Pepe Moral da una vuelta al ruedo que vale tanto como una oreja denegada

Sevilla.-  Una vuelta al ruedo del novillero Pepe Moral vale tanto como la oreja que le denegó el presidente, hoy en Sevilla, en una novillada de imponente fachada y madura también de ideas, de Cuadri.

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(EFE)

El diestro Pepe Moral. EFE/Archivo

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Hijos de Celestino Cuadri -el quinto como sobrero-, muy bien presentados y de juego desigual. Aplaudidos los arrastres de los dos primeros, encastados y con "transmisión", que "sirvieron" mucho. Los otros cuatro, complicados.

Pepe Moral: estocada trasera y desprendida (vuelta tras petición de oreja); y estocada contraria (silencio).

Miguel Ángel Delgado: pinchazo y estocada (ovación); y tres pinchazos, metisaca y dos descabellos (silencio tras un aviso).

Miguel Tendero: dos pinchazos y otro hondo (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio).

En cuadrillas, Raúl Núñez saludó por dos pares de mucha exposición al quinto.

La plaza tuvo media entrada, con lleno en el abono de sombra, en tarde de nubes gruesas, viento y frío, y lluvia fina e intermitente en la segunda parte del festejo.

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CORRIDA POR NOVILLADA

La ganadería de Cuadri, habitual en el ciclo sevillano, se había quedado este año fuera de los festejos mayores, según las explicaciones de la empresa y de los propios ganaderos, por no tener un encierro apropiado. Se le contrató para que lidiara una novillada. Y menuda. Por hechuras y por hechos, Cuadri ha echado una corrida de toros de una vez. Otra cosa es que las reses no tuvieran los cuatro años cumplidos.

Anda que si llegan a ser toros con la edad reglamentaria.

Porque más allá de la impresionante presencia que han lucido "los cuadris" -corpulentos, y con desarrolladas, intactas y astifinas defensas-, lo más llamativo han sido sus ideas.

Los seis empujaron, recargando, en varas. Hubo algunas caídas en los dos primeros tercios, pero no fueron tales, si no resbalones. Se movieron todos con mucho "carbón", incluso algunos que aparentemente llegaron parados al último tercio, mientras tuvieron motor arrearon de lo lindo.

Una novillada que ya quisiera ver la afición en muchas tardes de corrida. Así que se preguntaba la clientela al final si las llamadas figuras, que se anuncian con toros, serán capaces de venir con reses que tengan la apariencia al menos de estos novillos.

Dicho está también que la cosa no va sólo por la presentación, si no igualmente por el juego.

Pero como la feria no ha hecho nada más que empezar, lo justo es dar a todos un margen de confianza. Lo mismo que procede con los tres alternantes de hoy.

Porque voluntad no le ha faltado a ninguno. Incluso conocimientos lidiadores. Y aún han lucido cierto regusto en la interpretación.

La tarde, fría meteorológicamente, ha resultado de lo más antipática, hasta el extremo de influir en lo negativo el orden de los novillos que saltaron al ruedo.

Porque si los dos primeros llegan a lidiarse con el festejo más avanzado, seguro que las faenas ha esos dos hubieran tenido más eco y mejor recompensa.

A Pepe Moral se le vio muy afianzado en el que abrió plaza, con el que se estiró en unos finos lances de capote, y al que toreó en el último tercio con mucho empaque. Muletazos de trazo firme y muy sentido. Toreo poderoso y lento por el pitón bueno, el derecho. Y aguante y mucho ajuste igualmente por el otro lado, por donde el animal "hacía hilo" a la salida de los pases.

Se equivocó el presidente en dedicarse a contar pañuelos en la petición, sin tener en cuenta que en las circunstancias de la tarde cada mancha blanca en el tendido debería valer por dos. Habrá que ver lo que hace cuando vengan las figuras. Pero la vuelta al ruedo final de Moral vale tanto o más que el trofeo denegado.

Ya en el cuarto no fue posible. Se movió el novillo dando cabezazos. Y a pesar de que Moral estuvo muy centrado y capaz, el trasteo no tuvo la redondez suficiente.

Delgado firmó también una actuación muy notable, de temple y exquisita pulcritud en su primero. Si acaso faltó en éste más continuidad y ritmo, pero con pasajes aislados de mucha categoría. Dos naturales de extraordinaria lentitud, un pase del desdén y alguno más de trazo importante. Le faltó rotundidad con la espada. Y no convenció con el encimismo de gladiador que ensayó frente al descastado quinto.

Tendero (Miguel, conviene precisar, puesto que circula por el escalafón de novilleros otro apellidado también Tendero de nombre Fernando) sorteó el peor lote. El hombre estuvo queriendo, y en esa postura a veces resultó algo pesada su actuación.