Un gran César Jiménez cuaja un faenón de dos orejas, a hombros junto a Ponce

Cuenca.-  Un inspirado César Jiménez cuajó un faenón al único toro toreable de la corrida de Santiago Domecq, al que cortó las dos orejas, y salió a hombros junto a Enrique Ponce, que paseó un apéndice de cada uno de sus toros, el segundo de ellos algo generoso, hoy en Cuenca.

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FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Santiago Domecq, el segundo con el hierro de Ana María Bohórquez, de la misma casa ganadera, terciados, cómodos de pitones, sosos y descastados, de muy poco juego. El único toreable, el sexto.

Enrique Ponce: gran estocada (una oreja); y dos pinchazos y estocada (una oreja tras un aviso).

Julián López "El Juli": media estocada trasera y un descabello (ovación); y estocada casi entera (ovación).

César Jiménez: tres pinchazos y estocada (silencio); y estocada y dos descabellos (dos orejas).

En cuadrillas, Mariano de la Viña destacó por una excelente brega al cuarto.

La plaza tuvo lleno aparente en tarde de calor soportable.

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JIMÉNEZ SE INSPIRA

Dos triunfadores en la tarde, pero uno en mayúsculas: César Jiménez. El torero madrileño cuajó un auténtico faenón al toro que cerró el festejo, el único que "sirvió" para hacer el toreo de un descastado encierro de Santiago Domecq.

Toreó Jiménez a ese sexto toro con mucha parsimonia y regusto. Faena redonda y completa que comenzó de rodillas, ligando muletazos largos y limpios. Ya de pie, la labor cobró altura fundamentalmente por el lado derecho, con pases de mano baja y mucho relajo, muy sentidos.

El tendido siguió la faena con mucha intensidad. Por el izquierdo también dejó Jiménez cosas sueltas de buen aire. Epílogo en las cercanías, con ajustados y vibrantes circulares invertidos incluidos, y aunque precisó de dos golpes de descabello para dar muerte al toro, paseó las dos orejas.

El primer toro de Jiménez fue un auténtico marmolillo, sin casta ni raza alguna, acusó además un tremendo volatín a la salida del caballo, dejándolo más aplomado si cabe. Faena sin historia en la que el torero optó por abreviar.

El otro triunfador, Ponce, arrancó la corrida con un toro muy escurrido, noblote pero muy justo de todo. Pero dándole los tiempos necesarios y la distancia adecuada, consiguió el hombre momentos de mucha elegancia y estética por el pitón derecho. En su línea, Ponce se inventó una faena de suma maestría.

Entró en probaturas por el pitón izquierdo, pero por ahí no tuvo un pase el animal. Y volviendo sobre la diestra, dos series más que volvieron a calentar el ambiente, y a por la espada. Cobró una gran estocada y cayó una oreja.

Sin embargo con el cuarto estuvo más Ponce en los adornos y en los guiños con las peñas "del sol" que en el toreo propiamente dicho. El toro se quedaba muy corto y no aportaba nada, y Ponce optó por realizar un faena de aliño, que pese a sus dos fallos con los aceros le valió una oreja generosa.

"El Juli", con un lote infumable, apenas pudo dejar nada artísticamente destacable. Tan sólo algún muletazo suelto en algún momentos de sus dos faenas, y un quite por ceñidas chicuelinas en el quinto. Puso mucha voluntad el hombre, y por eso le ovacionaron al final de sendos trasteos.