Importante toque de atención de Urdiales: una oreja y otra perdida al matar

Madrid.-  Una oreja y la posibilidad de haber cortado otra en el toro anterior, relanzó hoy en Las Ventas la carrera del todavía modesto Diego Urdiales, a punto de cumplir nueve años de lucha en la profesión.

ampliar foto

(EFE)

El diestro Diego Urdiales, quien cortó una oreja a su segundo astado durante la sexta corrida de abono de la Feria de San Isidro celebrada esta tarde en la Monumental de Las Ventas de Madrid.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Carmen Segovia, desiguales de todo, sobre todo de edad -dos cuatreños (segundo y sexto), tres a punto de cumplir los cinco años (primero, tercero y quinto) y uno (el cuarto) a falta de mes y medio para los seis años- y de peso, entre 510 y 645 quilos, lo que en el argot se dice "una escalera". En general de nulo juego, incluso con dificultades, exceptuando el lote de Urdiales, pues fue bueno el primero y cambió a mejor el cuarto, ovacionados ambos en el arrastre.

Diego Urdiales: tres pinchazos y estocada (fuerte ovación tras un aviso); y estocada (una oreja).

Fernando Cruz: cuatro pinchazos y cinco descabellos (silencio tras un aviso); y estocada ladeada (silencio).

Pedro Gutiérrez "El Capea": dos pinchazos y estocada (silencio); y estocada y cinco descabellos (silencio tras un aviso).

En cuadrillas, Juan José Rueda "El Ruso"se desmonteró tras clavar al tercero dos pares de riesgo, sacando los brazos de abajo en gesto inverosímil, y posteriormente bregó con acierto en el sexto.

La plaza se llenó con ligeras "calvas" en andanadas y altos del "sol", en tarde lluviosa, con agua prácticamente en todo el festejo.

----------------------------------------------------------------

URDIALES ARREGLA SU TEMPORADA

Ni siquiera estaba en los carteles iniciales. O llegaron a quitarle de los mismos cuando prácticamente tenía cerrada su contratación según transcendió después. Pero ha tenido finalmente su oportunidad por la vía de la sustitución (por el lesionado Serafín Marín), que ha aprovechado cortando una oreja que vale su peso en oro. Y todavía se dejó otra con la espada en el toro anterior.

Muy bien Diego Urdiales toda la tarde. El hecho de haber sorteado el lote más toreable con diferencia, lejos de ser una ventaja, comprometía mucho más. Había que estar bien a toda costa para arreglar su temporada y su vida. Y al final lo ha conseguido. Las armas que utilizó Urdiales -parece mentira con lo poco que torea-, la claridad de ideas, el oficio y el regusto en la interpretación.

La faena al toro que abrió plaza tuvo altura desde los primeros compases, en el tanteo. Toreo de exquisito relajo y buen compás, muy reposado en las formas. Dos tandas por el lado derecho, perfectamente hilvanadas, fueron presagio de lo que iba a venir después. Efectivamente, a la tercera que encadenó, ya estaba en marcha el run-run de aprobación característico de este plaza en las faenas solemnes.

Y ya la misma intensidad hasta el final, pasando por dos series al natural y otra más de circulares antes de cerrar con detalles por abajo de mucha torería. Lástima que la firma fue un borrón de mucho cuidado.

Urdiales tuvo que esperar al cuarto para hacer efectivo el triunfo que tan claramente había tenido en las manos. Toro grande y cabezón, feísimo de hechuras. Y lo que son las cosas, después de haber pegado "tornillazos" en el capote, negándose a embestir, terminó yendo en la muleta por abajo y con nobleza.

El hombre lo vio enseguida, y al desplazarse la primera vez, surgió de nuevo la excelencia del temple. Con el toro ya definido se embaló la faena. Muletazos por los dos pitones quizás con menos hilván, pero igualmente de una extraordinaria dimensión. Triunfó por fin la disposición y las buenas maneras de Urdiales, que ahora amarró con la espada a la primera en una estocada sin puntilla.

No tuvieron su tarde los otros dos alternantes, entre otras razones porque "no sirvieron" sus respectivos lotes. Tardo, corto y con la cara arriba el primero de Cruz, al que le faltó también técnica y corazón. El quinto hizo cosas buenas en el capote, pero perdió el buen son en la muleta, embistiendo a oleadas. Esta vez sí que se justificó Cruz al aguantar parones hasta acabar haciéndose con la situación.

Al "Capea" le han vuelto a maltratar los "ultras" del tendido "siete". Como si no tuviera bastante con las complicaciones que le plantearon sus toros. Mientras trataba de doblegar los cabezazos y "la guasa" de su primero, y al tiempo que se fajaba también con el reservón y nulo sexto que no terminaba de arrancarse cuando ya se había parado, le incordiaron con vocecitas despiadadas. Nada nuevo para él, cuyo único "pecado" es intentar seguir los pasos de la ejemplar trayectoria de su progenitor. Una pena que la plaza de Madrid pierda su carácter por situaciones tan injustas.