El agua tiene mala prensa

De campañas sobre el uso responsable del agua tenemos los oídos llenos, a resultas del bienintencionado bombardeo mediático, o eso da la impresión. Mas la realidad es otra, al menos en la televisión. Un estudio de telediarios presentado en la Tribuna del Agua de la Expo Zaragoza arroja que las noticias sobre recursos hídricos apenas suponen el 3,7 por ciento del total; y la mitad pinta al agua como agente de calamidades.

EFE

Calle inundada en la localidad de Court Saint Etienne, Bélgica.

Así lo indica el análisis de los informativos de TVE1, A3, Telecinco y Cuatro que, a petición de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) y la Fundación del Banco Santander, realizamos con colegas y estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Sobre más de 4.000 noticias emitidas de noviembre de 2007 y febrero de 2008, 150 (3,7 por ciento) tenían por protagonista al agua en distintas formas.

En concreto, el 32 por ciento de ellas se refería a lluvias; el 28,6 por ciento, al estado de los océanos; el 20 por ciento, a las inundaciones; el 11,3 por ciento a la sequía; y el ocho por ciento a la gestión de los recursos hídricos (medidas de ahorro, innovaciones tecnológicas, desalinización, riego, campañas de concienciación, etcétera).

Sumando las noticias referidas a lluvias e inundaciones, nos sale que el 52 por ciento mostraba al agua como un agente catastrófico (a excepción de un par de noticias, en ningún caso se hablaba de las precipitaciones como de un fenómeno provechoso). Resulta curioso que la sequía ocupase una distante cuarta posición en el ranking, sobre todo cuando de Barcelona ya estaban llegando noticias preocupantes; y penoso que la gestión de los recursos hídricos, el tema más importante, figure a la cola. Cierto, se trata de dos meses periodísticamente planos, sin trasvases ni acontecimientos polémicos susceptibles de captar la atención de las cámaras; pero nos dan una idea de cómo se cubren esos temas en circunstancias normales.

Llama la atención la importancia concedida a la salud de los océanos, con abundantes informaciones sobre contaminación del medio marino e impacto del cambio climático. Se nota aquí la sensibilización generada a raíz de los vertidos de hidrocarburos. Paradójicamente, el agua salada preocupa más que el estado del agua dulce.

Conclusiones a bote pronto: en los telediarios, el agua se encuadra en los sucesos. Como en las viejas pinturas de naufragios, a la tele le fascina la furia de los elementos, el poder destructivo de la Naturaleza, las imágenes sobrecogedoras, cargadas de drama y morbo, que trasmiten un sentimiento de fatalidad contra la cual no se puede luchar.

De paseo por la Expo, leí en un texto que, en las culturas antiguas, el agua poseía una naturaleza dual: potencia devastadora por un lado; del otro, ente sagrado, purificador, dador de vida. En los tiempos modernos hemos olvidado esta cara positiva y nos hemos quedado con su faceta nefasta. No podía resumirse mejor el panorama expuesto en los telediarios.

En la cultura occidental, un cambio de paradigma crucial lo marca el paso de la idea de Naturaleza (entorno inmutable, externo al ser humano, abrumador) al concepto de Medio Ambiente (entorno cambiante, con implicación del ser humano, vulnerable). La pantalla chica encuadra a los océanos en el paradigma medioambiental, mientras el agua pluvial y la fluvial permanecen ancladas en el de la Naturaleza indómita.

Si, como asegura el estudio 'Informe sobre los Españoles y el medio ambiente', el 62 por ciento de los españoles se informa sobre el medio ambiente preferentemente a través de la televisión, lo que digan los informativos no puede sernos indiferente. Por lo pronto, urge sacar al agua de los sucesos y darle un tratamiento afín a su condición de recurso público esencial, amenazado por la contaminación ambiental y la rapacidad humana.