Coslafornication

Los putos amos. Eso son Ginés Jiménez y Hank Moody, protagonistas absolutos de la actualidad televisiva de la jornada. El primero, más conocido como 'El sheriff de Coslada', brilló como nunca en el reportaje y el programa especial que le dedicaron en Telecinco. Al segundo, estrella de 'Californication', serie de culto y flamante estreno de Cuatro, se la mamó una mujer casada con Dios nada más arrancar el programa. Ambos reinaron en las pantallas en la medianoche de ayer, una hora mágica, perfecta para dar rienda suelta a sus habituales instintos: beberse unas copas, meterse unas rayas, echar unos polvos… Lo que viene siendo la forma de vida habitual de policías y escritores.

Los protagonistas de 'Californication'

Jiménez y Moody son, aunque no lo parezca, policía y escritor, respectivamente. Lo que pasa es que no ejercen. Por circunstancias que sería muy largo explicar, su trabajo "no les sale", y mientras esperan la llegada de la inspiración se entretienen practicando el sexo, la extorsión, la drogadicción y otras zarandajas. La única diferencia, una minucia, está en la raíz de los hechos: 'Californicatión' es una excelente ficción, Coslada una penosa realidad. Es decir, que Moody es un personaje inventado que interpreta un actor, David Duchovny, el inolvidable Mulder de 'Expediente X'. Y Jiménez, el sheriff, un lamentable estereotipo social, tan auténtico como los miembros de un piquete, el violador del Eixample o Esperanza Aguirre, por poner tres ejemplos bien diferentes.

Comencemos por la triste realidad. Telecinco vende la historia del ex jefe de la madera de Coslada como "un reportaje de investigación", lo cual es como para echarse a temblar. Sobre todo cuando lo presenta alguien capaz de firmar un programa hortera por la mañana y por la noche querer hacerse pasar por periodista. Eso fue lo que sucedió: que el reportaje inicial fue digno (recopilación de imágenes de archivo, muchas entrevistas, guión aceptable), pero la recta final moderada por Jordi González (la entrevista a una ex prostituta, la entrevista a un encapuchado distorsionado, el debate) resultó simplemente… sensacionalista.

"Todo lo real para mí no es más que una ficción", aseguró el escritor francés Alfred de Musset. Si toda la ficción fuese para el protagonista de 'Californication' nada más y nada menos que la realidad, el puñetero tendría sus partes en carne viva. Porque su único objetivo en la vida es la penetración, el coito, descargar. Es un adicto al sexo. No un delincuente depravado y cutre, como el de Coslada, sino un enfermo ingenioso, simpático, algo vanidoso, muy arrogante y en ocasiones hasta divertido. ¡Incluso tiene un blog!

Tres episodios seguidos de esta (breve) serie (poco más de 20 minutos cada capítulo) son una excelente introducción, nunca mejor dicho, para aquellos que quieran penetrar, vaya por Dios, en el mundo onírico de Duchovny. O Mulder. O Moody. O como ustedes quieran llamar al protagonista de este interminable coito televisivo.

Y cuando digo onírico sé lo que digo. La serie comienza con el protagonista apagando el cigarro en la pila bautismal de una iglesia (¡Cómo se van a poner nuestros viejos amigos del Observatorio Antidifamación Religiosa!) y confesando a una monja guapísima que aparece por allí que tiene serios problemas: está bloqueado, no puede escribir, quiere ayuda espiritual. No se pierdan la breve pero intensa conversación:
Monja: ¿Qué tal una mamada? Eso quizá le haría sentir mejor…
Moody: Una mamada… ¿suya?
Monja: Algo me dice que usted sólo no podría hacerlo.

Y la monja se arrodilla y le hace la mamada. Tranquilos, señores del Observatorio: sólo se trata de un sueño. En realidad quién se la está mamando es una de sus múltiples amantes, que le despierta de esta manera tan… cariñosa. ¡Adoro 'Californication'!

Un motivo para no ver la televisión

Them Dirty Blues.
Jass Records

Compré este doble cd recopilatorio en una pequeña tienda de discos de Chicago hace más de 15 años. No sé si será posible encontrarlo, o bajarlo, pero seguro que las canciones que lo forman están sonando en algún lugar calentando el ambiente. Son canciones guarras, viejos blues sucios que hablan de chicas que saben a miel, chicos superdotados, mamitas cariñosas y cigarrillos que ayudan a hacer amigos.

Música de la Norteamérica de los años 20, 30 y comienzos de los 40. Nada más y nada menos que ochenta canciones reunidas en lo que llaman una "copulation compilation". Imprescindible tanto por el sonido de algunos maestros (Memphis Minnie, Bessie Jackson, Lonnie Johnson o Blind Boy Fuller, como por disfrutar de la alta carga erótica de los viejos blues.

Lonnie Johnson : 'It's too late to cry baby'

Memphis Minnie: Down In The Alley

Blind Boy Fuller: Baby You Gota Change Mind