Buenos Aires, capital del cine independiente

Proyección especial de lo nuevo de los hermanos Dardenne, 'El silencio de Lorna', en uno de los centros comerciales más pijos de la ciudad, el Patio Bullrich. Las entradas se agotan mucho antes de la hora prevista.

(bafici.gob.ar)

Los porteños se han aficionado al cine independiente que ofrece estas semanas el BAFICI.

En el Malba, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, llevan meses poniendo todos los domingos una película de cuatro horas, 'Historias Extraordinarias', del argentino Mariano Llinás. Y se llena siempre...

Pero lo que de verdad da la pauta de lo increíblemente cinéfila que es la capital argentina es el BAFICI, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, que se inauguró este miércoles.

Más de 400 películas serán proyectadas hasta el 4 de abril en veinte sedes. Y siempre las salas estarán a reventar. El año pasado fueron unos 250.000 los espectadores que atrajo el BAFICI. Y eso que los títulos que se proyectan son del cine considerado "difícil", "de autor", "elitista", "Indie" o como quieran llamarlo. Ese ante el que muchos fruncen la nariz y sienten mucha pereza.

No sólo películas, sino "cultura" del cine independiente"

¿Qué les pasa a los porteños con el cine? ¿De dónde viene esta tradición? ¿Por qué el BAFICI es un éxito y crece año a año? Martín Bergel, historiador, habla de un efecto que experimenta la ciudad actualmente respecto de la "cultura del cine independiente", que abarca una red de escuelas, revistas, espacios y muestras, y que desborda incluso el ámbito estrictamente cinematográfico para conectar con el auge de carreras como la de Letras.

"Esa cultura o subcultura se alimenta de varios aspectos, entre otros, el 'mix' de glamour y sofisticación que ofrece el cine, su belleza intrínseca, el cine como espacio de sociabilidad juvenil. En el cine se liga, dirían en España", dice sonriendo.

Para el cineasta Isaki Lacuesta ('La leyenda del tiempo'), uno de los referentes del cine independiente en España, el BAFICI es un festival muy singular. "La programación es excelente y se ha consolidado una línea coherente a lo largo de los años. Allí descubrí a Apichatpong, a Bill Douglas, incluso a Ramón Bande. ¡Ya tiene narices, tener que cruzar el océano para descubrir a un asturiano!".

Este año, Lacuesta, quien acaba de rodar su primer largo de ficción, 'Los condenados', ambientado en Argentina, no podrá estar en el festival. "Pero envidio muchísimo la retrospectiva dedicada al gran Jean Eustache. Hace años que se lo pongo a mis alumnos de cine y nadie lo conoce. Una laguna que es imprescindible reparar".

El espectacular aumento de la producción argentina

En los últimos 15 años, en Argentina se multiplicó la cantidad de películas que se hacen al año, lo que alimentó el fenómeno del llamado "nuevo cine argentino", exitoso en festivales de todo el mundo. A veces parece que en la capital argentina todo el mundo trabaja en el cine. De hecho, hay un barrio bautizado Palermo Hollywood, por la gran cantidad de productoras que tienen su sede allí.

Como analiza Bergel, "todo ese compuesto, en un fenómeno tan intrínsecamente internacional y cosmopolita como es el cine, se ha propagado hasta 'contagiar' espacios culturales similares de otros países, sobre todo latinoamericanos, y de ese modo el BAFICI logra, además, atraer al público extranjero de similares rasgos culturales: segmentos jóvenes, de capas medias-altas, especialmente educados y estimulados por sus familias en las humanidades y en las artes".

En definitiva, el BAFICI es parte de la cultura urbana porteña, esa que en los últimos quince años le ha dado a la ciudad un lugar destacado entre los destinos turísticos y que hace que quienes la habitan o visitan la consideren —contra las creencias de buena parte de la población en torno a fenómenos como la supuesta alarmante inseguridad— una de las culturalmente más activas del mundo.

"A veces sirve para investir de prestigio a mediocridades"

Entre ese público de clase media formada, Hernán, de 38 años, cuenta que gracias al BAFICI descubrió el cine del español Julio Medem. Claro que no todo lo que brilla es oro. "He descubierto grandes cosas tanto como he visto grandes bofes o chascos. El cine independiente es un sintagma que sirve también para investir de prestigio cosas que son apenas mediocres o aburridas", aclara.

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Proyección de una de las películas del festival: 'Gigante', de Adrián Biniez

Para Astrid, de 33 años, el BAFICI permite acceder a un tipo de cine que no se suele estrenar en las salas comerciales. "Ya se convirtió en una especie de marca registrada: uno sabe que durante diez días tendrá a su disposición cine de calidad de distintos lugares del mundo que no podrá volver a ver". "El año pasado vi 'Glastonbury', de Julien Temple, que me encantó. También vi un documental muy curioso sobre los actores que se disfrazan de Superman o Princesa Leia en el Paseo de la Fama de Hollywood, que me divirtió mucho, aunque no recuerdo a su director. Y también descubrí al mexicano Carlos Reygadas", cuenta.

Con las entradas a ocho pesos (1,5 euros), miles de personas acudirán este año una vez más a ver el estreno de varias producciones argentinas y de la región, así como los platos fuertes de esta undécima edición: lo nuevo de Abbas Kiarostami, Takeshi Kitano, el centenario Manuel de Oliveira, Raúl Ruiz, Eric Rohmer, Agnès Varda, Jacques Rivette, Claire Denis y las retrospectivas dedicadas a la pareja Jean Marie Straub-Danièle Huillet y al ya mencionado Jean Eustache.

España estará presente con 'El canto de los pájaros', de Albert Serra; 'Soledad', de Ricardo Íscar; 'Parque Vía', de Enrique Rivero; y 'El brau Blau', de Daniel Villamediana, entre otras.

Y además...

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