Gallardón pronuncia ante Rajoy un discurso de Estado lleno de ideas para España

Madrid.-  El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha hecho hoy, en una conferencia pronunciada ante el presidente de su partido, Mariano Rajoy, un discurso de Estado con numerosas propuestas para el futuro de España en los ámbitos político, económico, social e incluso internacional.

El escenario ha sido el Foro ABC y el auditorio un nutrido elenco de dirigentes y cargos de su partido, desde Rajoy a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, pasando por el presidente fundador del PP, Manuel Fraga; el secretario general, Ángel Acebes, y los portavoces populares en el Congreso y el Senado, Soraya Saénz de Santamaría y Pío García Escudero.

Después de hablar 32 minutos de aspectos tan poco municipales como la energía nuclear, el "acercamiento" a Portugal o el plan hidrológico y dedicar después otros cinco a argumentar que Rajoy es "el mejor director" para el PP, la primera pregunta para el alcalde ha sido para saber si estaba de acuerdo, como opinaban algunos de los presentes, en que acababa de hacer un "discurso de investidura".

"Nada más lejos de la realidad", ha contestado Ruiz-Gallardón, que ha argumentado en su defensa que su conferencia no hablaba "de los próximos cuatro años sino de un ambición de país, de una ambición colectiva que de ninguna de las formas se puede circunscribir a una acción de Gobierno".

Más aún, ha tenido que recordar que había dicho "claramente" que es el PP el que "debe articular ese discurso" y que es Mariano Rajoy "quien debe dirigir ese proyecto".

En su discurso, que casi al final ha definido como unos "apuntes" para una "agenda política de asuntos urgentes", ha pasado rápidamente por el desarrollo de Madrid desde 1995 -el año en que llegó al Gobierno regional- para ponerlo como ejemplo del cambio que podría experimentar el conjunto del país.

Hoy, él reclama la misma "ambición" y "pragmatismo", la misma "capacidad para superar los debates dialécticos y pasar a la acción" que se aplicó en Madrid, para modernizar "el país repleto de posibilidades" y "alejado del lugar que legítimamente puede ocupar en el mundo" que, a su juicio, es España.

Entre otras cosas, ha propuesto atraer a España a "millones de 'jóvenes' jubilados europeos", "apostar por Iberoamérica sin reticencias", sin "el pretexto de que los populismos hacen estragos hoy en aquellas democracias", e impulsar un "acercamiento a Portugal" para lograr una "integración peninsular", no política ni institucional pero sí económica y social.

Ha planteado "reflexionar" sobre la energía nuclear y sobre la explotación del petróleo de los fondos marinos entre Canarias y Marruecos, ha abogado por un "plan extraordinario de infraestructuras" para ayudar al sector de la construcción y ha defendido la necesidad de un "plan hidrológico".

También ha hecho una "defensa cerrada de la Corona, cuya erosión -ha añadido- sólo interesa a aquellos que anhelan el menoscabo de un poder moderador y no pueden pasar, al margen de su signo ideológico, por compañeros de viaje del PP", y ha rechazado "cualquier intento de rediseñar el Estado por procedimientos subrepticios".

Eso, ha dicho Ruiz-Gallardón, "no excluye un respaldo sincero al Gobierno en el objetivo común de derrotar a lo terroristas".

Ruiz-Gallardón considera que todo eso puede llevarlo a la práctica el PP si se sitúa "en el centro del espectro ideológico", ese que el ex presidente del Gobierno José María Aznar, ha declarado, "supo ocupar en los dos únicas elecciones generales que hasta hoy ha ganado el PP".