". afirma Ayala con esa lucidez que mantiene intacta a sus 103 años.