La descontrolada moda de la cría de aves en cautividad

La clase política le ha cogido el gusto a fotografiarse liberando un ave en algún espacio natural. Se supone que ésta es una imagen positiva para el medio ambiente. Sin embargo, la realidad parece bien distinta.

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J.M. SIMÓN

Águila imperial.

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha analizado la situación de la cría en cautividad y reintroducción de aves en España y sus conclusiones resultan demoledoras: de los más de cien proyectos en los que se gastan "decenas de millones de euros" apenas se salvan media docena.

"Hay un descontrol absoluto", denuncia Alejandro Sánchez, director de SEO/BirdLife, que muestra su preocupación por "la moda de proyectos de cría en cautividad de especies más o menos amenazadas". La lista de aves es extensa: águila imperial, águila pescadora, alimoche, buitre leonado, calamón, cernícalo primilla, cigüeña blanca, focha moruna, garcilla bueyera, perdiz roja, quebrantahuesos... ¿Siguen todos estos programas de cría en cautividad unos verdaderos criterios científicos? Los ornitólogos han elaborado un documento con las condiciones que considera deberían darse para que fuera así (en base a las directrices técnicas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y su conclusión es categórica: "ninguno de estos proyectos cumple al cien por cien", asegura Sánchez.

Ya desde el principio no parece muy justificada la elección de algunas especies, como la cigüeña blanca o el buitre leonado, cuya conservación no está hoy en peligro. Pero para los ornitólogos a veces resulta igual de innecesario la captura y manejo de otras aves amenazadas para intentar reproducirlas fuera de su hábitat natural. "Lo que nos preocupa es el cambio de percepción del público en sentido que la tecnología de la cría en cautividad es capaz de solucionarlo todo: no importa hacer cualquier tipo de barrabasada en el medio natural que siempre se pueden soltar pájaros", incide el director de la organización. ¿Un ejemplo? "Nos vamos a gastar millones de euros en águila imperial en Madrid a cuenta de una carretera funesta [como medida compensatoria de la ampliación de la carretera M-501] y la propia consejera reconoce que no cabe ni un águila imperial más en Madrid", critica. "Hablando de proyectos malos, están todos los de Madrid".

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CARLOS SÁNCHEZ

Un urogallo común.

Una de las mayores pegas detectadas por los ornitólogos es la falta de información y transparencia de muchos de estos proyectos financiados con fondos públicos. A diferencia del programa de conservación ex-situ del lince ibérico, que cuenta con un equipo científico detrás y que informa de lo que se hace con cada uno de los ejemplares existentes en los centros de cría, se sabe bien poco de dónde salen las aves o de lo que se hace con ellas. "El proyecto de cría en cautividad del águila imperial en Andalucía es un desastre de principio a fin", comenta Sánchez, que asegura que cuando se pregunta a sus responsables de dónde han sacado los pollos la respuesta es: "De aquí y allá".

Todo esto resulta todavía más llamativo por lo complicado que resulta conseguir criar algunas especies en cautividad (todavía no se ha conseguido en el caso del águila imperial) o por el escaso éxito que suele tener luego la reintroducción de ejemplares. "Es muy difícil reintroducir una especie en su hábitat natural, es mucho más probable tener éxito combatiendo las causas responsables del declive de la población", destaca el investigador del CSIC Mario Díaz, miembro del Comité Científico de SEO/BirdLife. Es más, según los ornitólogos se conocen casos de la transmisión de enfermedades por estas reintroducciones, es el caso de la viruela aviar con el águila imperial. "Ha habido centros con cernícalos enfermos que luego han sido soltados", destaca Sánchez.

De los cerca de 119 proyectos contabilizados, los ornitólogos apenas salvan media docena, que tampoco cumplen todos los requisitos al cien por cien. Entre ellos, están los programas de cría de quebrantahuesos en Cazorla (Andalucía), el del calamón y la focha moruna en la Comunidad Valenciana, el del urogallo en Asturias o la traslocación de pollos de águila imperial en Doñana.