Chávez, rumbo hacia su visión del socialismo, entre adhesiones y rechazos

Caracas.-  Hugo Chávez, con un nuevo mandato como presidente de Venezuela desde enero, ha acelerado en un año un proceso que llama "revolucionario", entre adhesiones y rechazos, y siempre desde un escenario de constante presencia mediática.

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Reelegido el 3 de diciembre de 2007 con una amplia mayoría, el jefe del Estado venezolano juró el cargo en enero con la declarada voluntad de poner rumbo al socialismo tras ocho primeros años en los que asentó su particular visión del mundo.

En el nombre del pueblo, Chávez anunció nacionalizaciones, pidió poderes especiales mediante una ley habilitante y propuso una reforma constitucional que promueve como una "nueva ecuación de poder", mientras sus adversarios opinan que se trata de una carta blanca para gobernar.

"Mucho más que una reforma... una revolución", dice el presidente de su proyecto y advierte de que "votar 'sí' es votar Chávez, votar 'no' es votar contra Chávez", en un aparente intento de alejar la sombra de la abstención en el referendo del próximo 2 de diciembre.

"Poder para el pueblo": así definió el objetivo de los cambios que propone en la Carta Magna actualmente vigente, la que él mismo promovió en 1999 y fue aprobada entonces por los venezolanos.

"La reforma es más poder de defensa para el país", dijo también Chávez, al llamar a votar por su proyecto durante una intervención televisiva de más de cinco horas el sábado 24.

El presidente acostumbra a prolongados discursos en actos diversos, a veces varios en el mismo día y siempre ante las cámaras, además de su espacio dominical "Aló Presidente", desde el que, en directo, combina charla con sus partidarios y anuncios políticos.

Controvertido, impredecible y con una indiscutible presencia mediática, que reconocen hasta sus adversarios, Chávez suscita adhesión o rechazo en el país y más allá de las fronteras, donde siembra controversia cuando, a su juicio, resulta necesario.

Sus broncas, pasadas y presentes, con líderes de otros países así como sus declaraciones, juzgadas a veces poco afortunadas, le han otorgado un especial protagonismo mientras él afirma que su único propósito es defender a Venezuela.

El militar que quiso tomar por la fuerza el Palacio de Miraflores hace quince años es ahora el inquilino de la sede presidencial como jefe de Estado cuatro veces ratificado en el poder: en las presidenciales de 1998, las de 2000 para legitimar los cargos tras la nueva Constitución, el revocatorio de 2004, y las presidenciales de 2006, que le dieron otros seis años de mandato, hasta el 2013.

Teniente coronel retirado de 53 años, Chávez celebró el pasado 4 de febrero el aniversario de aquel golpe militar que lideró, según explica, contra la corrupción, con un llamamiento a fortalecer "la unidad cívico-militar" para consolidar su proyecto socialista.

Buscó este año estrechar lazos con "países amigos" como Bolivia, Nicaragua y Cuba, mediante su proyecto de Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), destinado -afirma- a una integración de los pueblos frente a EE.UU., el "imperio", a cuyo gobierno acusa permanentemente de "conspirar" contra él.

Nacido el 28 de julio de 1954 en Sabaneta, localidad cercana a los Andes venezolanos, en el seno de una familia de maestros rurales, Chávez, que inició muy pronto la carrera militar, recuerda siempre sus orígenes humildes a la hora de dirigirse a sus más fieles seguidores, los más pobres.

Un reconocido carisma y facilidad de comunicación, junto a unas políticas sociales alabadas por sus partidarios y tachadas de "populistas" por sus críticos, le han permitido en esos años sentar una cercanía con este pueblo en el nombre del cual afirma gobernar.

Desde 1999, él o el "chavismo", su sello particular, han ganado todas las citas electorales, superado un intento de derrocamiento en 2002 y una dura huelga petrolera que hizo tambalearse la economía del quinto exportador mundial de petróleo.

Ahora aspira, con la posibilidad que le daría la reforma, a una reelección dentro de cinco años, necesaria, según él, para asegurar este proceso emprendido hacia "el socialismo del siglo XXI".