'La violación de Lucrecia' de Britten llega por primera vez al Teatro Real y a Madrid dirigida por Goodwin y Abbado

MADRID.-  'La violación de Lucrecia' de Benjamin Britten se estrenará por primera vez en el Teatro Real y en Madrid bajo la dirección musical de Paul Goodwin y escénica de Daniele Abbado, que debutan en este escenario, según señaló hoy el director artístico del coliseo, Antonio Moral. Esta producción del Teatro Reggio Emilia estará en cartel sólo tres días: el 13, el 15 y el 17 de noviembre.

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EP (EUROPA PRESS)

'La violación de Lucrecia' de Benjamin Britten se estrenará por primera vez en el Teatro Real y en Madrid bajo la dirección musical de Paul Goodwin y escénica de Daniele Abbado, que debutan en este escenario, según señaló hoy el director artístico del coliseo, Antonio Moral. Esta producción del Teatro Reggio Emilia estará en cartel sólo tres días: el 13, el 15 y el 17 de noviembre.

Moral destacó esta ópera "nueva y directa, llena de modernidad" que escribió Britten sobre el libreto de Ronald Duncan basado en la obra 'Le Viol de Lucrèce' de André Obey. "Fue su primera ópera de cámara y, según el mismo autor aseguró, lo que pretendía era conseguir un efecto musical pleno con muy pocos instrumentos, concretamente 13, que aquí serán 14", explicó resaltando el "trazo claro y equilibrado" de esta pieza que finaliza con cierta "moralina cristiana" que, sin embargo, no interrumpe el discurso de esta ópera.

Para el británico Paul Goodwin, lo más interesante de esta partitura es "su arquitectura extraordinaria", que se asemeja a un "espejo roto" que permite ver lo que hay detrás.

El director musical se refirió a la aparente simplicidad de los personajes y de la música en sí misma que, según avanza la función, se hace más compleja. "Esto era típico de Britten, puesto que para él nada era blanco o negro sino gris. De una música que parece tonal y cálida se pasa a una partitura atonal o bitonal", señaló.

La pretensión de Goodwin ha sido conseguir un "efecto de arquitectura general musical que proporcione mucho color, algo parecido a un cuadro de Kandinsky", dijo.

DEVOLVER LA MODERNIDAD

Por su parte, Daniele Abbado coincidió en dar relevancia a la arquitectura de la obra si bien hizo mención a los orígenes de la misma, ya que nació a final de la II Guerra mundial, cuando existía una enorme pobreza y se veían por todas partes las consecuencias de esta contienda. "Britten tenía urgencia por comunicar este sentimiento a través de su obra", dijo.

Así, el director ha concebido una puesta en escena sobria y austera que se apoya en las imágenes que destilan evocadoras proyecciones "que van desde las esculturas clásicas hasta escenas del exterminio nazi, los años 60 o escenas de violencia y desolación", explicó.

La mayor dificultad para el director de escena ha sido enfrentarse a una puesta "extremadamente básica y a una orquesta muy limitada". En su opinión, el autor inventó una situación donde los coros (masculino y femenino) son el marco de lo que está pasando. "Comienza con una descripción fija y casi estática que da paso escenas de un dinamismo exacerbado. Esto es lo que define la modernidad de esta ópera que es preciso devolver al espectador", enfatizó.

Abbado ha fijado la acción en planos diferentes. Mientras los personajes antiguos están situados en su época los dos coros ofrecen una sensación de "atemporalidad, como si estuvieran suspendidos del aire", indicó.

El reparto está compuesto por Toby Spence, Violet Noorduyn, Matthew Rose, David Rubiera, Andrew Schroeder, Monica Groop, Gabriella Sborgi y Ruth Rosique. Asimismo, un grupo de solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid dan vida a este drama intenso e intimista. La obra utiliza algunos pasajes de William Shakespeare y Tito Livio sobre el célebre episodio que determinó el final de la monarquía en Roma y la expulsión de los Tarquinios.