La ONU conmemora el quinto aniversario del atentado en Bagdad bajo la mira del terrorismo

Naciones Unidas.-  La ONU recordó hoy en una ceremonia solemne a los 22 fallecidos hace cinco años en el ataque contra su sede en Bagdad, considerado el peor atentado sufrido por la Organización y la confirmación de que la bandera azul se ha convertido en blanco específico del terrorismo.

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(EFE)

El acto encabezado por Ban Ki-moon se celebró en el vestíbulo de la Asamblea General en el que se exhibe la bandera desgarrada que se recuperó de entre las ruinas del Hotel Canal, el edificio que albergaba la sede de Naciones Unidas .

El acto encabezado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se celebró en el vestíbulo de la Asamblea General en el que se exhibe la bandera desgarrada que se recuperó de entre las ruinas del Hotel Canal, el edificio que albergaba la sede de Naciones Unidas en la capital iraquí el 19 de agosto de 2003.

Entre los fallecidos ese día se encontraba el enviado especial de la ONU para Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello, quien sobrevivió a la explosión inicial, pero falleció tres horas después atrapado en las ruinas de su despacho.

"Fueron héroes que afrontaron el peligro para ayudar a los más necesitados y realizaron su trabajo en el más noble de los sentidos. Lloramos sus trágicas muertes, pero nos reconforta su valor y el que su legado perdure", señaló Ban durante la ceremonia.

Al acto asistieron cientos de empleados de la Organización, familiares de víctimas del atentado y diplomáticos, entre ellos el embajador de Irak ante la ONU, Hamid Al Bayati.

El cuarteto de cuerda Daedalus estrenó una pieza del músico estadounidense Steve Heitzeg titulada "Una canción sin fronteras" compuesta especialmente para la ocasión.

La obra, de tres movimientos y quince minutos de duración, rinde homenaje a la declaración de los derechos humanos y al creciente número de fallecidos al servicio de los ideales de Naciones Unidas.

La Organización ha visto cómo desde el atentado en Bagdad se han incrementado los ataques contra sus agencias y programas en los puntos más conflictivos del planeta.

Las agresiones contra la ONU se cobraron en 2007 la vida de 42 de sus empleados civiles, entre ellos los 17 fallecidos en el atentado del pasado diciembre contra su sede en Argel que hizo revivir el drama de hace cinco años en Bagdad.

"Cada día estamos pensando en cómo podemos asegurarnos de que nuestro personal trabaja en las mejores condiciones posibles", aseguró Ban.

Al mismo tiempo, advirtió que la seguridad va más allá de los "cristales blindados" y que la Organización debe seguir explicando "por qué la ONU importa y el papel imparcial y objetivo que desempeña en todos los lugares donde opera".

Ban recordó la conclusión de la comisión interna que investigó el atentado de Argel, de que la seguridad total no es alcanzable, pero se deben tomar medidas constantemente para tratar de lograrlo.

El informe de la comisión, encabezada por el veterano diplomático argelino Lakhdar Brahimi, llevó el pasado junio a la dimisión del máximo responsable de seguridad de la ONU, David Veness.

El documento de 103 páginas también recalcó que "la ONU es blanco de terroristas por lo que es y lo que representa" para grupos extremistas que la identifican como un instrumento occidental.

Durante su intervención en el homenaje, el presidente del sindicato de empleados de la ONU, Stephen Kisambira, instó a sus dirigentes a no "abdicar" de sus responsabilidades ante países anfitriones de misiones de Naciones Unidas que no pueden proteger a los empleados de la ONU.

"El mundo se ha convertido en un lugar mucho más peligroso en el que la neutralidad de Naciones Unidas cada vez se respeta menos", indicó.

La periodista Samantha Power, autora de una reciente biografía de Vieira de Mello, asegura hoy en una columna en el diario The New York Times que el atentado en Bagdad es considerado por muchos dentro de la ONU como el particular 11 de septiembre de la Organización.

"El atentado en Bagdad demostró que Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias pasaron de una situación en los (años) noventa en la que sus banderas tal vez no les garantizaban protección, a otra en que se han convertido en objetivos directos de Al Qaeda y otros extremistas", observa.

Agrega que los 192 miembros de la Organización deben asegurarse de que las misiones de la ONU cuentan con sistemas de seguridad adecuados y estar dispuestos a retirarlas de los países que no ofrezcan una suficiente colaboración en esta materia.