La teoría del incendio

David vivía con su mujer en una casa en el campo. Rodeados de árboles, con un gato, un perro y en sintonía con su entorno. David es un gran fotógrafo que no ejerce. Se dedica a otra cosa y hacía fotos sólo en sus viajes. Recorrió Rusia, India, Egipto, Centroamérica, Guinea Ecuatorial, Europa, y Estados Unidos. Hizo miles de fotos, que un día desaparecieron sin más en el incendio que quemó su casa y otras cien en Noviembre pasado en Santa Bárbara, California. Desapareció absolutamente todo lo que David y Alicia poseían. No quedó nada. Salvaron a los animales.

David Gala

Una de las fotos de Tea Fire Project.

Tuvieron que arrancar su vida material desde cero. No tenían ni siquiera un documento que les identificara. Al poco tiempo, David empezó a fotografiar algunos objetos que encontraron entre las cenizas. Unas fotos en fondo blanco, perfectas y preciosas. Empezaron a traerle objetos otras personas que estaban en su misma situación. Cada vez más personas y cada vez más objetos.

David ha empezado a hacer fotos y seguramente acabe publicando un libro de esas fotos gracias al incendio. David se ha recuperado a sí mismo después de haber desaparecido. Además ese trabajo no sólo le beneficia a él, sino que le está sirviendo de ayuda para superar el trance a mucha otra gente. Cuando el libro salga a la luz, servirá de ayuda quizás a miles de personas que puede que reflexionen acerca de sus vidas y no esperen a que ocurra el incendio para empezar a hacer lo que quieren.

Las fotos del Proyecto Tea Fire son muy sencillas. Tan sencillas que casi podríamos pasarlas por alto, pero toda la historia que encierran, las convierte en una demostración empírica y maravillosa de la Teoría del Incendio.

Un reportero de guerra en la Casa Blanca

Christopher Morris era uno de lo más afamados fotógrafos de guerra del mundo. Junto a James Nachtwey había cubierto la caída del apartheid en Sudáfrica, la guerra de Chechenia, los Balcanes, la primera guerra del Golfo y muchos otros conflictos. Fundó la agencia VII, que se ha convertido en el referente, casi por encima de Magnum, en lo que se refiere a fotografía documental social. Había empezado su carrera como artista y se había reconvertido al fotoperiodismo de guerra. Hasta que tuvo una hija. En ese momento supo que no debía volver a pasar tan cerca de las balas. Le comunicó a su editor jefe de la revista Time, que no quería más guerra. Que podían despedirle. Pero no fue así. Corría el año 2000 y le asignaron una misión bien compleja.

Cristopher Morris

Fotografía del libro My America.

Tendría que ser el fotógrafo de Time en la Casa Blanca durante los dos mandatos de Bush. Al principio Christopher creyó que ese encargo era más una maldición que una reconversión. Cada día era igual al anterior. Sin balazos, sin minas, sin adrenalina… aquello no podía traer nada bueno. Sin embargo pronto empezó a descubrir los pequeños detalles que rodeaban al hermético, paranóico y sombrío mundo de los neoconservadores.

Como resultado de esa minuciosa observación durante 8 largos años, surgió el libro My America. Aquí podéis ver a Christopher hablando de su libro. Christopher ha vuelto a sus orígenes y ha empezado a prestarle más atención al lado artístico de su trabajo. Mirad, dentro de 'Features, Christopher Morris', sus historias como New America, Auto America o Daily Life in North Corea. Ha retomado el rumbo que dejó al principio de su carrera, como consecuencia del nacimiento de su hija, y además, mejorado por la experiencia en el campo de batalla. De nuevo, la teoría del incendio vuelve a funcionar.

La historia gráfica de la Gran Depresión

En 1929, Wall Street se hundió de manera brutal, iniciando lo que se vino a llamar la Gran Depresión. En todo el mundo aumentaban las colas frente a las oficinas de empleo, frente a los comedores para necesitados. En Estados Unidos miles de agricultores y proletarios se precipitaron hacia la más absoluta miseria.

La Farm Security Administration (FSA), un organismo creado dentro del marco del New Deal, el plan de recuperación económica de Estados Unidos, contrató a algunos escritores y fotógrafos para que documentaran y elaboraran informes acerca de las necesidades y carencias del ámbito rural. Así Walker Evans, Dorothea Lange, y Gordon Parks crearon algunos de los documentos que más huella han dejado en el mundo de la fotografía.

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Biblioteca del Congreso (FLICKR)

Una de las fotos más conocidas de Dorothea Lange sobre la Gran Depresión.

Por supuesto, y tal y como estaba previsto, el público de las ciudades tomó conciencia de lo dura que estaba resultando la crisis a pocos kilómetros de sus propias casas. De nuevo, a raíz de un acontecimiento incontrolable, y tomando como centro de atención el propio acontecimiento, surge algo positivo y duradero, que normalmente corrige errores del pasado, añadiéndose a los numerosos aprendizajes que en la historia se acumulan. Este año tenemos en PhotoEspaña Madrid una magnífica exposición de Dorothea Lange.

Nuestro incendio particular

Un incendio, una ruptura sentimental, una muerte o un nacimiento. Colapsos emocionales, situaciones traumáticas que nos fuerzan a detener la rueda y nos pueden ayudar a coger el camino que siempre quisimos. Hoy también estamos sumidos en un cambio de esquemas. La crisis financiera que recorre el mundo y que está dejando profundas huellas en todos los estratos de la sociedad global, puede ser nuestro incendio, nuestro nacimiento de hija o nuestra Gran Depresión. Tenemos la oportunidad de aprovechar la necesidad de cambiar las reglas del juego para hacer unas normas mejores, que hagan el mundo un poco más horizontal. Y como en los ejemplos anteriores, tenemos la oportunidad, y quizás la obligación de documentar la que está cayendo.

Carlos Spottorno

No seamos ilusos; ningún gobierno español parece estar ni cerca de pensar en gastar un solo euro en pagar a fotógrafos para que documenten la catástrofe económica que vivimos. Sin embargo, sé que podemos confiar en la capacidad e iniciativa de decenas de buenos fotógrafos para salir a la calle y no dejar que este incendio no sirva para nada. Salgamos a hacer fotos, que nadie diga que no sabía lo que estaba pasando. Salgamos, como David, Christopher o la FSA al encuentro de los demonios que nos acechan y creemos un documento de nuestros días.

Apliquémonos la teoría del incendio y hagamos que dentro del menor tiempo posible, tengamos un documento común que nos ayude a reflexionar sobre nuestro pasado y nos indique con cierta claridad, el camino hacia nuestro futuro.

* Carlos Spottorno es fotógrafo y autor del blog Fotógrafos y Fotografía