El español Miguel Ángel Perera corta tres orejas en Mérida, Venezuela

Mérida (Venezuela).-  El matador español Miguel Ángel Perera cortó tres orejas y salió a hombros por la puerta grande, en la quinta corrida de la Feria del Sol celebrada hoy en la ciudad venezolana de Mérida, a 690 kilómetros al oeste de Caracas.

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(EFE)

El triunfador tarde, el extremeño Perera, lanceó con asentadas verónicas; lo llevó con maestría y al sacarlo se ciñó en apretadas chicuelinas, llevando la pasión a los repletos tendidos.

El madrileño Francisco Rivera Ordóñez obtuvo un apéndice; el venezolano Otto Rodríguez, quien se despidió de esta plaza, estuvo dispuesto pero no cosechó trofeo.

En primer lugar salió el rejoneador criollo Francisco Javier Rodríguez, cuya labor fue premiada con oreja.

Se corrió un toro venezolano del Marqués de la Real Defensa para el caballero; los seis de la lidia ordinaria pertenecían a la divisa colombiana de San Sebastián de las Palmas, aceptables de presentación y bravos.

La plaza se llenó hasta la bandera.

Rodríguez (rejoneador): una oreja.

Rivera Ordóñez: silencio y oreja.

Rodríguez: saludos y silencio.

Perera: dos oreja y oreja con petición.

Destacaron la vara el hispano Pedro Argeni López y el venezolano René Quintana; en la brega José Manuel Gutiérrez y Luis Miguel Calvo, españoles; en las banderillas en criollo Mauro David Pereira.

Abrió plaza el joven rejoneador Rodríguez Cordido que se lució clavando arriba rejoncillos de castigo farpas a una y dos manos a toro que mató de certero rejón, ganando la primera oreja de la tarde.

Rivera en el primero su lote lo llevó al caballo para recibiera puyazo. Tibia faena de muleta que refrenda con pinchazo y estocada que basta.

El segundo fue al caballo con codicia, el madrileño cogió las banderillas par dejar dos palos y medio, faena bullidora que acompañó la música; pinchazo y media estocada: fue premiado.

Con aceptables verónicas Rodríguez aceptó al primero, faena de menos a más por el pitón derecho, adornándose con toreros muletazos para liquidar de pinchazo y estocada.

El segundo salió correlón, el criollo lo llevó al caballo y lució en quite por chicuelinas, trasteó por el pitón derecho para despachar, sin pena ni gloria.

El triunfador tarde, el extremeño Perera, lanceó con asentadas verónicas; lo llevó con maestría y al sacarlo se ciñó en apretadas chicuelinas, llevando la pasión a los repletos tendidos.

En centro de la arena comenzó con tres impresionantes péndulos, siguió con artística faena de quietud mando, barriendo la arena con largas tandas de derechas que hicieron rugir a la plétora en los tendidos.

Se gusto en dos series por naturales acompañando la música y el cónclave de pie, se perfilo en corto, colocando estocada hasta la bola que hizo rodar sin puntilla: paseo dos merecidas orejas.

Con el que cerró plaza, toro con genio y bravucón, se empleó en afirmado trasteo, sometiendo las bastas acometidas. El animal enganchó al diestro echándoselo al lomo, que hizo temer lo peor.

Se levantó sin mirarse reduciéndolo a fuerza de entrega con trasteo que refrendó poderosa estocada que hizo rodar sin más hierro. Concesión de apéndice y el público, encendido, batió pañuelos que el palco no vio.