Y las llaman migajas

Dicen que Cannes le ha robado todo. Dicen que a la 66ª edición de la Mostra internazionale del Cinema de Venecia, que vuelve al Lido del 2 al 12 de septiembre, sólo le quedan las migajas. ¿Se hará realidad la profecía de las malas lenguas encandiladas por la última Croisette? A juzgar por los rumores, no parece.

Los leones dorados de Venecia defenderán su orgullo con garras y dientes

La kermesse francesa es la hija predilecta de los críticos y compañera ideal de directores y actores 'a la page': llega siempre antes, acapara las primicias y conquista la admiración general por su estilo impecable, orgullosamente esnob y rebuscado. Indudablemente, proyecta su sombra sobre la cita italiana, que cada año suda la gota gorda para presentarse bien vestida al final del verano. Como una incómoda hermanastra mayor provoca envidia (no siempre sana) y un sutil sentido de inferioridad. Y, a pesar de todo, acaba siendo un punto de referencia, marca tendencias y gustos. Así, por ejemplo, después de que Cannes apostara por abrir su Sección Oficial de este año con 'Up', la divertida animación de Pixar será galardonada también en Italia: el León de Oro a la mejor trayectoria será otorgado a John Lasseter, director de 'Toy Story' y 'Cars' y productor de 'Wall-E' y 'Ratatouille'.

A menudo Venecia se queda con los frutos tardíos de la cinematografía internacional: lo que no está listo en primavera se presenta allí. Y ya que en la Croisette el cine 'made in Hollywood' brilló por su ausencia, no pocas serán las películas estadounidenses que desembarcarán en la Laguna. Los rumores hablan con insistencia del nuevo thriller de Steven Soderbergh, 'The Informant', con un Matt Damon gordo e irreconocible. 'Shutter Island', de Martin Scorsese llega a las salas italianas el 2 de octubre, así que es probable que su estreno sea en el Festival. Lo mismo se aplica a 'A serious Man', el último trabajo de los hermanos Coen, que ya abrieron la Mostra el año pasado con 'Quemar después de leer' y parecen fieles aficionados al clima itálico.

A punto de sacar del horno sus obras están también Todd Solondz (¿os acordáis de 'Happiness'?), Terrence Malik, el veterano Clint Eastwood y el siempre polémico Micheal Moore, que acaba de ultimar una peli sobre las consecuencias de la crisis económica. Muchos pronostican que presentarán sus largometrajes en el Lido.

Roma, la hermana pequeña y peleona

Pero no hay que olvidar que a Venecia le ha nacido una nueva hermana, justo en Italia, la pequeña de la familia, la niña consentida. Desde 2006 la Mostra, prestigiosa pasarela europea después de Cannes y junto con Berlín, tiene que compartir la tarta de los estrenos (y de las financiaciones públicas) con el Festival Internazionale del Film di Roma, que vuelve del 15 al 23 de octubre listo para soplar cuatro velitas. A pesar de su majestuosa puesta en escena, del dinero gastado para publicitarla a bombo y platillo, de la presencia masiva de los divos que hicieron grande y famoso el cine italiano de antaño, del despliegue de políticos encorbatados y sonrientes, la nueva cita romana no ha aguado la fiesta a la veterana de provincia.

El perfil del joven festival es todavía bastante escurridizo, su personalidad no se define, en cuatro ediciones ya ha cambiado su nombre (de Fiesta del Cine a Festival, más maduro, más serio). Se parece más a un panfleto turístico que a una selección de películas de calidad (el año pasado estrenaron 'High School Musical 3' y en esta edición la joya de la corona es el estreno mundial de la peli del lánguido Paulo Coelho). El pecado de quien quiere gustarle a todos los paladares es que acaba siendo un escaparate mundano y frívolo para los turbios personajes romanos, primero entre todos su alcalde hiper derechista Gianni Alemanno.

El buen nombre de Venecia parece a salvo, pero es natural que el director Marco Müller, advierta la exigencia de renovarse, de encontrarse a sí mismo de una vez para siempre. Su estrategia para no perder brillo y prestigio en el mercado internacional de la cultura y de la industria cinematográfica es una fórmula bastante inédita e innovadora en un país gerontófilo como Italia (el presidente del Festival de Roma tiene 88 años, el de la República 84, el del Gobierno 'sólo' 73): un comité seleccionador de jóvenes, nuevos críticos y expertos en filmografías de nicho, de calidad y de poco presupuesto, como las de extremo oriente. Las verdaderas perlas de Venecia salen de allí, no de los grandes nombres. No queda otra que esperar.