Los turistas que iban en el safari se encaramaron a árboles ante la estampida

Málaga.-  Los participantes en el safari de Zambia donde murió la joven malagueña de 29 años Laura Peláez por el ataque de un elefante se encaramaron a los árboles ante la estampida que se produjo, según han explicado hoy a Efe fuentes del entorno del grupo.

ampliar foto

(EFE)

Fotografía facilitada por la familia de Laura Peláez, la mujer que murió ayer tras el ataque de un elefante mientras participaba en un safari en un parque natural de Zambia. EFE/Archivo

Los turistas -una veintena- empezaron a correr por el Parque Nacional de Luangwa; acabaron subidos a árboles, entre ellos el compañero de trabajo de Laura que le acompañaba, Pedro González, y cuando pudieron reagruparse comprobaron que ella no aparecía y, más tarde, que había sido alcanzada por el animal, mientras que el resto resultó ileso.

Aunque se efectuaron disparos disuasorios, no dieron resultado, según las fuentes, que explican que los acompañantes de Laura Peláez han decidido no moverse del país hasta que se traslade el cadáver.

Se prevé que, a través de la compañía de seguros, una funeraria llevara hoy en avioneta el cadáver hasta Lusaka, la capital del país, para su posterior repatriación.

El cuerpo sin vida de la chica fue trasladado desde el lugar del suceso a un poblado situado a tres horas de camino, Mpika, que está a la entrada del Parque Nacional de Luangwa, a su vez situado a 600 kilómetros de Lusaka.

Los acompañantes de Laura, natural de Antequera (Málaga), están en contacto con la representación consular y con la aseguradora y, al parecer, estaba todo correcto para la repatriación.

Era la cuarta vez que la joven hacía ese mismo viaje y en esta ocasión iba junto a un compañero de trabajo, mientras que los turistas del grupo eran de distintos puntos de España, entre ellos Madrid y Barcelona.

La fallecida llevaba cuatro años trabajando para una multinacional textil en Torremolinos (Málaga), que cerró el pasado miércoles en señal de duelo al conocer lo ocurrido, y sus compañeros la recuerdan como "una chica fenomenal".

La familia le había pedido que no viajara a África, adonde se desplazaba en vacaciones desde hace varios años para llevar ayuda humanitaria a poblaciones desfavorecidas, un carácter que marcaba "la gran persona que era", según fuentes cercanas a la familia.