Un kilo de carne de ternera supone 13 kilos de CO₂

MADRID.-  Producir un kilo de carne de cordero genera 17,4 kilos de CO₂ equivalente, uno de ternera 13 kilos, uno de pan de trigo 800 gramos y uno de patatas 210 gramos. Un nuevo informe de la organización ecologista Greenpeace ha cuantificado el volumen concreto de las emisiones generadas por la fabricación de lo que comemos y ha estimado que la agricultura y la ganadería suponen un tercio de todas las emisiones de efecto invernadero generadas por el ser humano (si se le atribuye la responsabilidad en la deforestación). Como recalca, Juan Felipe Carrasco, portavoz de Agricultura de Greenpeace, «esto es más que las emisiones producidas por la generación de energía primaria».

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Qué la agricultura y la ganadería son una de las causas principales del cambio climático ya se sabía. Sin embargo, la gran novedad de este trabajo, titulado 'Cool Farming: Climate impacts of agriculture and mitigation potential', es que llega a la conclusión de que, si se cambiase el modelo de producción de alimentos actual, estos sectores podrían pasar a convertirse en sumideros netos de CO₂.

Elaborado por Pete Smith, profesor de la Universidad de Aberdeen, uno de los autores del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), el documento (resumen en español / versión completa en inglés) asegura que la primera causa directa de las emisiones de efecto invernadero en la fabricación de alimentos es el uso abusivo de fertilizantes, por la generación de óxido nitroso (N₂O), un gas con una incidencia en el calentamiento global 296 veces mayor que el CO₂.

La segunda es la ganadería, por el metano (gas también 20 veces mas potente que CO₂) generado por los animales en su digestión. Como detalla el informe, un kilo de carne de cordero supone 17 kilos de CO₂ equivalente, el de vacuno 13 kilos, el de cerdo seis y el de pollo cuatro.

Para comparar, un litro de leche supone 1,32 kilos de CO₂, un kilo de pan de trigo 0'80 y uno de patatas 0'21. Otro dato interesante: un kilo de pan o un kilo de patatas procedentes de la agricultura ecológica emiten menos CO₂ equivalente que otros cultivados de forma convencional. Sin embargo, en el caso del pollo, los huevos o la leche, las emisiones aumentan cuando se producen de forma más extensiva.

«En lo que respecta al cordero este cálculo no es extrapolable a España porque aquí se cría de forma distinta a la mayoría de los países industrializados», detalla Carrasco, «pero sí que se corresponde el caso del cerdo o el pollo, aunque esto no quiere decir que luego a nivel global sea menos impactante».

Como recalca este ecologista, la producción de N₂O por el uso de fertilizantes y el metano de la ganadería suponen cerca del 12% de todas las emisiones de efecto invernadero generadas por el ser humano. «Si a esto se suma las generadas por un factor ya indirecto como es la deforestación y las relacionadas con el uso de carburantes o de la propia fabricación de los fertilizantes entonces se llega al 32% de todas las emisiones», afirma Carrasco. «Esto es más que las producidas por la generación de energía primaria».

De todas formas, la gran novedad de este estudio es que asegura que todo esto se podría revertir por completo sin reducir el volumen de alimentos. Como explica este portavoz de Greenpeace, si se cambiase el modelo agrícola y ganadero actual, basado en el uso masivo de fertilizantes y en la producción intensiva de carne, «estos sectores se podrían convertir incluso en un captador neto de CO₂».