Secundino Serrano ve a los maquis como los "grandes olvidados" de la Ley

León.-  El historiador Secundino Serrano ha denunciado hoy que los maquis han sido los "grandes olvidados de la democracia", hasta el punto de que ni siquiera se alude a ellos en el articulado de la Ley de la Memoria Histórica.

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(EFE)

El historiador Secundino Serrano denuncia, en una entrevista concedida a EFE, que los maquis han sido los "grandes olvidados de la democracia", hasta el punto de que ni siquiera se alude a ellos en el articulado de la Ley de Memoria Histórica.

"Todo el mundo se ha olvidado de ellos, no solo la derecha sino también la izquierda", ha afirmado en una entrevista con Efe, antes de pronunciar esta tarde en León una conferencia sobre "El maquis en la provincia leonesa".

Son los "grandes proscritos de la democracia", el olvido ha llegado hasta tal punto que incluso en la Ley de Memoria Histórica "se les cita en el preámbulo, ya que se habla de guerrilleros, pero en el articulado ni se les menciona".

En virtud de esta ley, "a todo el mundo, republicanos, etcétera, se les compensa, pero de los guerrilleros no se dice absolutamente nada, sólo se habla de ellos de forma genérica en el preámbulo", ha lamentado.

"Son los únicos que no han sido resarcidos ni política, ni desde luego económicamente en la democracia".

El historiador, especializado en la oposición antifranquista y en los movimientos de lucha armada, además de autor de numerosas publicaciones sobre esta materia, se ha referido a estos guerrilleros, que calcula que pudieron ser del orden de 5.000 ó 6.000 personas en España.

A su juicio, el problema radica en que "no interesan, porque son unos rebeldes, unos transgresores, que como tales acometieron en su trayectoria excesos, que desde el punto de vista político, molestan a todo el mundo".

"La guerrilla siempre es una lucha borrosa donde hay violencia y muerte", ha argumentado en alusión a tales "excesos".

Así, mientras que los exiliados políticos fueron recibidos en España, tras el Franquismo, por miles de personas con los brazos abiertos, de los guerrilleros "se olvidó todo el mundo".

Pero, "les guste o no a los partidos políticos, a los ciudadanos, o a quien sea, hay que ajustar la importancia de los maquis a la historia".

No en vano, "si echamos un vistazo a la Dictadura, desde el 39 hasta el 75, la única oposición seria al Franquismo era la de los maquis", ha explicado.

"Se jugaban la vida, no fue una oposición de mentiras; y, sin embargo, hasta hace diez años en cualquier manual universitario o de secundaria no aparecían por ninguna parte", ha explicado.

Sí se mencionaba a los "movimientos de oposiciones monárquicos, estudiantiles, entre otros, pero a los maquis no".

El historiador calcula que estos 5.000 ó 6.000 maquis tenían a su alrededor otras 20.000 ó 25.000 personas, denominadas "enlaces", que eran las que les proveían de alimentos, y de los que entre un 20 y un 40 por ciento, en función de las zonas, eran mujeres.

De todos estos maquis, apenas quedan una decena con vida, según el historiador, que ha considerado que "deberían darse prisa en reconocerles ya que en dos o tres años no quedará ninguno".

El historiador ha aludido a los maquis de León, que fueron los primeros guerrilleros antifranquistas que surgieron en España, quienes aunque "no eran significativos cuantitativamente, ya que eran unos cientos de personas, sí lo eran cualitativamente".

Su importancia no era solo porque constituyera la primera organización de la postguerra que surge en España con una estructura paramilitar, sino que, además, estos maquis de León no tenían una militancia definida, como en el resto de zonas, que eran del Partido Comunista, sino que la mayoría eran libertarios.

Por otro lado, se ha referido a la recuperación de la memoria histórica, un asunto que es de justicia, ya que "no se trata de resucitar el pasado, sino de cerrarlo".

A su juicio, "mientras haya muertos en las cunetas el pasado no está cerrado".

De lo que se trata además es rendir un último homenaje a las víctimas, a fin de que se cicatricen las heridas y se cierre de verdad, ya que lo que se hizo en la transición fue una especie de "desmemoria", que hay que solventar, "no por odio o venganza", sino porque se reconozca lo que las víctimas hicieron.