"Los ecoterroristas son los balleneros, no nosotros"

MADRID.-  Un voluntario británico y otro australiano han sido "secuestrados" por el buque japonés 'Yashin Maru 2' , según la denuncia de la asociación ecologista Sea Shepherd Conservation Society. Los balleneros pretenden juzgar a los activistas como piratas, mientras que desde Sea Shepherd acusan a los japoneses de "ecoterroristas".

SEA SHEPHERD

Los activistas retenidos, Benjamin Potts (izda) y Giles Lane.

Giles Lane y Benjamin Potts llevan 16 horas retenidos en el interior de un ballenero japonés, tal y como nos ha confirmado Paul Watson, capitán del buque ecologista en que viajaban. Lane, de 35 años, y Potts, de 28, subieron al barco nipón para entregar una carta en la que informaban al capitán de que estaba cometiendo un acto ilegal. Estaba cazando ballenas en el santuario australiano del Antártico.

Los activistas, miembros de la organización Sea Shepherd Conservation Society (SSCS), navegaban como voluntarios en el barco 'Steve Irwin', en el que vigilaban a varios balleneros japoneses desde el 1 de enero, tal y como ha confirmado Watson. El capitán del 'Steve Irwin' presume de que no se ha matado ninguna ballena en la zona en los últimos seis días. "Perseguimos a los barcos. Nos ven y salen corriendo. Están constantemente huyendo de nosotros".

Watson cuenta a través del teléfono, con voz cansada, que el incidinte ocurrió a las 2:00 am (horario GMT, 3:00 am horario español) del martes 15 de enero. Lane y Potts subieron a notificar la sentencia que acababa de emitir un juez australiano y que condenaba a una compañía japonesa por cazar ballenas en el Antártico. Con esa base, la actuación del 'Yashin Maru 2' era igualmente ilegal, al menos para los activistas. La tripulación japonesa lo vio de forma totalmente diferente.

Según Watson, al leer la carta, los japoneses ataron a Lane y Potts, y los dejaron amarrados al mastil del arpón durante "un par de horas". Después, los introdujeron en el barco y "no hemos vuelto a saber de ellos", lamenta Watson. La última noticia que tuvieron desde el 'Yashin Maru 2' es que pretendían llevar a los dos ecologistas a Japón, donde quieren juzgarlos como piratas.

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El ballenero japonés 'Yashin Maru 2' .

Minoru Morimoto, jefe del Instituto para la Investigación con Cetáceos -vinculado al gobierno japonés-, ha negado que la tripulación del 'Yashin Maru 2' haya atado o agredido a los activistas, según recoge el diario The Guardian. "Es ilegal abordar el barco de otro país en alta mar", argumenta Morimoto para justificar la retención de los dos hombres "mientras se toma una decisión".

"Es un sinsentido", afirma Watson ante la perspectiva del juicio en Japón. "Ellos nos llaman ecoterroristas, pero para mí ese término alude a quien aterroriza al medio ambiente. Eso es justo lo que están haciendo ellos. Ellos son los ecoterroristas".

A pesar de las peticiones del capitán del buque ecologista, el navío nipón se ha negado a liberar a los dos hombres. Por eso, la organización ha solicitado a los gobiernos británico y australiano (nacionalidades de Lane y Potts respectivamente) que exijan una liberación inmediata. Hasta el momento ninguno de los dos gobiernos ha intervenido. Watson justifica esta pasividad porque Japón es una potencia. Cuando países menos ricos pescan en la zona, tanto japoneses como australianos los persiguen, según las protestas del capitán ecologista. "Coges un pez y te encarcelan; matas una ballena y no pasa nada".

La decisión del juez que Lane y Potts comunicaron es la sentencia de James Allsop que condena a la compañía japonesa Kyodo Senpaku Kaisha en base a una denuncia de 2004 iniciada por la asociación Humane Society International (HSI). Según un teletipo de EFE, el juez Allsop ha condenado a la empresa japonesa porque "ha matado, herido y usurpado unas 1.253 ballenas mink, nueve ballenas de aleta y un numero indeterminado de ballenas jorobadas" en la reserva marítima australiana en la Antártida.

Sin embargo, la Agencia de Pesca Japonesa (APJ) ha respondido, según EFE, que la flota de su país trabaja en una zona de jurisdicción internacional, por lo que la resolución australiana no les afecta. La propia sentencia reconoce que los empleados de la compañía japonesa sólo podrían ser arrestados si entran en territorio australiano.

Watson, al preguntarle si sería posible hacer huir a los balleneros hacia aguas australianas para poder detenerlos, se ríe. "Los buques entran siempre en aguas australianas", explica el capitán, "pero aunque Australia tiene la ley, no hace nada para que se cumpla. Ventajas de ser una potencia".