Willy DeVille, uno de los últimos dandis del rock

No levantamos cabeza. Cuando ya nos estábamos recuperando de la sorpresa del fallecimiento de Michael Jackson y casi sin tiempo para reaccionar por la desaparición del director de cine John Hughes, nos llegaba la noticia de la muerte de Willy DeVille.

A. Arteche

Imagen de la sesión de fotos realizada por Arteche.

Uno de los grandes dandis del rock'n'roll nos dejó impactados cuando apareció en la escena punk americana setentera dirigiendo Mink DeVille. El tupé, las patillas, los pómulos marcados, los elegantes trajes de entrepierna ajustada y chaleco y siempre calzado con buenos zapatos italianos. Entre mafioso y proxeneta neoyorkino. La elegancia de la aristocracia de los bajos fondos y la cultura de la jeringuilla.

En la historia de la música han quedado grandes obras de arte como 'Cabretta', 'Return to magenta' o 'Le chat bleu'. Las historias rockanroleras de barrio bajo donde las culturas y razas se mezclan. Yonquis, prostitutas y buscavidas. Rosita, la chica que robaba televisores y coches después de quedarse con el corazón de los hombres que la amaban, la pasión por Edith Piaf y la cultura francesa, los crooners y el malditismo. Me es imposible recomendar un solo disco de Mink DeVille o una canción. ¡Hay tantas!, Bueno, miento. Sólo por escuchar una sola vez 'Heaven stood still' merece la pena haber vivido en este mundo.

Problemas con músicos del grupo, con los mánager, drogas y con su propia compañía, siguió editando discos con el nombre de Mink DeVille aunque del grupo quedase él y poco más.

A mediados de los 80 comienza a firmar con el nombre con el que saltaría a la fama, Willy DeVille. 'Miracle' es el primer trabajo que se publica con esta firma en 1987 con la ayuda del Dire Straits Mark Knopfler. La colaboración en la banda sonora de la película 'La princesa prometida' hace que esté nominado al Óscar, donde interpreta el tema en la ceremonia. Mudado al barrio francés de Nueva Orleans, junto a Bourbon Street, se empapa de los pegajosos sonidos de la ciudad y publica 'Victory mixture', un disco tributo al soul y R&B de la ciudad. Para presentar este disco visita el Festival de Jazz de San Sebastián.

De aquel concierto sólo puedo decir lo mágico que fue. La devoción con que el público seguía el repertorio de canciones nuevas y material viejo. Antes, había habido auténticas peleas en el pequeño puesto de camisetas para hacerse con una de las pocas copias que habían sacado a la venta de una casete de fabricación semicasera que contenía un concierto en París de dicha gira. Tras el concierto y de vuelta a casa por la noche, pusimos la cinta comprada en el coche. Al poco rato teníamos que parar en un arcén de la autopista. Las canciones contenidas en esa grabación, la forma de tocarlas y la intensidad que emanaban eran de una belleza tan grande que dolía. Durante semanas estuve haciendo copias de aquella casete para regalar a amigos y conocidos y todos coincidían en lo mágico de esa grabación. Al final terminé por pasarla a CD para que no se estropeara. Hoy por hoy sigo sin saber cómo nadie ha editado convenientemente esa grabación en CD oficial.

A pesar de estar editado en un sello independiente de Nueva Orleans y licenciado al resto del mundo a través de la Fnac, 'Victory mixture' logró vender más de cien mil copias en Europa de manera meteórica. Desde la segunda etapa de Mink DeVille en Atlantic Records sus discos eran más apreciados en el viejo continente que en su patria, pero lo de éste no se lo esperaba nadie.

Con el nacimiento de los 90, Europa entera se rinde a sus pies con 'Backstreets of desire'. Desde su mudanza a Nueva Orleans el estilo de Willy DeVille ha ido mutando y su aire de proxeneta latino había variado en una especie de Capitán Hook del rock. Su nuevo aspecto, sus levitas y la versión del 'Hey Joe' de Jimi Hendrix son otro número uno en todas las listas.

Nuevas giras europeas, nuevos éxitos y un aumento de público en sus conciertos. Willy DeVille había entrado en los circuitos más comerciales de televisión y radio fórmula y cada vez eran más los nuevos adeptos que se sumaban a embarcarse en el barco pirata que él pilotaba con el pie de micro que presidía los escenarios de sus conciertos completamente forrados de rosas rojas frescas que su esposa se afanaba en colocar amorosamente minutos antes de cada actuación.

