Retos e incógnitas en Pakistán tras la derrota de Musharraf

Los dos grandes partidos de la oposición en Pakistán se han repartido el pastel del Parlamento. El gran vencedor ha sido el PPP de Benazir Bhutto, la ex primera ministra asesinada en diciembre, aunque con una mayoría relativa que necesitará alianzas para formar Gobierno. A falta de que el cómputo sea total, el segundo puesto ha sido para la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), del ex primer ministro Nawaz Sharif. En rueda de prensa, el viudo de Bhutto y nuevo líder del PPP, Asif Zardari, ha nombrado al partido de Sharif entre sus favoritos para formar equipo de Gobierno, pero ha exigido a sus futuros socios que acepten reabrir la investigación del atentado que costó la vida a su esposa.

(Reuters)

El partido de Bhutto ha sido el más votado

El proceso electoral del país asiático encerraba un sinfín de interrogantes. Por un lado, debido a los atentados que han precedido los comicios y que podían dejar por los suelos las cifras de participación. Al final, según los datos provisionales, la participación ha rondado el 45% (frente al 42% de hace seis años). También las referencias a un posible fraude eran lugar común. Finalmente, el partido de Musharraf (PML-Q) ha acatado su derrota: "Obviamente, la nación ha hablado por medio de la votación. No pudimos convencerles. Ellos han rechazado nuestras políticas y nosotros hemos aceptado su veredicto", explicó a Reuters el portavoz de la formación, Tariq Azim Khan.

La gente que había enfocado los comicios a modo de refrendo hacia el general Musharraf ya ha obtenido una respuesta. Pero el buen desarrollo de las elecciones no sirve para despejar la totalidad de interrogantes. Ya lo reconocía David Miliband, el ministro británico de Exteriores: "En Pakistán, el camino hacia la democracia empieza con una elecciones libres y justas, pero necesita raíces más profundas".

¿Cuáles son esas raíces más profundas? ¿Cuáles son los principales retos a los que ahora se enfrenta Pakistán?

• Los gobernantes tienen ante sí una ingente labor de ingeniería. O de encaje de bolillos. El territorio paquistaní es extremadamente complejo y está profundamente dividido. Entonces, una de las primeras misiones es la de lograr estabilizar el orden público de cara a la prevención de posibles atentados terroristas. Sin embargo, el terrorismo paquistaní no es unidireccional, ya que en él toman parte grupos muy diferenciados. Esto es una enorme traba a la consecución de la paz interna y la estabilidad social. Y es que el terrorismo anti-estadounidense, que podría parecer el más extendido, es tan sólo una realidad minoritaria dentro de los atentados que se producen en el país asiático. El principal problema procede de la violencia interna, como la que se da entre los grupos chiíes y suníes.
• ¿Qué será de Musharraf? La especialista en Asia meridional, Antía Mato, reconoce que éste es uno de los asuntos más interesantes, y a la vez espinosos, que se plantean en Pakistán, dado que si se produce una coalición de oposición lo suficientemente amplia, que ocupe al menos dos tercios del Parlamento, Musharraf podría ser depuesto como presidente del país. De momento, Nawaz Sharif, uno de los grandes vencedores de la jornada electoral, ya se ha tomado su particular revancha, ya que Sharif fue derrocado por Musharraf en el año 1999. Ahora, se ha apresurado, a la luz de los resultados, a reclamar que las fuerzas democráticas paquistaníes deberían unirse para poner fin a la dictadura. En ese caso, ¿apoyarían las fuerzas armadas a Musharraf?
• En el apartado de política interior, estos no son los únicos retos para el nuevo Gobierno. Según reconoce Antía Mato, se debe producir una reforma en el ejército para reducir su injerencia en la vida política. Del mismo modo, hay mucho trabajo por hacer en lo que se refiere a otorgar más autonomía a las provincias. Y también en materia judicial, donde los nuevos dirigentes, presumiblemente, repondrán al presidente del Tribunal Supremo, que fue arrestado por Musharraf.
• El nuevo primer ministro tendrá, al mismo tiempo, la tarea de trabajar de cara al exterior. Pere Vilanova, catedrático de Ciencia Política, opina que no habrá grandes cambios en lo que se refiere a las relaciones con Afganistán y con India. En cuanto a Afganistán, las autoridades paquistaníes tendrán que ir incrementando el control en las zonas tribales de la frontera, que han servido de refugio para muchos talibanes que huyeron tras la intervención estadounidense en Afganistán. Alastair Leithead, corresponsal de BBC en Afganistán, reconoce en un artículo que las relaciones entre ambos países siempre ha sido de amor-odio. Pero, en todo caso, Leithead recoge las declaraciones de un comerciante de Kabul, que muestran muy bien la dependencia mutua que existe entre los territorios vecinos: "Si las elecciones van bien, las cosas mejorarán para nosotros".
• Otra de las incógnitas con mayúsculas se refiere a las nuevas relaciones entre Pakistán y Estados Unidos. El país asiático necesita a Estados Unidos por muchas razones, fundamentalmente, para costear sus gastos en materia de Defensa. Estados Unidos también necesita a Pakistán, para obtener influencia en la región, como contrapeso a Irán y Afganistán. Sin embargo, el precio de colaborar con Estados Unidos puede ser muy alto para el Gobierno paquistaní, que puede perder muchos puntos en cuanto a popularidad. Éste es uno más de los retos que se presentan ante la nueva coalición de Gobierno, que tiene un arduo trabajo por delante.