El Gobierno destina 6,5 millones para acogimiento de menores desprotegidos

Pamplona.-  El Gobierno de Navarra ha aprobado en su sesión de hoy un gasto de 6,5 millones de euros para 36 plazas de acogimiento residencial de menores en situación de desprotección y con perfil de conflicto social durante dos años.

ampliar foto

(EFE)

El Gobierno de Navarra ha aprobado en su sesión de hoy un gasto de 6,5 millones de euros para 36 plazas de acogimiento residencial de menores en situación de desprotección y con perfil de conflicto social durante dos años. EFE/Archivo

Los menores en conflicto social son aquellos menores que por su situación de grave inadaptación podrían encontrarse en riesgo de causar perjuicios a sí mismos o a otras personas.

La entidad que gestione el recurso debe tener capacidad para acoger a 36 menores de ambos sexos, cuya atención se llevará a cabo por medio de espacios físicos o agrupamientos diferenciados.

El programa de atención residencial básico tiene como destinatarios a menores de 12 a 18 años en situación de desprotección que precisen de una atención residencial y que puedan beneficiarse de una convivencia supervisada en un contexto que adaptará su estructura y desarrollará sus programas de intervención, de acuerdo con las necesidades del menor.

Este programa atenderá a 29 jóvenes, y entre sus funciones destaca la de ofrecer un espacio de protección a los menores que entren a formar parte del mismo los 365 días del año, durante todo el día.

Además, se perseguirá proporcionar atención integral para el desarrollo armónico de su personalidad y su integración en la sociedad, atendiendo a sus necesidades físicas, emocionales, educativas, pre-laborales y laborales; asegurar el seguimiento del programa de trabajo a realizar con la familia biológica del menor, cuando sea procedente; y posibilitar la inserción social del menor en contextos adecuados, dotándole de la mayor cota de autonomía posible.

A su vez, estas actuaciones de protección pretenden ofrecer a las familias la posibilidad de establecer puentes de comunicación o de relación con los menores que forman parte del programa y a estos la posibilidad de restablecer su relación con la familia de origen, al tiempo que se trata de dotarles de recursos que favorezcan su autonomía personal, laboral y social, su integración y la extinción de conductas asociales.

El segundo programa, de atención a menores con necesidades especiales por problemas de conducta moderados y severos, acogerá a cinco menores que formen parte del sistema de acogimiento residencial de conflicto social, en edades comprendidas entre los 12 a los 18 años que requieran de una atención psicológica y educativa intensa desde un modelo de acompañamiento individualizado y permanente.

En función de la valoración de su situación personal, psicológica, conductual y familiar pueden enmarcarse en estancias cortas, de menos de seis meses; medias, entre seis y doce meses; y largas, de mas de un año.

Además de las funciones propias del programa de acogimiento residencial básico, en este caso se trabajará también y de manera especial para proporcionar a los menores atención psicológica para la normalización de las conductas y comportamientos que dieron lugar a su incorporación al programa.

También se les dará el soporte educativo y escolar o académico que requieran, contando con recursos propios con los que prestar especial atención a los momentos en los que los menores no puedan acudir a sus centros escolares de referencia.

Los objetivos son los mismos que en el programa de acogimiento residencial básico y a ellos se sumarán la socialización, la salvaguarda de su integridad y de la integridad de quiénes le rodeen, el desarrollo armónico de su personalidad, la protección y autoprotección de sus propios impulsos y el manejo de su impulsividad.

Por último, el programa de autonomía surge por la necesidad de crear espacios diferenciados que posibiliten la adquisición de habilidades y conocimientos encaminados hacia una vida autónoma plena que pueda servir como continuación del aprendizaje desarrollado en los contextos residenciales habituales y que en determinadas circunstancias hay que consolidar a través de programas concretos.

En un primer momento este programa se establece para dos chicas, aunque también puede ir destinado a chicos, con edades entre los 16 y los 18 años.