Dimensión de "El Juli", una oreja al igual que Esplá y Luque

San Sebastián (España).-  Una oreja cada uno pasearon Luis Francisco Esplá, Julián López "El Juli" y Daniel Luque en el festejo que tuvo lugar hoy en San Sebastián, en el que lo más destacado fue la dimensión del segundo espada, en una faena de extraordinario temple, gusto y dominio.

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Toros de Jandilla, bien presentados, mansurrones pero "dejándose", aunque la mayoría llegaron agotados en los finales. Los mejores, tercero, quinto y sexto.

Luis Francisco Esplá: pinchazo y estocada casi entera (ovación); y estocada casi entera (oreja).

Julián López "El Juli": pinchazo hondo y tres descabellos (silencio); y estocada y descabello (oreja con fuerte petición de la segunda).

Daniel Luque: estocada desprendida y trasera, y larga agonía del toro (oreja); y estocada (ovación tras leve petición).

La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada en tarde soleada y con la cubierta a medio cerrar.

Curiosa situación en Illumbe, el debut y la despedida de Esplá, que entró a última hora por la vía de la sustitución, al no comparecer Cayetano, de baja por enfermedad.

Hubiera sido imperdonable que Esplá aparcara su erudita tauromaquia sin mostrarla antes en esta plaza que ya cuenta con once años de historia. Al final hubo premio para todos. El público lo pasó en grande con la originalidad y exquisita variedad de su toreo. Y para él, el reconocimiento material de la oreja.

El caso es que no fueron tampoco muy propicios los dos toros de Esplá. Dentro de una corrida aceptable, el peor lote fue para él. Su primero, manso y bruto, sin entregarse, frenándose y echando la cara arriba. Lo cuajó a pesar de todo con el capote, en un bonito saludo a la verónica a pies juntos, galleo por chicuelinas y quite por navarras.

Banderilleó certero y con suma naturalidad, andando a la salida de los tres pares. Con la muleta no fue posible armar faena por las circunstancias apuntadas del toro, aunque así y todo hubo pasajes con cierto aroma.

El cuarto, que protestaba por arriba y que se venía al suelo bajándole la mano, "se dejó" en buena medida a media altura. Esplá volvió a torear de capote con enjundia, entrando en quites de mucha vistosidad. Puso también banderillas con su asolerado estilo, hasta cuatro pares al prender sólo a medias el tercero.

En la muleta, tandas cortas, salpicadas de vistosos remates antes de los obligados de pecho. Fue faena de dominio y mucha suficiencia. Faena de oreja para la historia por lo que significaba de feliz el debut y la despedida del torero de Alicante.

No tuvo "El Juli" tela que cortar en su primero, toro que escarbó de salida y echó las manos por delante. En la muleta, con la cara por las nubes y volviéndose, le puso los pitones varias veces por el cuello. Al sentirse el toro podido, se fue a tablas, como buen manso. Todavía tuvo agallas "El Juli" para sacarlo de allí, intentando lo imposible lejos de la querencia. Mas no hubo manera de estructurar faena.

Y en el buen quinto, extraordinaria la dimensión del "Juli". Lances variados, de gusto y dominio, cuatro lances a pies juntos y dos más con el compás abierto, media en el remate, y posterior quite por chicuelinas con tafalleras.

Algo justo de fuerzas el toro en la muleta, "El Juli" le prestó a base de temple el impulso que le faltaba. El secreto del temple que da y quita conforme se hace necesario. Suavidad, limpieza y arrogancia, mucho más allá de la estética, toreo de gran hondura, por la despaciosidad, la quietud y la ligazón en un espacio mínimo.

El parón final esta vez fue también portentoso, quietísimo el torero, obligando al toro a ralentizar su paso. Hubo dos ochos de trazo perfecto. Dos circulares más desde atrás, el último ligado con un cambio de mano a un natural lentísimo. Muy exprimido el toro en el final, la faena culminó en la meta de la perfección.

Se quedó corto el "palco" con la concesión de una solitaria oreja. La primera vez que el presidente de San Sebastián peca por defecto.

Luque tuvo un primer toro que se desplazó rápido, descompuesto y con la cara alta en los primeros compases de faena. Pero le hizo frente el joven torero con arrestos, llevándole muy tapado. Se sucedieron los pases, fundamentalmente por el derecho, a gran velocidad, conforme imponía la condición del astado.

Toreo rapidito, pero enfibrado. Faltó limpieza al conjunto. Incluso una serie final de pases encadenados, con cambios de mano por detrás alternando uno y otro pitón sin la ayuda de la espada, tampoco le salió redonda. Hubo a pesar de todo mayoría de pañuelos en la petición de oreja.

No remató Luque con el sexto, otro toro con muchas posibilidades, pero con el que no acertó en la distancia y al que dio también demasiada tralla. Le faltó sosiego. Abusó del "pico". Terminó amontonándose. Dicho más claro, se lo dejó ir.

Por Juan Miguel Núñez