Una cesta de la compra realmente cara: la de los celíacos

Su cesta de la compra no es como la de los demás. Cada vez que un celíaco o, lo que es lo mismo, un intolerante al gluten, se enfrenta a la tarea de ir al supermercado tiene que llevar la cartera llena y los ojos bien abiertos. Esta enfermedad obliga a llevar una dieta muy estricta de por vida exenta de gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno, la cebada y la avena.

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El problema está en que el 80% de los productos manufacturados tienen gluten. Hasta los alimentos más insospechados. Según Marta Teruel, gerente de FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos en España), lo hay "en todo lo que te puedas imaginar".

No sólo en los alimentos hechos con harina, como los bollos, también en algunos embutidos, quesos, patés o gominolas. Marta Teruel, que también es madre de una celíaca de cinco años, cuenta: "para evitar problemas la clave es ir a la compra con una lista de las marcas que se pueden comprar porque no en todos los productos aptos para celíacos tienen etiquetas que lo indiquen y no siempre te puedes fiar de lo que pone en el envase".

Según cuenta Marta Teruel, "se puede llevar una dieta completa pero hay que invertir mucho más dinero". El kilo de pan cuesta 8,61 euros más si no tiene gluten y para poder tomar salchichas hay que elegir las de primera calidad, 2,53 euros más caras. Pero eso es sólo un ejemplo. La cesta básica de la compra les cuesta a los celíacos una media de 134,54 euros más al mes, es decir, por cada celíaco que haya en una casa (la enfermedad es hereditaria) se gasta al año 1.614 euros más. Y eso que los productos se han abaratado. Hay supermercados, como Mercadona, que ofrecen una gama más asequible. Aún así, como indica la tabla, los alimentos siguen siendo caros.

Las personas que padecen esta enfermedad reivindican el abaratamiento de los productos o, en su lugar, ayudas económicas como las que que ya hay en Castilla La Mancha, la única comunidad en España. En ésta los enfermos reciben 300 euros al año. Mientras, en Reino Unido los médicos firman recetas para adquirir los productos más baratos en la farmacia. Y en Noruega, Francia, Dinamarca e Italia se da una cantidad mensual de por vida.

Esto podría solucionarse más pronto que tarde. El ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha anunciado su intención de llegar a un acuerdo con la industria para bajar el precio de los alimentos de celíacos durante esta legislatura. La iniciativa forma parte del Plan de Apoyo a las Personas con Intolerancia al Gluten presentado en el mes de noviembre y que está pendiente de pasar los trámites de Bruselas.

Diagnóstico no precoz

Otra de las medidas de este plan es establecer unos criterios unificados que permitan detectar a través de una etiqueta qué alimentos no contienen gluten. Además, se fomentará la detención precoz de esta enfermedad. Aunque no hay datos oficiales, en España se calcula que en torno a 450.000 personas son celíacas pero sólo lo saben unas 45.000.

El caso de Laura es un claro ejemplo. Tenía 19 años cuando se enteró de su problema. "Fue porque estuve un año entero con problemas de barriga y el médico decidió hacerme las pruebas", cuenta. "Nunca me había pasado como ese año pero siempre había tenido estos problemas". Ahora ha tenido que cambiar su dieta, pero no le preocupa "porque se acabaron los dolores y comiendo en casa no es difícil de llevar". Lo malo es comer fuera porque "nunca sabes con qué se hacen las cosas en los restaurantes y tienes que andar preguntando con qué se cocina". Aún así comenta, "yo porque ya soy mayor y lo llevo bien, pero para los niños pequeños supongo que esto es una complicación".

La vida social

Otra de las aspiraciones de las personas que sufren esta patología es conseguir que el sector de la hostelería disponga de menús libres de gluten. Existen muy pocos restaurantes, en Madrid sólo cinco, que ofrezcan una dieta especial para celíacos. Y lo mismos sucede con los colegios, los comedores de empresa o los universitarios. Además, hay un centenar de medicamentos que entre sus excipientes llevan gluten.

El otro problema es a la hora de comulgar. La polémica saltó el 11 de marzo cuando los padres de un niño celíaco de Huesca denunciaron que la Iglesia se negó a que su hijo comulgase con una forma de maíz el día de sua Primera Comunión. A raíz de esto la Asociación de Celíacos de Madrid pidió que recapacitase y se les permitiese comulgar con hostias sin gluten. Sin embargo, el Vaticano sigue negándose porque considera que la hostia de la comunión debe llevar una mínima cantidad de gluten para que pueda considerarse pan.