Toda una política para controlar la inmigración, pendiente de un hilo

El golpe de estado de Mauritania ha desatado la incertidumbre en el país. El 'Consejo de Estado' presidido por el general Mohamed Uld Abdelaziz, que se ha alzado contra el primer gobierno elegido democráticamente desde la independencia de Francia en 1960, piensa erigirse como presidencia de la República. Dicen que será por poco tiempo y que pronto habrá elecciones. Mientras unos lo celebran, otros, simplemente, no se lo creen. Así, la incertidumbre ha traspasado fronteras y ha llegado hasta Europa. Mauritania no es un país cualquiera. Lo que allí ocurra puede repercutir en el Viejo Continente. Está a tiro de piedra de las Islas Canarias y por eso, España mira con más detenimiento que nadie lo que está ocurriendo en el país africano. ¿El motivo? Los acuerdos bilaterales en materia de inmigración, que tanto han quitado el sueño a los políticos españoles.

Reuters (OTR/PRESS)

Las incógnitas se multiplican en medio de la incertidumbre.

Durante casi cinco años, el Ejecutivo español ha ido tejiendo una compleja maraña para controlar los flujos migratorios que salen del continente africano hacia Europa. Este entramado de acciones y ayudas se articulan en torno a un proyecto que se ha denominado 'Plan África', que comenzó a andar en el año 2006, y al que se le han ido introduciendo cambios y colaboradores sobre la marcha. Consiste en lo siguiente: España y Europa conceden ayudas al desarrollo al país y, a cambio, sus autoridades cooperan para frenar la presión migratoria sobre una Europa cada vez más preocupada y, por qué no decirlo, cada vez más cerrada al fenómeno de la inmigración.

Para entender los orígenes del 'Plan África', hay que remontarse al año 2005, cuando cientos de personas trataron de cruzar las vallas que separan Ceuta y Melilla de Marruecos, algunas con trágico final. Estos hechos, unidos a la llegada de otra cantidad importante de personas a Canarias, pusieron en marcha al Gobierno, que se apresuró a aprobar en un gabinete de crisis un plan que, durante todo este tiempo, ha contado con Mauritania como principal aliado. Tanto es así que en marzo de 2006, los gobiernos de España y Mauritania dan luz verde una comisión mixta para abordar el problema de la inmigración irregular

Con la UE de fondo

España no se enfrenta sola a este 'problema'. La Unión Europea, a través del Frontex, pone en marcha el 'Atlantis' y 'SeaHorse', unas operaciones eminentemente marítimas lideradas por la Guardia Civil, en las que además, intervienen efectivos mauritanos.

Según las autoridades españolas, el gobierno de Mauritania se mostró, en todo momento "muy receptivo" a todos estos planes que iban poniéndose en marcha, "en cuanto a la necesidad de combatir la inmigración clandestina". ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Se mostrará la nueva Junta igual de receptiva a las propuestas europeas?

Ante el nuevo panorama político, todos estos acuerdos y operaciones podrían pender de un hilo. Según el ministerio del Interior, estas acciones han permitido un descenso de la llegada de indocumentados del África Subsahariana casi un 54% de 2006 a 2007 y, hace tan sólo un mes, el Frontex preveía que la tendencia a la baja se iba a mantener.

La aparente estabilidad del país hacía creer en la continuidad de los proyectos hasta tal punto que, el mes pasado, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, aseguró, junto a su homólogo en el gobierno recién derrocado, que España iba a incrementar la colaboración con Mauritania para frenar la salida de cayucos hacia Canarias. En esa misma visita, a Moratinos le tocó lavar la imagen de algunos de los puntos más oscuros de la cooperación hispano-mauritana contra la inmigración irregular como, centro de internamiento de extranjeros que el Gobierno español ha construido en Mauritania. Conocido coloquialmente como 'Guantanamito', ha sido denunciado por algunas organizaciones como Amistía Internacional, que asegura que, en él, se vulneran sistemáticamente los derechos de los indocumentados expulsados de territorio europeo.

¿Qué pasará con las ayudas?

Pero Europa no es la única que tiene que perder en este asunto. La comunidad internacional ha condenado en golpe y las amenazas no han tardado en llegar. Mauritania podría perder las ayudas al desarrollo que, por otro lado, siguen estando íntimamente unidas a los acuerdos de inmigración. De hecho, sólo el año pasado, España concedió una subvención extraordinaria a la República Islámica para la mejora del control de sus fronteras y lucha contra la emigración ilegal.

Pero hay otras ayudas que duele más perderlas. Por ejemplo, en junio de este año, España donó a Mauritania medio millón de euros a través del Programa Mundial de Alimentos, una ayuda que iba a comenzar a entregarse este mismo verano.

La Unión Europea lo ha advertido. Dependiendo de lo que ocurra en el país, la Comisión podría suspender la ayuda financiera al país africano. "Esta situación pone en peligro nuestra política de cooperación con Mauritania en el marco del cual acabamos de finalizar con el gobierno mauritano un programa de apoyo de 156 millones de euros para el período 2008-2013 en complemento de la asistencia actual", ha advertido comisario europeo de desarrollo, Louis Michel.

Las amenazas de Estados Unidos también se han hecho oír. España, por su parte, va a dejar las cosas como están. Las autoridades condenan el golpe, pero no retirarán las ayudas por el momento. La veintena de guardias civiles que se encuentran en el país, en turnos de seis meses, se mantienen y, según ha confirmado la Embajada de España en Nuakchott, la colonia española se encuentra «en una situación de tranquilidad».

Los precedentes muestran que hechos como los que acaban de ocurrir en Mauritania, no son óbice para que las buenas relaciones entre países sigan adelante. Sirva como ejemplo el golpe de Estado que tuvo lugar en el país africano en 2005, que no modificó la declaración política firmada con España en el año 2003, en la que se manifestaba la voluntad de ambos países de impulsar sus relaciones bilaterales y de cooperación, entre otras materias, en el ámbito migratorio y de circulación de personas, y que dio lugar a los acuerdos posteriores.