Cenas por las nubes

BANGKOK (TAILANDIA).-  Cuenta la leyenda que el pionero de la aviación brasileño Alberto Santos-Dumont (1873-1932) gustaba de sorprender a sus invitados a las cenas que organizaba en su mansión parisina colgando mesas y sillas del techo, para que pudiesen experimentar la sensación de cenar en las alturas. Seguro que él hubiese sido fan de los restaurantes que abundan en Bangkok y que compiten por ver cuál llega más cerca del cielo y ofrece las vistas más espectaculares.

Sirocco

La llegada al restaurante situado en el hotel The Dome at lebua, uno de los más veteranos y reconocido en Condé Nast en su listado de las mejores mesas del 2005, es de las que no se olvidan. Tras una subida meteórica al piso 63 durante la cual se taponan los oídos, se llega a la entrada, presidida por unas majestuosas escaleras que descienden a las mesas rodeadas tan sólo del cielo estrellado y algunas torres de oficinas. Abajo, el serpenteante Chao Phraya que atraviesa Bangkok y el magnífico escenario de luces de la ciudad en plena efervescencia.

El menú pasa a segundo plano ante semejante despliegue, y a decir verdad y salvo excepciones, no levanta pasiones. Los precios como es de esperar si se sitúan por las nubes, pero la experiencia lo compensa todo y es difícil abandonar el Sirocco decepcionado, a menos que la traicionera lluvia haga su aparición en el último momento y la cena se traslade al interior, dejándote con la miel en los labios (suceso bastante habitual entre junio y octubre).

Como fondo musical, Sirocco cuenta con su propia banda de jazz, que acoge a diferentes cantantes extranjeros de una calidad excelente (siempre me he preguntado como debe ser cantar desde tan privilegiado escenario, no creo que haya muchos iguales).

El bar del Sirocco, en medio del restaurante y no apto para los propensos al vértigo, se ha convertido en los últimos años en visita obligada para turistas con el vano intento de sacar la instantánea que capture tanto esplendor, así que la experiencia se desvirtúa bastante. Para los entendidos, es mejor la terraza que queda a un lado del restaurante Mezzaluna en el mismo edificio, y que de momento ha pasado desapercibida para las tropas de turistas. Aquí se puede disfrutar de una copa sin el flash de las cámaras atosigándote continuamente y con las mismas impresionantes vistas.

Precio medio (sin vino): 60 euros por persona

Importante: El local impone un rígido control de vestuario a los clientes. No se permiten pantalones cortos ni sandalias de dedo, aunque sean estas de diseño, como bien pudo comprobar en persona la autora de este reportaje en su primera visita.

Vertigo

El principal competidor de Sirocco antes de que se pusieran de moda los restaurantes en el techo de los edificios, Vertigo se erige 61 pisos sobre el suelo en el lujoso hotel Banyan Tree. La sensación es diferente a la de Sirocco, pues aunque Vertigo es más pequeño y algo menos presuntuoso que su vecino, las mesas se sitúan más cerca del borde del restaurante, dando lugar a una sensación si cabe más sobrecogedora de estar muy cerca del abismo y haciendo justo honor a su nombre. La comida suele ser más sofisticada y la clientela integrada también principalmente por turistas y extranjeros residentes en la capital tailandesa.

Precio medio (sin vino): 60 euros

Consejo: merece la pena ir a tomarse una copa, al atardecer o ya después de cenar. Tampoco se permiten chanclas ni pantalones cortos.

Zenses

El último en llegar y arrasando con fuerza. Zenses se sitúa en el piso 17 del nuevo centro comercial Zen en el céntrico barrio de Chidlom. Con 2.000 metros cuadrados de terraza y 2.200 cubiertos, vista panorámica de 360°, cocina de 4 prestigiosos restaurantes de Bangkok (japonés, tailandés, indio e italiano) y una clientela más joven y variopinta que los anteriores, Zenses se ha convertido rápidamente en uno de los sitios de moda de la capital. Las mesas bajas con sofás de cuero invitan a cenar o tomarse una copa con amigos, mientras las vistas y la brisa hacen que sea uno de los sitios más recomendables para huir del a veces sofocante calor que acosa Bangkok durante la mayor parte del año.

El diseño ofrece varios niveles, rincones y plataformas diferentes, en un espacio con capacidad para 400 personas. La clientela se compone de parejas jóvenes, tailandeses, expatriados y algunos turistas, en un ambiente mucho menos exclusivo y más relajado que Sirocco o Vertigo, pero también más masificado y a veces algo solitario.

Precio medio (sin vino): 30 euros

Lo mejor: Fácilmente accesible desde la estación de Chidlom del Sky Train, el tren elevado que atraviesa el centro de Bangkok.

The Roof

Como todo nuevo hotel que se precie en Bangkok, Siam@Siam cuenta con su restaurante panorámico, que según dicen en su website, es el primero y único en Tailandia en tener una plancha de rocas volcánicas para que los clientes cocinen su carne ellos mismos y la degusten inmediatamente. Lo malo es que a esas alturas el viento hace a menudo imposible esta experiencia y el resto del menú no es para tirar cohetes.

Al menos el precio se sitúa a niveles más asequibles. Los clientes suelen ser del hotel o cenas de empresa y eventos corporativos, en un ambiente informal y distendido.

Precio medio: desde 20 euros por persona.

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