El inventario de la Vida sigue creciendo

Por una vez no vamos a volver a contar cómo la actividad humana se está cargando los corales; en esta oportunidad relataremos una historia diferente, mucho más estimulante: la de cómo se ha multiplicado el número de moradores de esos lujuriosos hábitats, al menos respecto de las cifras manejadas por los especialistas. Gracias a las exploraciones de un equipo de biólogos marinos, el inventario conocido de la Vida se ha visto enriquecido con varios centenares de especies animales hasta ahora desconocidas.

Census of Marina Life

En la imagen aparecen dos erizos de mar. Pincha sobre la fotografía para conocer la vida submarina de los arrecifes australianos

Las inmersiones en las formaciones coralinas de las islas Lizard y Heron arrojaron 150 especies nuevas de corales blandos, también llamados octocorales por sus ocho tentáculos, un grupo de invertebrados que llega a tapizar la cuarta parte del lecho oceánico; varias decenas de minúsculos crustáceos ignorados por la literatura científica; unos cuantos isópodos denominados "buitres del mar", por su costumbre de alimentarse con peces muertos; y un buen número de gusanos marinos emparentados con las lombrices y las sanguijuelas, todos ellos descritos por primera vez. Son datos preliminares del primer inventario sistemático de la Gran Barrera de Arrecifes situada en las costas australianas, en el marco del Censo Global de la Vida Marina.

Para atrapar a tantos bichos, los investigadores embolsaron y arrancaron pequeñas cabezas de coral, esqueletos coralinos que sirven de hogar a decenas de crustáceos, moluscos y equinodermos. Esas "cabezas" pobladas de huéspedes se han convertido en un valioso indicador del estado de la biodiversidad en los arrecifes coralinos.

La noticia nos llega en pleno 'Año Internacional de los Arrecifes', una campaña concebida con la intención de llamar la atención de la opinión pública mundial sobre unos ecosistemas amenazados por la contaminación, la acidificación, la sobrepesca, la proliferación de estrellas de mar y el calentamiento global. Tan crítica situación hace necesaria la realización de esta clase de inventarios, argumenta uno de los responsables del estudio: "La gente solo se hará una idea cabal del impacto de esas amenazas si establecemos un punto de referencia en materia de biodiversidad, actualizable por sucesivos censos, lo cual además nos proporcionará pistas sobre cómo atajar los peligros", apunta Ian Poiner, director del 'Australian Institute of Marine Science'.

Los científicos se muestran seguros de haber entrevisto apenas la punta del iceberg. "Comparado con lo que ignoramos, nuestro conocimiento de la vida marina equivale, como dice el proverbio, a una gota en el océano. Inventariar la vasta diversidad y abundancia de la vida en los dominios oceánicos plantea un reto tanto a la ciencia como a la imaginación", comenta Julian Caley, el otro co-director de la investigación.

Habrá más expediciones y, presumiblemente, más descubrimientos. Con la mira puesta en las futuras exploraciones, los buzos del equipo australiano dejaron en los fondos marinos contiguos a las islas Lizard y Heron una serie de estructuras de plástico con varios niveles, semejantes a casas de muñecas vacías (Estructuras Autónomas para el Monitoreo de Arrecifes).

Dentro de tres años, dichas armazones serán retiradas y junto con ellas las criaturas marinas que las hayan colonizado. De ese modo, el acervo de las especies vivientes conocidas seguirá creciendo, aunque quizá no tanto como para compensar la cantidad de formas de vida que el ser humano continuará aniquilando.