Manzanares arranca una "orejita" con otra corrida de toros sin contenido

Juan Miguel Núñez Sevilla.-  Juan Miguel Núñez

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(EFE)

José María Manzanares, durante la faena con la muleta al sobrero "Carbonero", al que cortó una oreja.

Sevilla, 30 abr (EFE).- El diestro José María Manzanares cortó una oreja de poco valor, "orejita" se dice en la jerga, por una faena de pinceladas artísticas al toro menos malo de una corrida mansa y de nulo juego, hoy en Sevilla.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Torrealta, justos de presencia, mansos y sin contenido. El primero fue un sobrero de Gavira, en la línea de los titulares; y el segundo, sobrero también, de "El Serrano", con más cuajo y fuerza, el mejor toro del encierro aun sin llegar al aprobado.

David Fandila "El Fandi": no pudo matar a su primero, que se echó a mitad de faena, rematándolo el puntillero (silencio); y estocada (ovación).

José María Manzanares: estocada con derrame y larga agonía (una oreja); y media estocada (silencio).

Alejandro Talavante: estocada (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).

En cuadrillas, destacó Curro Javier tanto en la brega al segundo como con "los palos" en el quinto.

La plaza tuvo lleno de "no hay billetes" en tarde agradable.

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NUEVO PETARDO GANADERO

Estaba en juego el puesto de triunfador de la feria, que se disputaban Manzanares y Talavante, los dos únicos espadas que han cortado dos orejas a un toro en el ciclo. Se esperaba una tarde de fuerte rivalidad entre ambos. Pero brilló el toro por su ausencia, y la corrida quedó en tablas.

Habrá que esperar a mejor ocasión para que vuelvan a verse las caras en el ruedo, quizás en otra plaza donde la responsabilidad de la empresa se haga patente eligiendo un ganado acorde con las exigencias del escenario y su trascendencia.

Parece mentira, en Sevilla, la falta de escrúpulos para contratar estas corridas. El empresario Canorea sabrá lo que se ahorra en dinero, aunque no se da cuenta de lo que se juega de cara al futuro.

Ya es hora de que la Maestranza se involucre. Que se oiga la voz de la afición -¿cuándo piensa protestar la "Unión de Abonados"?- y que la mismísima OCU defienda al público como usuario ostensiblemente perjudicado. También la Junta de Andalucía y la delegación del Gobierno tendrán algo que decir. ¿O es que va a ser todo reglamentar en papel mojado?

La corrida de hoy, hay que decirlo de una vez, salió podrida. Y aunque Manzanares cortó una oreja -"una orejita", suelen definir los taurinos en su argot estos triunfos menores-, no puntúa como tal en la valoración global de méritos.

Fue una faenita -hay que seguir con los diminutivos-, a un toro al que le costó seguir los engaños, y sin pasar de las medias arrancadas. Manzanares, eso sí, acertó a tirar de las escasas embestidas del burel. Y todavía mejor, toreó muy despacio.

Fue todo lo bueno que tuvo el trasteo. Y en el otro platillo de la balanza hay que anotar la falta de unidad. Los pases de uno en uno, y perdiendo muchos pasos entre ellos. La faena siempre a menos.

Pero quede claro que todas las ausencias y lagunas del toreo de Manzanares fueron achacables al toro, dicho sea de paso el menos malo de los seis.

¿Qué se puede contar entonces de las otras cinco "faenas"?. Sencillamente no fueron tales. El mismo Manzanares pegó pases espaciados, la mayoría tropezados, a su distraído segundo, que se arrancaba muy de tarde en tarde y sin celo.

Al lote de "El Fandi" se le fue el poco gas en los dos primeros tercios. Bien con el capote en su primero, sobre todo en un quite por chicuelinas con talavarenas. Y bien con las banderillas, como volvió a ocurrir con el cuarto. Lo malo del "Fandi" es que baja mucho con la muleta, pero esta vez con la disculpa de que ninguno de sus dos toros se prestó.

Su primero, tan acabado, llegó a morirse en el tanteo con la muleta, mitad por inválido, mitad por su absoluto descastamiento. El cuarto se paró en el primer muletazo, se cayó en el segundo, y el tercero ya no existió. Abrevió "El Fandi" sin más.

Talavante no regateó esfuerzos a pesar del ganado. El hombre intentó lo imposible con su primero, tratando de apuntalarle en pie llevándole a media altura. Pero el toro, tambaleante y sin recorrido, se negó en redondo.

El sexto no pasaba, no humillaba. Y por mucho que quiso otra vez el torero, fue imposible.

¿Hasta cuándo este tipo de corridas con toros de esta calaña?

Dice Canorea, empresario de la Maestranza, que este es un espectáculo intervencionista, donde sobra policía. Horror si no fuera así. Anda que si le dejaran hacer a su antojo...