Este éxito masivo se confirma con la publicación de un disco en directo 'Willy DeVille live'. La versión mariachi de 'Hey Joe' de su anterior disco había sido un éxito, pero la recuperación del latinizado 'Demasiado corazón' de la etapa Mink DeVille a pesar de que su recitado en castellano cada vez fuese más ininteligible, le elevó a la categoría de estrella del rock.

De las tres veces que tuve oportunidad de verle en concierto, recuerdo la última con motivo de la gira del disco en directo. Patrocinado por una marca de ropa vaquera se paseaba con su sombrero de ala ancha y un chaquetón de piel obsequio del fabricante de ropa. Estuvimos en la rueda de prensa y al terminar nos retiramos a un sitio más apartado del hotel donde se hospedaba para hacer una pequeña sesión de fotos. No había nada programado y el concierto se celebraba en un par de horas, pero mi amistad con el promotor y que mi acompañante llevase el mismo chaquetón que él supongo que ayudó.

Se quedó muy sorprendido cuando le extendí mi vieja copia del vinilo de Mink DeVille 'Le chat bleu' para que me la firmara y dedicara. "¿Por qué este?", me preguntó. "Porque sólo por tener 'Heaven stood still' merece la pena que exista la música", le respondí.

Para charlar un rato y hacer unas cuantas fotos nos pusimos en unos sillones del hotel. A nuestro lado, unas señoras de avanzada edad merendaban y pusieron mala cara al vernos llegar. Willy DeVille las saludó echándose la mano al sombrero con un cortés "Ladies", mientras giraba la cara hacia nosotros y torciendo la boca decía "un montón de viejas zorras llevando abrigos de piel hechos con otras zorras como ellas". Temiendo que se hubiera hecho ecologista o algo así y como no quería perder la oportunidad de la sesión de fotos, me apresuré a señalar el chaleco de piel de leopardo que solía llevar por aquel entonces junto a mi cazadora de cuero de motorista para decirle "es falso". "No —me respondió él—, es elegante".

La sesión de fotos salió como la seda, lo mismo que el concierto y el baño de multitudes que se dio cuando sonaron sus dos mayores éxitos para el nuevo público que abarrotaba el Pabellón.

Totalmente inmerso en la cultura y la forma de vida de Nueva Orleans, Willy DeVille no se dejó cegar por el éxito de sus viejos temas. Su siguiente disco era tan árido y áspero como para llegar a contener ritmos de vudú y canciones sobre vampiros, así que el gran éxito como llegó se fue y se quedaron los fans leales. ¿Para qué más? Su último disco, 'Pistola', lo publicaba en 2008. Está lleno de rock'n'roll y sentimientos. Hay temas que pueden recordar a sus comienzos en Mink DeVille como 'So so real', funk sucio a lo Sly & Family Stone en 'Been there done that' o country desgarrado como 'Louise'.

Mantuvo su drogodependencia que comenzó a mediados de los 70 hasta mediados de los 90. Adicto a la morfina, en una emisora de radio francesa declaraba en 2006 que llevaba diez años limpio y sólo había recurrido a ella para paliar el dolor tras un accidente de tráfico.

Regresó a Nueva York en 2001 tras el fallecimiento de su esposa y después de declarar que aunque Nueva Orleans siempre había sido una ciudad peligrosa donde había que saber por dónde andar y con quién, en los últimos tiempos se había vuelto peor aún y se lamentaba de que Johnny Thunders no hubiera acudido a él para preguntar dónde pillar material tras enterarse de su muerte por sobredosis en la ciudad. Preguntado en uno de sus viajes a Europa por la desaparición de la hija de Albano y Romina Power dijo no haber conocido a la chica, pero que sabiendo con la gente con la que andaba por allí lo normal es que ahora estuviese en el fondo del río como mínimo.

En febrero de este año le era diagnosticada una hepatitis C y cuando estaban preparándole para el tratamiento médico le fue descubierto un cáncer de páncreas que ha sido fulminante. A punto de cumplir los 59 años, lo habría hecho el próximo 27 de Agosto, Willy DeVille fallecía el pasado jueves 6 de agosto en un Hospital de Nueva York. Su tercera esposa comentó que los últimos meses Willy DeVille los había pasado tranquilamente en casa viendo películas, tocando la guitarra y que había fallecido de noche con tranquilidad.