Los niños, uno de los "motores más importantes" de la Feria del Libro

Madrid.-  No tienen especial interés en conseguir la firma de un autor best seller, ni se ven atraídos por los descuentos que anuncian los expositores, pero son el público "más fiel" a la Feria del Libro, uno de sus "motores más importantes", porque "no sólo les gusta leer, sino que además arrastran a sus padres".

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(EFE)

Un grupo de niños en uno de los stand de la Feria del Libro de Madrid. EFE/Archivo

Así lo asegura María Sánchez-Tabernero, responsable del Pabellón Infantil de la feria, que este año "está batiendo récords de visita", en el parque del Retiro.

Dedicado a Asterix y Obelix, el Principito y el Pequeño Nicolás, algunas de las figuras más emblemáticas de la literatura infantil francesa, el Pabellón Infantil recibe cada día a un mínimo de 2.000 niños, una cifra que llega a doblarse los fines de semana cuando en lugar de grupos escolares, invaden el espacio "familias al completo".

Los niños se topan en el pabellón con cientos de actividades, que van desde el taller de ilustración hasta los espectáculos de magia, y sin olvidar las siempre aclamadas sesiones de cuentacuentos, pero "el libro, el objeto, es el verdadero protagonista".

Unas paredes color violeta repletas de estrellas y planetas -en homenaje al Año de la Astronomía- decoran la carpa infantil, donde se exponen decenas de libros, no para su venta -aunque todos los libros se pueden encontrar en la feria-, sino para su disfrute en los cojines y sofás dispuestos por todas partes.

"Se trata de darles un tiempo a los niños para que disfruten de los libros, que los toqueteen y jueguen con ellos, y eso se consigue con algo tan sencillo como ponerles libros delante y darles un espacio", explica la responsable del pabellón.

Esto demuestra que "no es cierto que a los niños no les gustan los libros" y además implica que son los más pequeños los que "arrastran a la feria a padres y familiares que, tal vez, por ellos mismos no vendrían".

Algo así le ha pasado a Juana, una madre de familia a la que normalmente le da "pereza", además de "mucho calor", pasar el día de caseta en caseta.

Pero este año Nacho, su hijo de seis años, "ha insistido como nunca" porque "un 'vecinito' suyo le contó que había venido con el colegio" y había visto "un montón de libros de animales, sus preferidos".

Así es como, después de pasar un buen rato ojeando los libros en el Pabellón Infantil, y mientras su madre disfrutaba del aire acondicionado, Nacho ya tenía claro cuáles eran los títulos que quería y los dos han acudido a la caseta donde les aseguraron que los encontrarían.

"Este año notamos un mayor acercamiento de los niños con los libros y vemos cómo nos hacen más preguntas, piden más información, y buscan mucho más lo que quieren y les gusta", afirma Sánchez-Tabernero.

Aunque no todo el público infantil es apasionado de la literatura: frente a la caseta de una librería infantil, Teresa, la madre de Carolina, lleva ya un rato intentando que su hija, de cinco años, en lugar del álbum de cromos, elija uno de los libros que están a 1,5 euros.

"Yo estuve aquí el sábado pasado y, además de comprar para mí, pasé por esta librería y me gustó para mi hija; pensé que a ella le haría más ilusión, pero supongo que todavía es muy pequeña", explica Teresa.

Visitas más o menos exitosas al margen, la Feria "estaría vacía sin niños", apunta uno de los libreros, que insiste en que "aunque no son los que más compran, son los que más se divierten con todo esto".