En los dos debates cara a cara, el candidato Mariano Rajoy soltó el tema migratorio como si fuera una bomba molotov. Al candidato José Luis Rodríguez Zapatero le falló la reflexión dialéctica para revirar al 'pepeísta' y enfatizar los logros que ha tenido el gobierno 'pesoísta' en este espinoso terreno. En este contenido como en los otros, los debates sirvieron para lograr el propósito para el que están diseñados: mover emociones, no neuronas. Fue un teatro-happening de parlamentos breves, un casting para la presidencia. Rebobinemos la película al segmento migratorio.
Las políticas de extranjería e inmigración en España —financiadas con fondos nacionales y, sobre todo, europeos— tienen dos avenidas bien apuntaladas: control de fronteras e integración social.
La mayoría de las entradas de trabajadores extranjeros al mercado laboral se produce de manera irregular. Aún la cifra conservadora de 300.000 irregulares significa 300.000 dramas —y un polvorín—, centenas de miles de seres humanos poseedores de derechos inalienables que están al margen en un sistema que podría proteger sus derechos; un sistema que podría tener la factura en términos de cohesión social.
El gobierno, al parecer, a la vez que impulsa la contratación en origen no atiende o no entiende su demanda en España. Si la mayoría de los negocios que generan empleo son de pequeños empresarios éstos no tienen manera de encontrar trabajadores de diversas cualificaciones por el burocratismo obstaculizador. A ellos el contingente no les ayuda en nada y el régimen general sólo les otorga un permiso de contratación de una persona pero no les da a la persona. El mercado, visto así, es un campo abonado para los intermediarios —o mafias— que llevan la mano de obra a la oferta disponible y viceversa.
Las contrataciones en países de origen, que parece una buena solución, necesitan una mayor inversión de recursos humanos y financieros para que sean exitosas y sobre todo, la administración pública necesita ofrecer nuevos mecanismos que resuelvan las necesidades de los pequeños empresarios. Mecanismos que van desde una estructura más robusta en los consulados españoles en el exterior, un sistema para informar, seleccionar, entrevistar y reclutar mano de obra o trabajador cualificado en origen y políticas, ya no sociales o laborales, sino económicas con el aparato institucional que lo soporte, para no erosionar el papel de España en el mundo global de unos cuantos (dónde ocupa el octavo lugar entre las mayores economías del planeta, como se ha remachado en la campaña electoral).
La desprotección del inmigrante frente a la recesión o, eufemísticamente, el ajuste económico, va a dejar en España desempleados. Entiéndase, españoles en paro e inmigrantes sin trabajo. El modelo de crecimiento fundado en la actividad económica de la construcción no se puede replicar en automático. Ante el desempleo, los españoles tienen la cobertura por paro pero los inmigrantes no pueden tan fácilmente emprender otro traslado a otro mercado laboral (que también será presa del ciclo de recesión que parece va a ser más o menos generalizado) porque pierden derechos aquí acumulados, quizá no tengan ahorros para financiar ese nuevo desplazamiento, ni energía para enfrentar el esfuerzo y el riesgo y la perspectiva de un nuevo desarraigo.
¿Dónde están las respuestas? ¿Cómo se van a amortiguar las caídas? ¿Cómo se van a curar las fracturas? ¿Cómo se van a enfrentar los desafíos? ¿Habrá equipos trabajando en el reto por venir, equipos que no mostraron nada de lo que tienen en la canasta, bizcos como estuvieron en la cortoplacista campaña electoral?
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Está claro que España es un espejo, vosotros como corresponsales lo describis estupendamente. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
En: E-Campany@
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
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