¿Tienes un dilema? Regala vino

En esta última semana he recibido varias llamadas de amigos, familiares y gentes cercanas en general cuyo propósito, desvelado justo después de los primeros saludos de rigor, era siempre más o menos el mismo: “Por cierto, tengo que hacer un regalo en estos días (también vale: tengo una cena con mis suegros) y me gustaría comprar un vino bueno, pero sólo tengo para gastarme unos..."

Embruix de Vall Llach 2004, un Priorato de lo más asequible

Debo decir que no me molesta nada que me llamen para estas cosas, me hace sentirme un poco oráculo de Delfos y casi escucho mientras me hablan los acordes de Apolo como banda sonora de mis palabras (aunque suelen ser Ben Harper, el Boss u otros de su calaña los que cantan). Al fin y al cabo, no sé de nadie peor que yo mismo para elegir un regalo y con lo negras que se presentan estas navidades hay dos cosas que tengo clarísimas:

• El vino es el mejor regalo que existe: socializa la alegría y queda bien.
• Yo tampoco regalaría nunca una corbata.

Pero existe otro factor decisivo: con un poco de suerte, la botella que regalas se abre sobre la marcha y disfrutas de tu propio regalo. Sé que esto suena mezquino, pero lo aprendí de pequeño: regalaba cajas de bombones a mi madre, que nunca ha sido capaz de comerse más de dos, y contribuía a devorar el resto en manada junto con mis hermanos. Me lo agradecía mi madre con una sonrisa benevolente que dejaba claro que conocía mis argucias, me lo agradecían mis hermanos con los dedos pringosos y me lo agradecía mi propio estómago, empedernido en una pasión por el chocolate que el tiempo ha transfigurado sustituyendo el chocolate por vino como objeto de mi deseo.

Lo que ocurre con el vino es que si lo regalas así, sin más, sin que la botella que le llevas a quien sea tenga más historia detrás que el hecho de que estaba de oferta en el Carrefour, el regalo se convierte en una birria, la botella se queda guardada en el aparador y tú quedas como un miserable. Hay que regalar vinos con una historieta detrás, vinos de los que puedas charlar un rato, convertirlos en objeto de atención durante un instante, mientras te sirven la sopa de mariscos, el cordero o lo que quiera que se cene en tu casa. Os voy a recomendar algunos vinos con su correspondiente anécdota y me voy a poner como límite un margen de entre 20 y 30 euros. La cosa está muy mal, ya lo sé, pero es Navidad y se trata de un regalo ¿qué menos?:

• Regajal (Viñas de El Regajal) 20 € aprox. Tinto. Especialmente dedicado a madrileños y valencianos, pero también a polemistas en general. El Regajal, donde se encuentra esta bodega, en Aranjuez, es una reserva natural creada para proteger un ecosistema único en el que las grandes protagonistas son las mariposas. ¿A alguien le suena la noticia del hundimiento del AVE a su paso por Aranjuez por tratar de esquivar una reserva medioambiental? Pues ahí mismo se elabora el que es posiblemente el mejor vino de la Denominación de Origen vinos de Madrid. Un vino, por cierto, espectacular por su relación calidad precio que elabora el famoso enólogo Ignacio de Miguel.
• Mauro (Bodegas Mauro) 30 € aprox. Durante cerca de treinta años, Mariano García, el elaborador de este vino, fue el responsable de elaborar los de la archiconocida Vega Sicilia, en la Ribera del Duero. Pero llegado el momento de escoger un lugar donde desarrollar una bodega propia, y conocedor como nadie de las tierras de la Ribera del Duero y sus alrededores, dio en enamorarse de una parcela de 50 ha. situada justo en Tudela de Duero, un pueblo que hace frontera con la denominación de origen castellana pero se encuentra fuera de su límite administrativo. No le importó. Es un vino con una magnífica relación calidad precio. Mariano García es un genio, para muchos el mejor enólogo de España y una botella de Mauro siempre te hará quedar bien.
• Casalobos (Bodega 14 viñas) 20 € aprox. Tinto. Si el tema predilecto de tus reuniones familiares es el fútbol, y no el vino, puedes optar por este vino que también, como en el caso anterior, elabora Ignacio de Miguel, no es que yo tenga nada con él, es que hace vinos en zonas y con gente muy curiosas. Se trata de un vino producido en Castilla la Mancha, muy agradable de beber y que cuenta entre su accionariado con todos los integrantes de la que se llamó la Quinta del Buitre, además de otros famosos madrileños y madridistas. Estos son algunos de los accionistas, a ver si alguno te suena: Manuel Sanchís, Emilio Butragueño, Míchel, Rafael Martín Vázquez, Aitor Karanka, Miguel Bosé, Pato Clavet, Antonio Martín...
• Embruix de Vall Llach (Celler Vall Llach) 25 € aprox. Si de lo que te gusta hablar no es tanto de política y de fútbol como de música, de arte, de naturaleza y compromiso, un buen vino para regalar es el que elabora Lluis Llach, sí, el cantante, en el Priorato (Tarragona). Llach desarrolla en el pueblo de Porrera un proyecto maravilloso de recuperación de lo que fue una antigua cooperativa agrícola y ha hecho de aquellas tierras que conoció en su infancia el origen de unos vinos espectaculares. Entre ellos, el Embruix es el que tiene un precio más ajustado y asequible, aunque sus hermanos mayores, si te los puedes permitir, son algunos de los mejores vinos del Priorato, la única denominación de origen que junto con Rioja ha alcanzado en España la categoría de “Calificada”.
• Numanthia (Bodega Numanthia) Termes 30 € aprox. Los vinos de Toro ya no son ni parecidos a lo que eran. Esta región del noroeste se ha transformado en uno de los enclaves más prestigiosos del vino español y lo ha hecho, en buena medida, gracias a vinos como Numanthia. Esta bodega la puso en marcha la familia riojana Eguren –un día les dedicaré un texto porque son una familia de genios que elaboran algunos de los mejores vinos de España- y durante el año pasado realizaron con ella la operación de venta más brillante que se recuerda en el vino español. Ascendieron con sus vinos a la cima de las mejores puntuaciones de la crítica mundial de vinos y una vez allí, compraron otros terrenos si que nadie lo supiera, empezaron a hacer otros vinos y pusieron a la venta esta bodega. El resultado: el prestigioso grupo de lujo LVMH pagó una millonada por comprar Numanthia Termes, y para cuando llegó el momento de vender, ellos ya tenían otro vinos escandalosamente buenos de la misma zona.