Tibia reacción de los socios de la UE a la propuesta rusa de un nuevo pacto de seguridad

Corfú (Grecia).-  Los ministros de Exteriores de Finlandia, Alexander Stubb, y Francia, Bernard Kouchner, mostraron hoy una tibia reacción a la propuesta rusa de un nuevo tratado de seguridad para Europa jurídicamente vinculante.

Durante una reunión en Corfú de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para debatir sobre la necesidad de una nueva estrategia de seguridad, Stubb indicó que Rusia no ha presentado aún nada "concreto".

Respecto a ese debate, el anterior presidente de turno de la OSCE, insistió en que nadie quiere nada "completamente nuevo" y que la "mayoría" de los 56 socios de la UE "piensan que las organizaciones ya existentes están funcionando bastante bien".

Eso sí, se mostró de acuerdo con "vigorizar y renovar sus compromisos".

"Hay que seguir con los actuales principios, no cambiarlos ni destruirlos", indicó Stubb, quien insistió en el concepto global de seguridad de la OSCE, que incluya los aspectos económicos, de medio ambiente y de derechos humanos.

Por su parte, Kouchner dijo que "la propuesta de Rusia sobre seguridad no constituyó el centro de atención (de la reunión) porque no sabemos exactamente sobre cuál propuesta debemos conversar".

"Debemos hablar con los rusos sobre la seguridad en Europa. No es posible que no les recordemos que tenemos ciertos principios", agregó el jefe de la diplomacia francesa.

Respecto a la guerra de Georgia del pasado agosto, que se ha convertido en el mayor obstáculos del entendimiento entre Rusia y Occidente, ambos ministros subrayaron la necesidad de mantener allí a observadores internacionales en la zona, algo vetado por Rusia.

Stubb se refirió a este asunto como el "problema número uno" y recordó que hay una propuesta rusa para establecer una nueva misión internacional que aún debe ser estudiada.

Kouchner dijo que en el encuentro había pedido "al menos un milímetro de progreso en el acceso de los observadores de la UE a la otra parte de la línea", en relación a las fronteras entre Georgia y sus provincias separatistas de Osetia del Sur y Abjasia, de la que Rusia ha reconocido su independencia.