El Numancia consuma su descenso a Segunda tras acariciar el milagro

Soria.-  El Numancia ha consumado su descenso a Segunda División, en la penúltima jornada en Getafe, un regreso que entraba entre los pronósticos de la afición futbolística española al inicio de la competición pero que el equipo soriano podría haber roto y convertido en su particular milagro deportivo si las variables y condicionantes del deporte rey hubiesen sido otras durante la temporada.

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(EFE)

El centrocampista CD Numancia César Palacios (c) intenta robarle la pelota al delantero del Getafe CF, Manu Del Moral (d), durante el partido correspondiente a la 37º jornada de la liga en Primera División disputado en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe (Madrid).

El equipo rojillo ha resistido hasta la penúltima jornada en la Liga de las Estrellas donde, con un poquito más de acierto y fortuna, se hubiese quedado una temporada más.

El Numancia regresaba a Primera con la ilusión de quedarse y consolidar un proyecto deportivo, marcado obligatoriamente con el sello de la austeridad de los números, pero el viento no ha soplado lo suficientemente como para hacer realidad el milagro de la permanencia.

El equipo soriano ha conseguido una de sus aspiraciones del inicio de la temporada: luchar por la permanencia hasta el último suspiro de la competición. Ha faltado rematar la faena, lo que hubiese convertido el objetivo en todo un milagro deportivo.

El objetivo, en cualquier caso, lo ha tenido al alcance de su mano, pero sus propios errores, los aciertos ajenos y los imponderables del fútbol, han terminado de apagar la llama de la ilusión del equipo soriano en Primera División.

Con poco más de catorce millones de euros de presupuesto -repetimos, catorce millones de euros-, el Numancia ha peleado con dignidad en la liga de las estrellas, pero le ha faltado un peldaño más -lo que en estas tierras de la meseta llaman un hervor-, para conseguir eludir la quema del descenso que, por lo demás, no es ni debe suponer una tragedia griega para el equipo soriano.

Lo tuvo en el bolsillo al término de la primera vuelta, con Sergio Kresic en el banquillo, al que cinco derrotas consecutivas -en especial la del Mallorca en Los Pajaritos- le costaron el puesto. Fue un relevo cuya oportunidad todavía sigue suscitando debate entre la propia afición rojilla.

Con su valedor en el banquillo, José Rojo Martín "Pacheta", los números no han sido los mismos, aunque el equipo ha tenido algo más de alegría en los planteamientos, pero no ha aprovechado sus oportunidades, ante rivales directos, para ganar en crédito y remontar definitivamente en la clasificación. Ha estado, eso sí, muy cerca...

En la afición numantina queda el sabor agridulce de que la salvación era posible, pero las variables futbolísticas -tantas y a veces tan insondables- han condenado al equipo soriano a regresar a Segunda, una categoría que sigue siendo un lujo para Soria, mucho más condenada y olvidada en otros aspectos de la vida.

En definitiva, cuatro temporadas del Numancia en Primera División con esta última comparecencia, un sueño que hubiese aconsejado la visita al psiquiatra hace una década pero que el equipo soriano, haciendo de la austeridad virtud, ha demostrado que se puede conseguir con ilusión, autoestima, paciencia y, como no, aciertos deportivos. Si persevera en este particular libro de estilo, podremos decir más pronto que tarde que al Numancia le queda un día menos para regresar de nuevo a estar entre los mejores.